El Ayuntamiento de Madrid ha tenido que recurrir a viveros privados para adquirir las cerca de 16.000 plantas de flor con las que se han adornado las calles por las que pasará este miércoles el coche de los nuevos monarcas, Felipe VI y Letizia, y su comitiva desde el Congreso de los Diputados hasta el Palacio Real. La labor de los jardineros municipales se ha limitado al montaje y colocación de las 58 pirámides de flor y los 50 cestos florales que lucirán únicamente para la ocasión. Una vez que acaben los fastos, estos adornos florales serán retirados y trasladados al invernadero de Estufas del parque del Retiro a la espera de ver si pueden ser aprovechados para algún otro acto oficial.
Según se explica en la página web del historico vivero municipal, que data de 1889, en él se producen “800.000 plantas de temporada anuales con destino a las distintas zonas verdes municipales. Se realizan 700 servicios de adornos municipales anuales. Se realizan ensayos de evaluación de novedades de plantas de temporada y vivaces. Las distintas labores: estaquillado, enmacetado, repicado, escarda, poda, pinzado, mantenimiento de plantas de interior, a cargo de 35 oficiales jardineros municipales”. Pese a ello, no ha podido abastecer la demanda para la coronación de Felipe VI.
Para el histórico evento el Consistorio madrileño ha colocado exactamente 15.890 plantas de flor, en su mayoría de color blanco, de las variedades surfinia (petunia colgante), geranio, crisantemo y agapanto. Además, se ha reforzado el ajardinamiento de los macizos de flor de la plaza de Oriente y de todo el tramo del recorrido que efectuarán los Reyes. “Es difícil disponer de tantos ejemplares del mismo color y tamaño sin prevenirlo con tiempo”, reconocen trabajadores del vivero.
El hecho de haber tenido que recurrir a viveros privados para engalanar Madrid, sin embargo, no es algo extraño. Desde que a finales de 2013 la alcaldesa Ana Botella decidió privatizar la gestión de parques y jardines, las empresas adjudicatarias de los contratos integrales acuden a viveros privados para surtirse de ejemplares florales. “Es un negocio redondo”, sentencian fuentes sindicales consultadas por eldiario.es.
Por este motivo, gran parte de la producción floral del inmenso vivero del Retiro, que antes abastecía prácticamente a toda la capital, está teniendo que ser regalada a colegios, centros oficiales, hospitales o a residencias de la tercera edad para poder darle salida. También muchas de las plantas hortícolas que cultivan estos jardineros van a parar, como regalo, a huertos urbanos, tan de moda ahora en Madrid, según cuentan las mismas fuentes de este colectivo, muy preocupado por el futuro del histórico invernadero municipal.
Otra de las causas de esta situación la achacan a “la falta de planificación” del Ayuntamiento sobre las necesidades que tienen en cada época del año las zonas ajardinadas de la capital que aún dependen de estos trabajadores cuya plantilla cada día está más mermada. Hasta el punto de que se sienten como “una especie en peligro de extinción”. “Dentro de poco, ver un jardinero municipal por las calles o en los jardines de Madrid va a ser tan difícil como ver en el monte un lince ibérico”, ironizan