Una semana después del hallazgo de una granada de entrenamiento en el centro de menores de Hortaleza (Madrid) no hay pistas sobre la autoría de los hechos. Los agentes de la Brigada Provincial de Información han analizado las cámaras de seguridad de varios establecimientos cercanos al edificio y no han obtenido pista alguna fiable sobre el autor del lanzamiento del artefacto al patio del centro, han informado a eldiario.es fuentes de la investigación.
El centro de menores no dispone de sistema de vigilancia al exterior, por lo que los investigadores han abierto otras líneas. Entre tanto, aguardan el informe de sus compañeros de la Policía Científica acerca del origen y composición del artefacto, añaden las mismas fuentes. Por ahora ha trascendido que se trata de una granada de entrenamiento de origen ruso que ya no se fabrica.
La conclusión preliminar es que el lanzamiento del artefacto fue una amenaza, toda vez que no era posible que explosionara. Como útil de entrenamiento, no utilizado por las Fuerzas Armadas españolas, disponía de una pequeña carga que no podía detonar porque la granada carecía de espoleta. En esta línea, la bolsa de metralla encontrada junto a la granada también tendría un carácter amedrentador. Sin explosión de la granada, los clavos y tornillos no podían actuar como metralla.
El hallazgo, pasadas las ocho de la mañana, apunta a que ninguno de los menores habría dejado el artefacto en el patio, donde fue encontrado. Los internos son despertados por los trabajadores del centro a las nueve de la mañana. El lanzamiento desde el exterior es la principal hipótesis, toda vez que la valla y el muro que rodean el centro permiten hacerlo con facilidad, sin necesidad de que el autor saltara y se colara en el interior.
La autoría del ataque, por tanto, sigue siendo una incógnita. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, achacó ese mismo día la acción a los discursos de “odio e intolerancia” y cargó contra quienes “lanzan manifestaciones verbales creyendo que son inanes y no tienen efectos”, cuando en realidad son llamadas a la “xenofobia y la discriminación”.
El partido de ultraderecha Vox había situado a los menores no acompañados, una parte del colectivo al que se dedica al centro de Hortaleza -que también acoge a menores nacionales- , en el centro de sus ataques por el supuesto carácter violento y delincuente de sus moradores.
El mismo centro de Hortaleza llegó a ser mencionado por Santiago Abascal, vecino de un barrio donde conviven rentas de todo tipo, en el debate televisivo previo a las últimas elecciones generales. Según Abascal, los vecinos del barrio le alertan de la peligrosidad de los menores cuando se lo encuentran por la calle. Vox, a través del diputado Ignacio Gil-Lázaro, reaccionó asegurando que el partido nunca ha defendido la violencia.