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El banquero Mario Conde, el empresario Javier de la Rosa, los llamados Albertos —Cortina y Alcocer—, el príncipe georgiano Zourab Tchokotoua, Manuel Prado y Colón de Carvajal, considerado su conseguidor... Son algunos de los hombres que durante los “raros” años noventa formaron parte del círculo de amistades de Juan Carlos I. Lo llevaban de caza, navegaban juntos o le hacían regalos, incluido un Porsche que el monarca estrelló en dos ocasiones, según uno de los empresarios que puso dinero para comprarlo.
Lejos de los escándalos que ahora ensombrecen su figura, era la época en la que el emérito se labró la fama de campechano. Ellos eran empresarios de éxito para los que estar cerca del rey era la mejor carta de presentación. La historia de esta relación es el hilo argumental del último capítulo de XRey, el podcast de Spotify que bajo la dirección de Álvaro de Cózar y la producción de Toni Garrido trata de resolver incógnitas que todavía están en penumbra sobre el reinado de Juan Carlos I.
A través de más de cuarenta testimonios directos —entre ellos, los del exjefe de la Casa del Rey Rafael Spottorno, los historiadores Paul Preston, Laurance Debray y Charles Powell o políticos como Alfredo Pérez Rubalcaba— esta investigación sonora aporta luz sobre algunos de los pasajes de la historia del monarca. Incluye documentos sonoros históricos y hace pública por primera vez información inédita sobre la relación de Juan Carlos I con la administración de Richard Nixon.
La serie de podcast se estrenó el pasado 19 de mayo, precisamente en un momento de crisis de imagen de la monarquía por la publicación de informaciones que vinculan directamente al actual rey, Felipe VI, con sociedades opacas en el extranjero y de las sospechas cada vez más fundadas de que su predecesor se benefició de comisiones millonarias de Arabia Saudí, tal y como investiga la Fiscalía del Tribunal Supremo.
Especial relevancia adquiere en este último capítulo el expresidente de Banesto Mario Conde, a quien Juan Carlos I conoció en la Clínica Universitaria de Navarra, donde su padre, Juan de Borbón, acabó muriendo a causa de un cáncer en abril de 1993. Conde tenía una muy buena amistad con el hijo del rey Alfonso XIII y por eso había acudido a visitarle a ese centro médico ubicado en Pamplona.
A Conde se atribuye la conspiración para retirar de su puesto a Sabino Fernández Campo, jefe de la Casa del Rey entre 1990 y 1993. Le consideraba un impedimento en sus planes para acercarse al monarca y convertirse en salvador de un país en crisis económica y cuyo Gobierno estaba cada vez más acorralado por la corrupción. Pero el consejero no se fiaba de Conde ni del resto de 'amistades peligrosas' de Juan Carlos I.
La realidad es que, con el tiempo, todos acabaron envueltos en turbios escándalos y varios pisaron la cárcel. La prisión de Alcalá Meco fue el destino de Mario Conde, que fue condenado a veinte años por apropiación indebida, estafa y falsedad por su gestión cuando era máximo responsable de Banesto. El conflicto estalló en diciembre de 1993, cuando el Banco de España anunció la intervención al encontrar un agujero en las cuentas de 450.000 millones de pesetas (2.700 millones de euros). Apenas medio año antes, en junio, el rey había presidido el acto de entrega del doctorado honoris causa de Conde por la Universidad Complutense.
El banquero contó años después al periodista Carlos Dávila, según recoge el podcast, que la mañana de la intervención de Banesto el rey le llamó por teléfono ofreciéndose a mediar con el entonces presidente del Gobierno, Felipe González, pero que él se negó por “lealtad” a Juan Carlos I y a su padre. “Señor, aléjese de esto. Esto huele muy mal”, asegura el banquero que le dijo al emérito en presencia de testigos.
Las leyendas de los “raros” años noventa también dan cuenta de la relación extramatrimonial que Juan Carlos I mantuvo con la vedette Bárbara Rey, a la que conoció en los años de la Transición. Y, sobre todo, de los intentos de la seguridad del Estado por ocultar ese affaire, del que existió constancia documental a través de vídeos, fotos y cintas grabadas que ella se encargó de registrar.
Fueron años de “intrigas, rumores y guerras mediáticas”, narra el periodista Álvaro de Cózar en el capítulo. Años en los que el nombre del rey estuvo en el centro de algunos turbios asuntos, pero que no lo hicieron caer. Juan Carlos I sobrevivió una vez más.
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