El expresidente del Gobierno, José María Aznar, elogiaba en su libro 'Retratos y perfiles' al exprimer ministro italiano: “Berlusconi me dice que yo he sido su maestro en la vida política. Incluso me llama su profesor cuyas instrucciones sigue puntualmente”. También recalca la virtud de la amistad como uno de los rasgos de su excompañero de consejos europeos: “Tiene un alto sentido de la amistad y la lealtad debida a los amigos. No olvida nunca a quién le ayudó, y siempre está dispuesto a devolver un favor”.
Sus argumentos cambian ahora: Aznar sugiere que Berlusconi es un corrupto procesado en causas judiciales y utiliza ese argumento para atacar al grupo Prisa. En una entrevista en Antena 3, el expresidente del Gobierno tachó de “mentiras” las informaciones que le implican en los supuestos sobresueldos en el PP y le relacionan con la trama Gürtel. En relación al “regalo” de más de 30.000 euros que la Gürtel hizo por la boda de su hija, el expresidente arremetió contra la empresa editora de El País: “Lo dice un medio en una situación cuasi de bancarrota, un medio que ha vendido una cadena, Cuatro, a Berlusconi, que está procesado, cuando se vendió ya estaba procesado, y tiene como accionista de Sogecable al mismo grupo propiedad de la persona procesada”.
El expresidente cargó contra el grupo editorial por su relación comercial con el exprimer ministro italiano, con quien ha mantenido una estrecha relación, más allá de sus encuentros oficiales, cuando Berlusconi ya tenía problemas con la Justicia.
Incluso en España Berlusconi ha tenido una investigación abierta: el juez Baltasar Garzón le imputó por el 'caso Telecinco' seis delitos fiscales y otros seis de falsedad documental, presuntamente cometidos entre los años 1991 y 1993. No obstante, la justicia española aplazó la investigación ante la “inmunidad” de la que gozaba por ser primer ministro. En 2006, al perder las elecciones, Garzón reactivó el proceso que quedó archivado dos años después.
El empresario fue testigo en la polémica boda de Ana Aznar y Alejandro Agag en septiembre de 2002. En ese momento, la sombra de la sospecha acechaba al entonces primer ministro italiano por varias acusaciones de corrupción y se encontraba inmerso en procesos judiciales. Por ejemplo, el magnate estaba imputado por autorizar el pago en dinero negro por el traspaso del jugador Gianluigi Lentini cuando él era presidente del Milan. La vista se celebró en 2000 y Berlusconi fue absuelto dos meses después de la boda Aznar-Agag porque el delito había prescrito.
El presidente de honor del PP, que ha llegado a calificar de “amigo” a Il Cavaliere y al que apoyó para que su partido formara parte del Partido Popular Europeo, se alojó en Villa Certosa cuando era presidente del Gobierno -como se puede ver en la imagen-. Pero la familia del expresidente le ha visitado allí después de que Aznar dejara el poder: en el verano de 2005, aceptaron la invitación de Berlusconi para alojarse en su mansión de Cerdeña.
Sin embargo, la relación de los Aznar-Agag con Berlusconi no solo viene por parte del expresidente, sino que su yerno hizo buenas migas con él en su etapa como asesor de Aznar y después salió muy beneficiado de los negocios con Telecinco, propiedad de Berlusconi. Alejandro Agag fundó en 2002 Stacourt Limited, una compañía que se hizo con los derechos para la retransmisión en España de las carreras de Fórmula 1, que cedió a la empresa de Il Cavaliere.
En octubre de 2009, dos meses antes de que se hiciera efectiva la venta de la cadena de televisión de Prisa al grupo mediático de Berlusconi, Aznar defendió a Berlusconi de los ataques de la prensa y reconoció que le admiraba muchísimo.
Otro dato que Aznar no valoró al cargar contra Prisa por su relación con Berlusconi fue su pertenencia al consejo de administración de News Corporation, el imperio mediático del magnate estadounidense Rupert Murdoch, que también está inmerso en procesos judiciales. Por este cargo, el exjefe del Ejecutivo español cobra 156.000 euros, pero en la entrevista de este martes mostró su preocupación ante la posibilidad de que la mala situación económica de la compañía editora de El País no pueda hacer frente a los pagos de posibles condenas derivadas de varias querellas que ha presentado contra el periódico: “Lo que más me preocupa es que ese grupo pueda llegar a ser insolvente y no pueda pagar las condenas a las que cuales va a tener que hacer frente”, expresó.