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Los ataques machistas de diputados y senadoras del PP torpedean el intento de Casado por acercarse al feminismo

Pablo Casado y Ana Pastor, durante el acto del PP por el 8M.

Iñigo Aduriz

28 de marzo de 2021 21:22 h

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Tratando de recuperar al electorado que huyó en los últimos años del PP a Vox, Pablo Casado quiso en sus primeros meses al frente del partido contemporizar con el discurso de la extrema derecha en materias como la inmigración o igualdad y se posicionó en contra del feminismo, al que llegó a acusar de “enfrentar” a las mujeres “con la otra mitad del mundo” o de “colectivizar por sexo”. Tras una sucesión de reveses electorales y acuciado por algunos barones del partido que trataban de tirar de él hacia el centro, decidió rectificar.

Pese a haber roto en el Congreso con la extrema derecha en la moción de censura presentada por Santiago Abascal, Casado no logra despegar en las encuestas, mientras que Vox ha registrado un crecimiento exponencial tanto en los sondeos como en las últimas elecciones celebradas en Catalunya donde barrió al PP: la formación de Abascal triplicó a los populares en escaños . Ante ese escenario, el líder de los populares decidió cambiar de estrategia: improvisó el enésimo giro al centro en busca del electorado más moderado y, entre los asuntos de los que quiso diferenciarse claramente de Vox incluyó el feminismo y, más concretamente, el reconocimiento y la lucha contra la violencia machista que sistemáticamente cuestiona y niega la extrema derecha.

Casado se declara ahora feminista “liberal”, celebra el 8M y se suma a los cordones sanitarios del resto de los partidos políticos contra las iniciativas antifeministas que registra y defiende Vox en el Parlamento. Pero es precisamente en Las Cortes donde el líder del PP está viendo dificultada la escenificación real de ese buscado acercamiento al feminismo, por los continuos ataques machistas que diputados y senadores de su partido lanzan contra el Gobierno progresista y, en especial, contra sus ministras.

Esta última semana dos de ellas, la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, y la de Igualdad, Irene Montero, padecieron en sede parlamentaria ese machismo que pervive en algunos dirigentes populares que tampoco se esfuerzan en disimularlo en sus comparecencias públicas. Durante la Comisión de Trabajo que tuvo lugar el lunes en el Congreso, el diputado del PP por Cantabria Diego Movellán aseguró durante una comparecencia de Díaz que “las mujeres” de Unidas Podemos “solo suben en el escalafón si se agarran bien fuerte a una coleta”.

Tratando de criticar la situación de los trabajadores ante las políticas del Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, Movellán lanzó la siguiente reflexión dirigiéndose a Yolanda Díaz: “Habla mucho sobre igualdad en su partido y su propio líder nos ha dejado claro que ahí dentro las mujeres solo suben en el escalafón si se agarran bien fuerte a una coleta, que para eso son ustedes como el cuento de Rapunzel. Señora ministra, que a los trabajadores de este país les va peor con ustedes ya lo teníamos claro, a los parados también les va peor cuando gobiernan ustedes”.

Cuando llegó su turno de respuesta, Díaz le exigió una rectificación inmediata: “Quería comenzar pidiéndole al portavoz del PP que rectifique sus palabras. Creo que son impropias de esta Cámara y muestran un ejercicio claro de machismo. Señor Movellán, desde luego, le pido que rectifique sus palabras”. El diputado por Cantabria matizó entonces: “No tengo ningún inconveniente en retirarlo porque todos los españoles sabemos cómo funciona su partido y los nombramientos”. Finalmente, la ministra consideró que “los ciudadanos y las ciudadanas” merecen “una oposición mejor, merecen un PP mejor”. “Y estoy segura de que usted es capaz de hacerlo. Las mujeres no nos merecemos este trato”, zanjó.

Un día después, el martes, el blanco de los ataques machistas del PP fue la ministra de Igualdad Irene Montero. Durante la sesión de control al Gobierno en el Senado, la senadora popular Ana Camíns dio a la ministra un recado para el vicepresidente segundo y candidato de Unidas Podemos a la Comunidad de Madrid, Pablo Iglesias, que es su pareja sentimental: “Dígale que en Madrid le estamos esperando ansiosos en las urnas, que se va a dar cuenta de que Madrid no es una serie de Netflix. Y dígale también que cada insulto que le dedique a la señora Ayuso nos lo vamos a colgar en la solapa como una medalla, porque estamos muy orgullosos de una mujer que ha conseguido ser presidenta de la Comunidad por sus propios méritos y no por ser mujer de absolutamente nadie”.

Una senadora del PP, a Montero: “¿Es usted sumisa a un macho alfa?”

