Una empleada del despacho de abogados que dirige el exjuez Baltasar Garzón aseguró a la Policía que los individuos que asaltaron el bufete en la madrugada del lunes intentaron realizar, sin éxito, una copia de la información alojada en los servidores, han informado a eldiario.es fuentes próximas a la investigación.
Según la reproducción de los hechos, tres asaltantes encapuchados entraron en la sede de Ilocad forzando la cerradura. Finalmente, lo único que se llevaron fue un jamón que había en la oficina con motivo de los regalos de las fiestas navideñas. El testimonio de la empleada ha puesto encima de la mesa la hipótesis de que el verdadero objeto del robo fuera el 'rack' o armario donde se sitúan los servidores del despacho profesional.
El propio Garzón ha concedido este martes una entrevista a la cadena Ser en horario de máxima audiencia en la que ha afirmado que los asaltantes no eran simples “cacos”. “Eran profesionales”, ha dicho el magistrado, apartado de la carrera judicial al ser condenado por las escuchas ilegales practicadas en el caso Gürtel. Garzón ha añadido que la “seguridad” de sus clientes “no se ha visto afectada” porque los asaltantes “no se han llevado lo que hayan ido a buscar”. “Actuaron muy rápido”, ha rematado.
Fuentes próximas al magistrado han rebajado posteriormente el supuesto fin del robo de información al precisar que la finca ha sufrido recientemente otros asaltos, como el cometido contra una clínica dental ubicada en el mismo edificio. Los asaltantes se preocuparon por no dejar huellas usando guantes, precisaron fuentes policiales.
Desde el despacho de Garzón insisten en que se trata de un bufete “pequeño” con todo tipo de casos, también de justicia universal y que en algunos de estos casos no cobran. El más mediático de los últimos que ha llevado el exjuez Garzón en persona fue el de Hamza Yalçin, el periodista sueco de origen turco contra el que las autoridades judiciales de Ankara habían dictado una orden internacional de detención consecuencia de la cual fue detenido en Barcelona. El Gobierno español rechazó finalmente su extradición.
Los 24 años como magistrado instructor en la Audiencia Nacional hicieron que Garzón trabara amistad con distintos policías, muchos de ellos dedicados a tareas antiterroristas. Una relación que ahora se traduce en servicios como abogado a algunos de ellos, que tienen problemas con la justicia. En algunos casos de forma gratuita, como ocurre con Jesús Figón, el comisario acusado de asesinar a su esposa en Brasil, donde sigue contratado por el Gobierno español como personal de la Embajada española.
Más recientemente, el despacho de Garzón se ha hecho cargo de la defensa del comisario Carlos Salamanca y de uno de sus hijos, ambos detenidos en la Operación Tandem, en la que también resultó arrestado el comisario jubilado José Manuel Villarejo, y que investiga a una organización criminal dedicada a varios delitos, entre ellos el blanqueo de capitales. Villarejo, Salamanca y un socio del primero llevan en prisión provisional desde el pasado 5 de noviembre.
De la defensa del comisario Salamanca, detenido en su despacho de la Unidad Central contra las Redes de Inmigración Ilegal y Falsificaciones (UCRIF Central), se ha hecho cargo Juan Barallat, exfiscal y uno de los fichajes estrella de Garzón para Ilocad. Al hijo del comisario lo defiende Ricardo Arranz, otro de los abogados del despacho. El propio Garzón reconoció en el programa Salvados de La Sexta que veía con frecuencia al polémico comisario Villarejo, antes de que fuera detenido y enviado a prisión, y alabó su valía profesional.