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“En el asesinato de Isabel Carrasco hubo más que tres mujeres locas por una venganza”

Ni la Policía, ni el fiscal, ni la jueza de instrucción son capaces de explicar por qué no se investigaron las llamadas entre una de las tres condenadas por el asesinato a tiros de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, y un asesor del presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. Llamadas diarias que no se interrumpieron ni el día antes del crimen, cuando se registró la más larga, ni horas antes de que se efectuasen los disparos.

La miniserie 'Muerte en León' abordó el caso hace un par de años e incluyó revelaciones inéditas. Ahora tendrá un nuevo capítulo, en forma de película documental. “Se ha hecho una segunda parte porque básicamente yo me quedé con una espina clavada, la de no poder tener una respuesta más clara al final de la serie”, explica a eldiario.es su director, Justin Webster.

El asesinato de Carrasco se cometió el 12 de mayo de 2014 y se resolvió en tiempo récord. Montserrat González y Triana Martínez –esposa e hija del comisario de Astorga (León)– fueron detenidas minutos después de que la primera descerrajase tres tiros a la política.

González asumió desde el principio la autoría y no mostró un ápice de arrepentimiento durante el juicio. Fue condenada a 22 años de cárcel. Su hija defendió que nunca supo de las intenciones de su madre, pero el jurado popular no creyó su versión. Fue condenada a 20 años de prisión. El Supremo ratificó ambas penas.

Hubo una tercera mujer condenada, la policía local Raquel Gago, que entregó el arma del crimen a las autoridades dos días más tarde tras, dijo, habérsela encontrado en su coche. Aunque en un primer momento quedó en libertad con cargos, fue finalmente acusada y condenada. El primer tribunal le impuso 12 años de cárcel y el Supremo elevó la pena hasta los 14.

Durante toda la investigación se insistió en que el asesinato no tenía tintes políticos, a pesar de que madre e hija eran afiliadas al Partido Popular y se relacionaban con altos cargos y de que Triana había trabajado en la diputación porque Carrasco la enchufó. Luego se la quitó de en medio. El crimen se cometió cuando Carrasco iba a su casa a cambiarse de ropa para después dirigirse en un autobús alquilado por su partido al mitin que Mariano Rajoy iba a dar en Valladolid. Era plena campaña de elecciones europeas.

Llamadas desde Presidencia

El director y escritor británico Justin Webster abordó el caso en 'Muerte en León', una serie de cuatro capítulos que se estrenó en 2016. El documental no dejaba un espacio sin abordar sobre la víctima y sus asesinas, y por supuesto, sobre el juicio que se celebró en la Audiencia Provincial de León.

Es en la última entrega, cuando Webster y su equipo –que revisaron el sumario hasta su última coma– revelan el inquietante descubrimiento que hicieron: en el teléfono móvil de Triana, cuyo contenido supuestamente se estudió porque tenía multitud de información sobre el crimen (llamadas con su madre segundos después de que esta abatiese a Carrasco, llamadas con Gago horas antes y minutos después del asesinato…) había una llamada de ese 12 de mayo fatídico de la que no había rastro en el sumario, un número que la Policía no sólo no identificaba, sino que ni hacía alusión a él.

El día antes del asesinato también había dos llamadas de ese número que sumaban 88 minutos. Meses antes, las llamadas eran diarias, y de apenas un minuto. En la agenda de Triana, ese número aparece identificado como Luis Estébanez. Estébanez es, desde hace más de una década, asesor del presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. Entre enero y mayo de 2014, su número fue el segundo más llamado (el primero era el de Gago) por Triana Martínez. Ambos también llegaron a comunicarse desde el teléfono fijo que Estébanez tenía en su despacho de Presidencia de la Junta.

Una respuesta contundente

“La película no es solamente esta revelación final, es como un retrato mucho más completo de las personas y del contexto y el significado. Pero el significado tiene bastante que ver con este descubrimiento. Volvimos a León, acabamos en la sede de la Policía Nacional en Madrid donde entregamos un informe. Ahora tenemos una respuesta más clara y más contundente”, explica Webster.

El documental es, según Webster “un recuento de la serie y no un resumen porque cuando sabes el final se puede recontar mejor y con una línea más clara”. En esta segunda parte se mantiene lo más importante, el contexto y el retrato de sus protagonistas para entender el descubrimiento final en la serie, pero también hay elementos nuevos. “Hay un significado en todo esto, esa nueva persona que forma parte del crimen o no, no lo sabemos porque no lo han investigado, y la pregunta es ¿por qué?”, apunta Webster.

Por primera vez se entrevista a la jueza instructora y se vuelve a hablar con Estébanez. Webster habló con él varias veces incluso para ofrecerle una entrevista sin cámaras y off the record, pero no quiso. “Hablé con él varias veces pero no avanzamos nada, aunque es importante escuchar estas conversaciones, oír sus explicaciones que no fueron nada convincentes. Ahora la situación es más clara, más contundente”, avanza.

La Policía dio evasivas sobre la falta de investigación de las llamadas de Estébanez. Para Webster había una relación evidente entre Triana y Estébanez, y varias versiones sobre ella. “Las versiones que hay desde Triana y desde Luis no son muy convincentes por la cantidad de llamadas, y tienes esas llamadas tan importantes, tan cerca del asesinato, y el dato de que este nombre no apareció [en el sumario]”, recuerda el director de 'Muerte en León'.

Es también significativa la reacción del fiscal del caso reflejada en la serie: tras transmitirle Webster y su equipo el descubrimiento de las llamadas no investigadas, dijo que la Policía no las debió considerar importantes y dio “otras explicaciones ridículas” que para Webster son la tónica de todas las respuestas que obtuvieron. El foco está en “la no investigación de la Policía”. La respuesta, dice Webster, es clarísima: “no puedo revelarla ahora [con la película sin estrenar] pero se puede imaginar”.

La entrevista de la jueza es una de las partes más interesantes del documental, “no por lo que dice sino por cómo lo dice”. Pero, ¿se llega a una conclusión nueva sobre el crimen? ¿Se puede hablar de un crimen político? “Yo creo que hubo más que tres mujeres locas que decidieron matar a Isabel Carrasco por una venganza de un despido. El crimen político en el sentido de que Juan Vicente Herrera mandó matar a Isabel Carrasco es demasiado simplista. No sabemos qué tuvo que ver porque Luis Estébanez fue posiblemente un informador que utilizaba a Triana. La relación en este submundo de intereses y odios sin duda tiene que ver con lo que hicieron Montserrat y Triana. No actuaron fuera del contexto de este mundo y la relación exacta no la sabemos, pero si hablaba tanto con alguien tan cercano al poder es todavía investigable; y si no fue investigado, es muy sospechoso”.

Webster reconoce que, aunque hay posibilidades “racionales” para investigar las llamadas de Estébanez, no las hay “reales”. “En la serie vimos que la persona con más interés en hacerlo era el abogado de la familia de Isabel Carrasco, Carlos Rivera, y él no pudo porque se sintió muy solo. Esperemos que triunfe la racionalidad, pero si es por interés de las autoridades, posibilidades hay muy pocas”, reconoce el investigador.

La película 'Muerte en León' aún no tiene fecha fija de estreno, pero sí plataforma. HBO, donde puede verse la serie, emitirá también el documental, posiblemente entre marzo y abril.