No era la primera vez que Montero era víctima de esas afirmaciones machistas por parte de las filas populares en la Cámara Alta. En octubre durante otra sesión de control al Gobierno en el Senado, la senadora del PP María Adelaida Pedrosa, preguntó a la ministra de Igualdad sobre el “agravante de género” que un juez de la Audiencia Nacional citó en la exposición razonada en la que pidió al Tribunal Supremo que investigara al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, en el marco del llamado 'caso Dina'. “¿Va a seguir defendiendo al vicepresidente en el machismo salvaje que está llevando a cabo?”, le preguntó.

“Ponga en práctica lo que defiende, no ceda ante un machista”, añadió. Pedrosa insistió durante su alocución en realizar alusiones personales a Montero: “Es un escándalo que usted como ministra de Igualdad siga callada. De mujer a mujer, si quiere mirarme a la cara, ¿siente vergüenza por compartir su vida con un machista o va a seguir callada? ¿Es usted una mujer sumisa a un macho alfa?”.

En ese momento la presidenta del Senado interrumpió el debate para llamar “a la cuestión” a la senadora. “Evite hacer alusiones personales”, le dijo. Pese al aviso, Pedrosa mantuvo el tono y reiteró varias veces las preguntas, lo que provocó comentarios cruzados entre los diferentes grupos y la intervención, de nuevo, de la presidenta.

“Lo primero, yo me meto en la cama con quien me da la gana”, le respondió Irene Montero, que concluyó: “Necesitan llamar machista al Gobierno y a todo el mundo porque es la única estrategia para blanquear que gobiernan con la extrema derecha que niega la violencia machista y las desigualdades estructurales”. Sus argumentos recordaron a los que utilizó hace un año la entonces portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, que calificó a Montero como “la mujer más humillada de la política española”.

A todas estas declaraciones se suman las constantes interrupciones, gritos, insultos y alusiones a sus vestimentas que reciben las ministras y diputadas de la izquierda en el Congreso por parte de las bancadas de PP y Vox. Los ataques también se dan en las redes sociales. En octubre, Ana Vázquez, diputada del PP por Ourense, también se despachó en Twitter contra la ministra Irene Montero, que había colgado una noticia referida a la sentencia de la Gürtel a la que acompañó de la palabra “corruPPtos”. “Hablo de P... la tacones!!”, tecleó la parlamentaria 'popular'.

Casado dice que lleva “20 años hablando de feminismo”

Todo ello contrasta con la actitud favorable al feminismo que trata de representar ahora la dirección de Casado, marcando claramente distancias con el discurso negacionista de la violencia machista y contrario a la igualdad de la extrema derecha. El pasado 8 de marzo, Casado reivindicó el “feminismo liberal” que según él encarna su partido.

“No nos sentimos incómodos con que digan que somos un partido que nos ocupamos del feminismo si eso es la lucha contra la desigualdad, pero que lo hacemos teniendo en el centro la libertad de las personas”, remarcó entonces el líder del PP, para matizar, no obstante, que su “concepto de la igualdad real de oportunidades es en la cual las mujeres no se enfrentan a los hombres pero tampoco los hombres se enfrentan a las mujeres”.

Casado aseguró que lleva “20 años hablando de feminismo desde Nuevas Generaciones”, la organización juvenil del partido que él lideró en Madrid. También realizó una petición a todos los dirigentes de su partido. “No nos dejemos etiquetar por la izquierda, para que diga que nosotros no defendemos la causa de la mujer, que es ridículo decir que no defiendes la causa de la mitad de la humanidad. Pero tampoco nos vamos a dejar dar lecciones por otros que piensan que supuestamente hemos sucumbido a la corrección política cuando tenemos las lecturas pertinentes hechas, e incluso los escritos y los discursos que a todos nos definen como políticos hechos”.

Sin mencionarlo directamente, Casado se refería a Vox, el partido gracias al que el PP sigue gobernando en Andalucía y Murcia y con el que no descarta volver a pactar en Madrid si, como aventuran las encuestas, su apoyo es imprescindible para que Isabel Díaz Ayuso mantenga el Gobierno de la Comunidad.

Pese a esa dependencia de la extrema derecha, el pasado 23 de febrero el PP también se sumó al resto de fuerzas políticas para dejar a Vox solo en la defensa de una iniciativa contra la Ley de Violencia de Género. La mayoría de partidos rehusó responder a la extrema derecha durante el debate en el Congreso y prefirieron utilizar su tiempo para mostrar una reacción unánime leyendo los nombres de las 1.081 mujeres asesinadas por violencia de género desde 2003, cuando comenzaron a recopilarse los datos oficialmente.

Aunque PP y Ciudadanos sí intervinieron para responder a Vox y no se sumaron a la reacción de la izquierda y el nacionalismo, los populares también mostraron su oposición a la propuesta de los de Abascal y participaron en los aplausos que acompañaron a la lectura de los nombres de las víctimas de la violencia machista y a la ovación final tras la votación en la que se constató que el partido de extrema derecha se quedaba solo en su posición. La jornada dejó imágenes inéditas, como la de la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, aplaudiendo a las diputadas de EH Bildu o la CUP cuando leían los nombres de las víctimas.

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