Mariano Rajoy y el nuevo Gobierno que dará a conocer este jueves por la tarde se enfrentan a varios retos pendientes de aprobar después de sus primeros cuatro años en el poder. Las quinielas sobre quiénes entrarán a renovar el Consejo de Ministros y qué estructura tendrá el Ejecutivo se suman a los desafíos que el presidente ha relegado en su primera legislatura y que se espera que resuelva a partir de ahora. En su partido esperan que ponga cara y voluntad a esa lista de deberes.
La lista es larga. Con la explicación de haber estado absolutamente centrado en la economía, Rajoy se encerró en La Moncloa durante la primera parte de su mandato. La acumulación de los casos de corrupción, el mutismo con el que se condujo y la llegada de las citas electorales le convencieron de la necesidad de cambiar de actitud y varió su comportamiento en el último año y medio.
La respuesta a las ansias independentistas de Cataluña y la promesa de Carles Puigdemont de que se celebre un referéndum sobre la independencia se suma a deberes como el de negociar una nueva financiación autonómica. En este campo, Gobierno y Generalitat se han enzarzado en una pelea judicial en el Tribunal Constitucional y en el cruce de declaraciones con el Govern.
El fichaje de un nuevo ministro catalán que pudiera liderar una etapa de diálogo con la Generalitat ha alimentado las teorías de que ascienda a cargos intermedios, como el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes y mano derecha de la vicepresidenta, José Luis Ayllón.
La posibilidad de que Soraya Sáenz de Santamaría deje de ser la única vicepresidenta y el poder se reequilibre entre ella y un responsable del área económica se suma a la necesidad de encajar a María Dolores de Cospedal en un ministerio de peso como Interior, Defensa o Fomento de modo que una no dependa de la otra.
Así, se especula en el PP con la posibilidad de que se libere a la vicepresidenta de ser la portavoz del Gobierno y se nombre a otro ministro o a un secretario de Estado para la labor, dadas las críticas por cómo se ha protegido siempre frente a la corrupción de su partido.
La división de las dos carteras que hasta ahora ha ostentado Cristóbal Montoro puede facilitar la tarea de negociar con las autonomías a un nuevo responsable de Administraciones Públicas. Para esa misión suenan entre las filas del PP los nombres de Luisa Fernanda Rudi, Pilar Rojo o incluso el propio José Luis Ayllón.
Además de las jubilaciones que se dan por descontadas (Margallo, Fernández Díaz y Morenés), algunos conservadores creen deseable que Rajoy incorpore a independientes en su equipo que satisfagan en Ciudadanos, después de que Rivera se negara desde el principio a entrar en el futuro Gobierno. La necesidad de negociar una nueva ley de Educación o de reformar la actual en sus aspectos más polémicos ha provocado que en los corrillos de estos días se hiciera común el nombre de José Antonio Marina.
El filósofo y experto en pedagogía recibió del ministro Íñigo Méndez de Vigo el encargo de redactar un Libro Blanco para mejorar la enseñanza y la situación de los profesores. El desconocimiento del área por parte de Méndez de Vigo, que heredó el puesto de José Ignacio Wert, y la posibilidad de que pase a Exteriores si Rajoy no asciende a Jorge Moragas han abonado la teoría.