“Broma ‘sanchista'”, “aliados del ‘sanchismo'”. “Chantajistas”. “Intermediarios”. “Comisionistas”. No son los calificativos que Alberto Núñez Feijóo lanza a Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, el Gobierno de coalición o las políticas que han puesto en marcha en los últimos años. Son los epítetos que el candidato del PP dedica a Vox, su potencial socio tras las elecciones del 23 de julio. Su objetivo: engatusar al votante ultra con la percha del fiasco de Murcia, aunque se cuentan por decenas los pactos alcanzados entre ambos partidos desde 2019. Y para ello ha recurrido a uno de los referentes del ala más dura de su partido: José María Aznar.
El sorpresivo desenlace del ‘cara a cara’, con un triunfo del candidato del PP que ni él mismo esperaba, ha motivado un giro en su estrategia a diez días de las elecciones generales. Aunque Feijóo criticó a Vox de forma habitual desde su apacible mayoría absoluta en Galicia, tras su desembarco en Madrid ha buscado el equilibrio con el partido que, desde hace cuatro años, garantiza al PP gobernar en muchas ciudades y comunidades.
Vox y Ciudadanos permitieron a la derecha salvar el derrumbe electoral de 2019. Las alianzas a tres permitieron al PP gobernar en Andalucía, Madrid, Murcia o Castilla y León pese a perder las elecciones. No fue solo una decisión de Pablo Casado. Pese a que Feijóo ha hecho bandera del “que gobierne la lista más votada”, el discurso del gallego no aguanta un análisis de la realidad. En el último mes, la derecha ha arrebatado al PSOE y a Unidas Podemos poder territorial desde la segunda posición en las urnas en Extremadura, Canarias y decenas de localidades: desde Toledo a Valladolid o Burgos, pasando por Alcalá de Henares.
Feijóo pasa así de defender ante María Guardiola el pacto con Vox que le impusieron desde la sede nacional del PP a tildarlos en Ciudad Real de “broma sanchista”. O de exigir ante Ana Rosa Quintana “explicaciones” a Santiago Abascal si “vota con el 'sanchismo'” a decir, esa misma tarde en La Razón, que el líder ultra (exmilitante del PP) “tiene una cultura orgánica que probablemente otros miembros de su partido no tengan”. Todo mientras asume como difícilmente eludible un acuerdo postelectoral.
La campaña electoral parece haber detenido, o limitado, el trasvase de votos del PSOE al PP. Y las encuestas apuntan a un resultado en el que Feijóo, ganador, necesitará un buen número de diputados de otros partidos para lograr la investidura. Y para ampliar su base electoral, el líder de la derecha ha pasado definitivamente al ataque.
Su desempeño en el debate no solo sorprendió a los suyos. También en Vox han reconocido que estuvo mejor de lo previsto. Y Feijóo ha detectado una grieta por la que intentar colarse en un caladero hasta ahora 'bunkerizado'. Para ello ha optado por situar a sus socios al mismo nivel que aquello que, según él mismo, representa el mal absoluto en España: el ‘sanchismo’, ERC y EH Bildu.
La última vez, este mismo miércoles en Murcia y Alicante, a donde se ha desplazado la caravana electoral del PP. Y con Aznar como invitado estrella. El que fuera presidente del Gobierno entre 1996 y 2004 es uno de los comodines que usa Feijóo cuando quiere dirigirse a la derecha más a la derecha del país. Y en esta campaña no ha sido una excepción.
El lugar y momento elegidos no son baladí. Murcia se ha convertido en la excusa que usa Feijóo para rechazar que su dirección haya abierto la puerta a los pactos masivos con Vox. El líder regional del partido, Fernando López Miras, ganó las elecciones el pasado 28 de mayo, pero se quedó a dos diputados de la mayoría absoluta. Con un 43% del voto, el PP cree que debería gobernar en solitario. Pero Vox, con un 18% y nueve escaños, tumbó su investidura este mismo lunes, horas antes del debate.
Los negociadores enviados por Abascal a Murcia, con Enrique Cabanas a la cabeza, exigieron una vicepresidencia y varias consejerías para votar a favor de López Miras. El PP se negó, a la vez que asumía esta misma petición en otras latitudes. Pese a los intentos de ofrecer puestos en organismos paralelos de la administración a cambio de renunciar a sillones en el Consejo de Gobierno, Vox tiene como referencia lo ocurrido en la Comunitat Valenciana. Si Carlos Mazón entregó un tercio del Govern, en Murcia quieren algo similar.
