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En la introducción de la entrevista a José María Aznar en Antena 3, la responsable de sus informativos, Gloria Lomana, señaló que sufre “en silencio” por España. En los siguientes 45 minutos, el expresidente dejó claro que ahora lo hace en voz alta y que no tiene problemas en criticar en horario de máxima audiencia la gestión de Mariano Rajoy al frente del Gobierno de su propio partido. Aznar se quejó de la falta de proyecto, abogó por bajar los impuestos y criticó los incumplimientos del programa electoral del PP. Ante la pregunta de si volverá a la primera fila de la política, insinuó que tal vez. Él, dice, nunca “rehúye la responsabilidad” y cumple con su conciencia.
No es la primera vez que Aznar lanza dardos contra Rajoy más o menos velados. Pero el expresidente ha ido mucho más allá en esta ocasión al señalar que “si el PP estuviera sobrado de proyecto, lo diría” y al cargar contra la politica del Ejecutivo. Además de recomendar una renovación de los planes del PP, el antecesor de Rajoy ha criticado la gestión económica y la falta de relato del actual Ejecutivo, así como el incumplimiento de las promesas hechas en el programa electoral. Lo que hace falta, ha dicho, es “cumplir con el programa por el que el PP fue elegido”. Al reclamar una reforma fiscal, fue claro sobre la necesidad de bajar “ahora” los impuestos, un asunto en el que está de acuerdo con Esperanza Aguirre y que ha provocado discusiones en el seno del PP. Aznar subrayó que en España se ha sometido “a un muy duro castigo a las clases medias” y recomendó una rebaja impositiva para alentarlas a consumir y reactivar la economía.
En el PP falta “un proyecto político y unos objetivos históricos renovados”, ha cargado Aznar, quien no ha disimulado su frialdad hacia Rajoy. Se sabía que la relación con su sucesor dista mucho de ser cercana y fluida. pero Aznar ha desvelado que es casi inexistente. Sólo han tenido una conversación que se pueda calificar así, más allá de encuentros esporádicos. Explicó que si el trato entre ellos es así, es por decisión de Rajoy ya que está al frente del Gobierno y a él le corresponde decidir “si quiere hablar y escuchar opiniones”. Ante lo displicente de algunos de sus comentarios, se le preguntó si se arrepentía de haberlo nombrado sucesor. No quiso contestar. Dijo que la pregunta le parecía “interesante” pero “inútil”.
Sobre la situación de su amigo y compañero de oposiciones, Miguel Blesa, el expresidente prefirió no mojarse mucho aunque sí lo defendió como persona “capaz y competente” a pesar de su desastrosa gestión al frente de Caja Madrid, que lo ha llevado a pagar una fianza para eludir la prisión. “No he visto que se le haya acusado de ningún delito”, comentó.
Tampoco estuvo muy entusiasta a la hora de pronunciarse sobre el papel del rey y de la Monarquía como institución. Sus relaciones con Juan Carlos siempre han sido calificadas de correctas y centradas en las obligaciones institucionales fuera de simpatías personales. Aznar eludió decir si el rey debería abdicar y se limitó a señalar que reconoce “la responsabilidad” del monarca. Sobre la Corona sí aseguró que va a seguir “amparando momentos importantes de España” y que el futuro necesitará del impulso de la Monarquía.
“No cobré sobresueldos”
El responsable de FAES fue tajante al desmentir que él haya cobrado sobresueldos alguna vez en su carrera política: “Rotundamente no”. Sus ingresos, como diputado y presidente del PP, los declaró todos a Hacienda y no tendría “ningún problema en explicar” su declaración de la renta porque dice ser “meticuloso” hasta el punto de que pagó una renta por vivir en Moncloa. Pero no anunció que difundiría sus declaraciones, alegando que son confidenciales. No puso la mano por todo el PP, ni siquiera cuándo era el máximo responsable. Una y otra vez, se acogió al “no tengo conocimiento” o “creo que todos percibían retribuciones legales”, “no tengo por qué pensar que no”.. Unas horas antes, el diputado Jaime Ignacio del Burgo había confesado al juez que él recibió dinero con autorización de Aznar. Su respuesta fue que no comenta las declaraciones judiciales de nadie.
La cuestión de si había visto dinero negro circulando en Génova o en Moncloa, le sirvió para meter de lleno en la conversación un tema de menos actualidad, los fondos reservados en la época socialista. Aznar se remontó al día en que llegó a la Moncloa para contar que allí había 300.000 pesetas diarias de libre disposición y que él cortó en seco con esa práctica: “No sé para qué las utilizaban algunos, pero desde el primer día acabé con eso”.
Críticas a PRISA y a Berlusconi
Igual que Rajoy evita siempre pronunciar el nombre de Bárcenas, Aznar lo hizo con Correa. El cerebro de la trama Gürtel se convirtió en un “invitado” de la boda de su hija con Alejandro Agag, que hizo un regalo a los contrayentes al pagar los más de 30.000 euros que costó la iluminación del acto. El expresidente dijo tener “localizado el foco” del que provienen las informaciones de El País sobre la contabilidad del PP y se quejó de la “animadversión, por no decir odio” del grupo PRISA. En una justificación algo confusa, hasta criticó que Silvio Berlusconi sea propietario de una parte de PRISA a través de Mediaset. Aznar insistió en que Berlusconi está “procesado” y prefirió olvidarse de que el exprimer ministro italiano fue uno de los invitados de honor de la boda de El Escorial.