El PSOE ha lanzado un argumentario interno –hecho público por varias militantes a través de la redes sociales– “contra las teorías que niegan la realidad de las mujeres” y que critica el derecho “a la autodeterminación sexual”. Aunque de momento se trata de un argumentario y no de una resolución del partido, el documento anticipa un conflicto con su socio de Gobierno, Unidas Podemos. La agenda del Ministerio de Igualdad incluye tanto la aprobación de la Ley LGTBI como de la Ley Trans, y en ambos proyectos, registrados por Unidas Podemos en el Congreso, se reconoce el derecho a la autodeterminación de género, es decir, que las personas trans puedan modificar su nombre y sexo en sus documentos oficiales sin atravesar requisitos médicos.
La autodeterminación del género y la ley trans son uno de los temas que más han encendido los ánimos dentro del feminismo en los últimos meses. Tanto la ley LGTBI como la Ley Trans han desatado discrepancias, especialmente en lo que se refiere a los derechos de las personas trans. El acuerdo de Gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos incluía una Ley de Igualdad de Trato y también una Ley Trans. El Ministerio de Igualdad se comprometió a poner en marcha ambas legislaciones. En los proyectos que Unidas Podemos presentó en el Congreso en la legislatura anterior incorporaban la llamada autodeterminación de género. Esta medida implica que las personas trans puedan modificar su nombre y sexo en sus documentos oficiales sin atravesar requisitos médicos –un informe psiquiátrico y dos años de hormonación–, como ocurre actualmente.
En el argumentario, el PSOE subraya su “compromiso con las personas transexuales” y la consecución de sus derechos, pero cuestiona que el hecho de sentirse hombre o mujer tenga que implicar un reconocimiento de esa identidad con efectos jurídicos. “Estamos en contra de los posicionamientos que defienden que los sentimientos, expresiones y manifestaciones de la voluntad de la persona tienen automáticamente efectos jurídicos plenos. El denominado derecho a la libre determinación de la identidad sexual” o “derecho a la autodeterminación sexual” carece de racionalidad jurídica“.
Para que la identidad cuente con efectos jurídicos plenos, el PSOE defiende en su argumentario que se dé una “situación estable de transexualidad debidamente acreditada”. Es el concepto que introdujo una sentencia de Tribunal Constitucional de 2019 en la que, sin embargo, avaló que las personas trans cambien su sexo en el DNI sin necesidad de hormonarse o de someterse a cirugía.
La autodeterminación de género de las personas trans ha sido exigida por varios organismos internacionales, entre ellos Amnistía Internacional o la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, y estuvo a punto de ser aprobada en el Congreso la pasada legislatura. La teoría queer es especialmente compleja y cuestiona el género, pero también la construcción del sexo como un sistema binario y natural que solo tenga categorías estancas.
El argumentario socialista señala que el concepto 'género', asociado a la construcción social que se hace sobre el sexo, “está siendo utilizado por determinados movimientos para sustituir el propio concepto de sexo”. El documento defiende la expresión 'identidad sexual' como un término consolidado y llama a no confundirla con la 'identidad de género'. “Aunque los conceptos de identidad sexual o identidad de género no son estrictamente iguales, se ha venido usando de manera indiferenciada en textos legales y demás documentos a nivel nacional e internacional. Si bien, en los últimos tiempos se está generado una utilización interesada (por parte del activismo queer), que está ganando terreno en espacios académicos y ciertos movimientos sociales, en torno a la utilización de ambos términos y con la incorporación de nuevos conceptos ambiguos. Las consecuencias de manipular confusamente dichos términos están poniendo en riesgo el propio concepto jurídico y sujeto político 'mujer'”, aseguran.
La asociación de los derechos de las personas trans con la defensa de la teoría queer es una ecuación que no se asume mayoritariamente: dentro del feminismo son muchas las posiciones, desde quienes defienden los derechos trans pero reniegan de la teoría queer, a quienes reconocen las aportaciones de esta escuela de pensamiento o quienes ponen lo 'queer' y la autodeterminación de género en el centro de la crítica y de la amenaza para las mujeres.
“El activismo queer desdibuja a las mujeres como sujeto político y jurídico, poniendo en riesgo los derechos, las políticas públicas de igualdad entre mujeres y hombres y los logros del movimiento feminista”, defiende el argumentario.
El conflicto entre los socios de Gobierno ya estalló cuando el Gobierno presentó la Ley de Libertad Sexual. Lo que parecía un trámite fácil –los dos socios de coalición habían hecho propuestas similares y su aprobación estaba en el acuerdo de Gobierno– se convirtió en un conflicto que mezclaba el feminismo y la política, y que tiene que ver con quién lleva la bandera del feminismo pero también por cuál debe ser ese feminismo, en un momento en que el auge del movimiento ha llevado a intensos debates teóricos.