Aznar, España y la “historia del mundo”
En el PP asumen que las conversaciones se retomarán tras el 23J, y quizá el tenor sea diferente. Cuando Feijóo ya no necesite demostrar que puede bloquear a Vox en las instituciones, aunque sea solo en una, López Miras podrá abrir un poco la mano y ceder alguna consejería que le permita ser investido presidente sin una repetición electoral que, aunque sus principales colaboradores creen que les podría salir bien, nunca se sabe cómo saldría.
Aznar ha lanzado una puya contra Vox en su discurso: “Si siguen poniendo palos en las ruedas de la bicicleta, las bicicletas van a seguir adelante y los palos se van a caer. Se equivocan los que ponen esos palos en las ruedas”. En Sevilla, el martes y junto al gurú económico de Feijóo, Juan Bravo, pidió un Gobierno “lo menos condicionado posible” para así “volar solo y tomar decisiones”. “Una mayoría suficiente es lo más inteligente que pueden decidir los españoles el 23J”, apostilló.
Pero la tarea de Aznar en esta campaña no es tanto atacar a Vox como defender que en el PP también hay cabida a su visión de España como proceso histórico. “Podemos ganar las elecciones para continuar la historia de España”, dijo en Murcia, “la historia de la Transición”, añadió, para “que nadie nos haga mirar hacia atrás”.
Porque España, agregó el expresidente, “es una nación histórica donde las haya”. “Los españoles tenemos el privilegio, aunque algunos no lo piensen o no lo crean, de ser una de las pocas naciones sin las cuales no se puede explicar la historia del mundo”, expuso.
Aznar no se quedó ahí y reclamó a Feijóo repetir su éxito de finales del siglo XX: “Unir todo lo que está a la derecha de la izquierda”. ¿Para qué? Para lograr “un Estado eficaz, con presencia en todas partes, que garantice la nación española y que el Estado de Derecho se aplique, la ley se cumple y cuando se desafía a la Constitución y a las normas, paga las consecuencias”.
El expresidente concluyó su 'speech' con una idea: que la victoria de Feijóo el 23J será “un mensaje fundamental en el mundo, no solo en España, porque mucha gente vive en trincheras culturales, de valores”. Y recuperó la senda de atacar a Vox: “Que dejen los palos en casa, que vengan a hacer una mayoría sólida y fuerte. Vamos a ganar por más de lo que creen, vamos a hacer un Gobierno fuerte. Los que ponen palos se van a equivocar, y los que se han equivocado de política se van a marchar. Vamos a poner España en marcha. Viva el PP, viva España”.
Feijóo dice que “'sanchismo' y Vox” son “aliados”
Aznar le dejó los ataques directos a Feijóo, quien ya entrenó el día anterior en Cádiz. En Murcia, el candidato del PP insistió en la asimilación de 'sanchismo' y Vox.
“Si el 'sanchismo' y Vox quieren seguir de aliados, que lo sean. Si el 'sanchismo' y Vox quieren seguir demostrando que teníamos razón y que tienen los mismos intereses, que lo hagan. Si el 'sanchismo' y Vox prefieren que siga el Gobierno 'sanchista', que lo diga. Y si el 'sanchismo' y Vox quieren seguir bloqueando Murcia, lo pagarán en las urnas el 23 de julio”.
Feijóo también intenta pescar voto ultra alentando algunas teorías de la conspiración. Es el caso del bulo que acusa a Correos de poner trabas al voto a distancia el 23J, y del que se ha hecho eco en Murcia. “Frente a quien quiere bloquear, el PP. Frente a pinzas y chantajes de la minoría, el PP”, concluyó antes de partir hacia Alicante.
En Alicante, pocas horas después, Feijóo eliminó sus críticas a Vox. De hecho, pasó de puntillas por todo aquello que pudiera relacionarse con el partido de Abascal. Quizá porque entre los participantes en el acto estaba Carlos Mazón, próximo presidente de la Generalitat valenciana en coalición con los ultras.
Como hiciera unos días antes en Extremadura, donde María Guardiola también ha asumido el cogobierno con la extrema derecha. Ante la que será primera mujer en presidir la Junta, pese a que dio su palabra de que no lo haría con Vox, defendió los pactos. En Murcia, el candidato del PP acusó a Sánchez de “pactar lo que sea con quien sea para llegar al poder como sea y mantenerse en el poder como sea”. Un discurso, el de Feijóo, cambiante en función de sus necesidades que se topará en diez días con la realidad que salga de las urnas.
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