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Antonio Maíllo se presentará a liderar Izquierda Unida tras el fracaso de las negociaciones con el sector de Sira Rego

Antonio Maíllo y el coordinador de IU en Andalucía, Toni Valero.

Alberto Ortiz

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El excoordinador de Izquierda Unida en Andalucía, Antonio Maíllo, ha confirmado este miércoles que aspirará a liderar la organización. El dirigente se presentará como candidato a la coordinación federal en la asamblea del próximo mayo tras dar por muertas las negociaciones para una lista de unidad negociada con la ministra de Infancia y Juventud, Sira Rego, que ya anunció hace meses que aspiraba a ser la sucesora de Alberto Garzón.

En una entrevista en la Cadena Ser Andalucía, Maíllo ha dicho que tras constatar la falta de un acuerdo político, “al calor de la renuncia” a ese acuerdo, “tiene que haber un debate de clarificación” en el congreso de mayo. “Y en ese debate de clarificación yo quiero encabezar una de las candidaturas”, ha dicho el excoordinador andaluz, que se enfrentará a Rego y al tercer precandidato José Antonio García Rubio en esa cita que definirá el nuevo liderazgo de la organización en un momento clave en el que debate su futuro y la relación con Sumar.

Aunque el plazo para presentar las candidaturas concluía el próximo 29 de abril y aún quedaban días para agotar las negociaciones para una candidatura de unidad, el anuncio de Maíllo constata la falta de acuerdo y abre un escenario de división en el seno de la organización que se resolverá con el voto de la militancia. Aunque de momento hay tres precandidaturas claras, es posible que en los próximos días pueda aparecer alguna otra lista.

“Yo hoy voy a ser candidato. ¿Y cuál sería la excepción a esa regla? Que hubiera de pronto de aquí a la celebración a mediados de mayo de una asamblea, un acuerdo final de consenso, una síntesis que ahora mismo no se da”, ha dicho Maíllo en la entrevista, que defiende que ese acuerdo ha sido imposible a pesar de sus “esfuerzos”.

La decisión de Maíllo llega después de meses convulsos dentro de la organización que se remontan a la decisión de Alberto Garzón de abandonar la política. Con su salida, la dirección pactó tratar de alcanzar una candidatura de consenso para evitar la división de Izquierda Unida en un año clave en el que debate qué tipo de relación quiere tejer en el futuro con Sumar. Sira Rego anunció a mediados de febrero que se presentaría como candidata, un movimiento esperado pero que enfadó al sector vinculado con la federación andaluza, la mayoritaria, y el Partido Comunista de España (PCE).

Fue entonces cuando ese sector impulsó la candidatura de Maíllo. Las negociaciones dentro de la comisión preparatoria de la asamblea, que pilota el partido hasta ese congreso, se sucedían sin éxito hasta la semana pasada. Este mismo miércoles hubo una última reunión entre ambos sectores para tratar de armar una candidatura de unidad, que salvo una renuncia de última hora por parte de alguna de las partes no fructificará.

Maíllo ha criticado a Rego por plantear este debate como una cuestión “personal” y no estar dispuesta a “renunciar” a liderar esa lista. “Yo no tengo ningún problema en renunciar, pero la compañera Sira hasta ahora no ha dicho eso: ella siempre ha dicho [...] que el acuerdo debería el acuerdo debía ser sobre ella como coordinadora y sobre eso construimos una candidatura”, ha explicado en la entrevista. Una postura, la de la renuncia, que en el entorno de la ministra consideraban un “veto” de facto.

El excoordinador andaluz ha defendido que su candidatura no es un “proyecto personal” ya que su ambición nunca fue ser el líder de Izquierda Unida a nivel estatal. “Se trata de un elemento racional que es contribuir a otra forma de hacer política, porque la corte madrileña está muy hiperventilada”, ha criticado. “Frente a esa hiperventilación de Madrid reivindico el espacio de parecernos más a lo que es la sociedad, la sociedad española, la sociedad andaluza, sobre todo la sociedad andaluza, es una sociedad tolerante, respetuosa”, ha dicho.

El debate interno de Izquierda Unida está ligado al de la relación que la organización quiere tener con Sumar después de los últimos choques por la negociación de las listas de las europeas. El equipo de Yolanda Díaz dio el número cuatro a la organización, por detrás de los comuns y Compromís, y generó un enfado generalizado en las bases y en los dirigentes.

IU se dio de hecho hasta finales de abril para abrir un debate en las federaciones sobre si aceptar o no el puesto que les ofrecía Sumar. Y ese debate ocasionó una división dentro de la propia organización. Federaciones como Madrid o Valencia reclamaron rechazar ese puesto y concurrir en solitario mientras que Andalucía reclamó apostar por la unidad y aceptarlo.

Maíllo, en la entrevista de este miércoles, ha reclamado “sensatez” y “concentrar todos los esfuerzos” en sacar el mejor resultado. “¿A alguien se le ocurre, en un debate previo a unas elecciones catalanas o europeas, dedicarnos a hablar de lo nuestro?”, ha dicho el excoordinador andaluz, que ha criticado las formas en la que se ha construido Sumar pero que ha reclamado al mismo tiempo mantener la “unidad”. “La unidad no garantiza el éxito, la unidad garantiza el fracaso”, ha dicho.

En el debate de la Coordinadora Federal que aprobó el pasado lunes aceptar el puesto de Sumar a las elecciones europeas, se impuso también un punto, apoyado por Rego, para suspender temporalmente las relaciones con la plataforma de Yolanda Díaz hasta que pase el debate de la asamblea federal. Será entonces, con la nueva dirección electa, cuando IU decida de manera definitiva cuál quiere ser su relación con Sumar: si formar parte de sus órganos de dirección, si apostar por una relación bilateral o si romper todos los lazos como piden los sectores más críticos.

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