Los barones del PSOE se repliegan hasta después del 23J
Los indios americanos solían poner la oreja en el suelo para saber si lo que se acercaba a sus territorios eran caballos o eran bisontes para así estar preparados para las consecuencias. En los días posteriores al de la debacle del 28M, Felipe González contó que él llevaba tiempo haciendo lo mismo y que escuchaba galopar a manadas de bisontes hacia el territorio PSOE desde antes de las municipales y autonómicas. Era su forma de decir que él sí, a diferencia de otros, vio llegar la magnitud de la derrota. A toro pasado, siempre todo es más fácil. No es el otrora presidente del Gobierno el único que en estos días de “depresión socialista” dice aquello de “yo ya lo dije”, “se veía venir” o “las señales eran inequívocas”.
Caballos o bisontes, los socialistas huelen la derrota ante el 23J. Y la elaboración de las listas electorales ha sido el primer síntoma de que vienen mal dadas. No hubiera Pedro Sánchez confeccionado unas planchas repletas de ministros, altos cargos del Gobierno y fieles de los territorios si no barruntase que en septiembre puede estar fuera de La Moncloa por una alianza entre PP y Vox. La zapatiesta previa al Comité Federal en la que el secretario general desautorizó a varios barones y aprobó a su antojo las candidaturas para el Congreso y el Senado sólo se explica en este contexto.
Nunca antes en seis años pedristas y antipedristas convergieron en la crítica y ha pasado ahora con unas listas que creen hechas a medida de un secretario general que “no piensa en ganar las elecciones, sino en dejar colocados a los suyos” para pilotar el proceso orgánico posterior al 23J. Nunca los candidatos de varias provincias (Ávila, Teruel y Zaragoza) habían renunciado en bloque tras las injerencias de Ferraz para colocar a sus más cercanos. Y nunca antes tampoco una presidenta del Comité Federal utilizó la palabra en la apertura del cónclave para pedir a los barones, aunque sin mencionarlos, “que no se presten a hacer de tontos útiles de la derecha”. Lo hizo este sábado Milagros Tolón, alcaldesa en funciones de Toledo, a quien la dirección federal pretendió poner de número uno por esa circunscripción y desplazar así a Sergio Gutiérrez de la cabeza de lista. Al final, tras las presiones del castellano-manchego Emiliano García Page no ocurrió y Tolón, afín a Sánchez, se tuvo que conformar con el número dos.
La desautorización sí fue absoluta para el alcalde también en funciones de Valladolid, Óscar Puente, que se resistía a incluir de uno por el Senado al responsable federal de Estrategia y Acción Electoral, Javier Izquierdo, a quien Ferraz impuso por las bravas y sin haber sido votado por la militancia. El secretario general de Castilla y León, Luis Tudanca, afín como Puente a Pedro Sánchez, hizo constar su malestar porque Ferraz incluyera por Ávila a Manuel Arribas, a quien en el territorio vinculan con el escándalo del llamado caso Tito Berni.
La inclusión de Susana Sumelzo, de número dos por Zaragoza, y habiendo ya corregido esa plancha para meter de uno a la ministra de Educación, Pilar Alegría, provocó el enfado de toda la candidatura, que renunció a ir en la plancha. Y lo mismo hicieron los de Teruel. Ferraz corrigió también la lista de la federación de Ximo Puig, que a su vez había variado las elaboradas por los líderes provinciales de Valencia y Alicante, Carlos Fernández Bielsa y Alejando Soler. El president de la Generalitat en funciones había postulado a Alfred Boix y a Antonia Moreno, pero Madrid impuso finalmente a Juan Antonio Sagreso y a Ana Martínez Zaragoza.
Barbón, alineado con Lastra
De nada de esto se habló en el Comité Federal porque Page, Lambán y Puente plantaron al cónclave y decidieron un repliegue táctico hasta después del 23J y mantener hasta entonces un perfil bajo. Tampoco asistió el asturiano Adrián Barbón, alineado con la ex vicesecretaria general Adriana Lastra, a quien ya se le atribuyen movimientos soterrados para el día después de las elecciones. Y la advertencia de Pedro Sánchez fue nítida en este sentido: “Se habla en el Comité Federal, no en ningún otro sitio”.
Sí acudió y pidió la palabra el valenciano Puig para trasladar que no se distraería en “pequeñas cosas” y que lo que tocaba ahora era defender al presidente del Gobierno de la campaña “de acoso y derribo” de la derecha. “Lo más importante es el proyecto y no las personas que aparecen en las listas al Congreso y el Senado”, afirmó tras subrayar que él siempre ha dado la cara y que por esa razón había decidido asistir al Comité Federal. Puig, que rechazó la resignación del partido y la espectacularización de la política, animó a los socialistas a “ganar el marco y orientar la pregunta” instalada por la derecha para elegir entre Sánchez o España, que atribuyó a “movimientos totalitarios y a mensajes fascistas”.
El extremeño Guillermo Fernández Vara por su parte pidió lealtad para con el secretario general y para con el proyecto y trabajar en el voto útil y de las mujeres mientras que el castellano-leonés Tudanca y la mayor parte de los secretarios generales manifestaron su voluntad de dejarse la piel para ganar unas elecciones que se presentan complicadas, en todo caso, para la izquierda. Sin embargo, aprovechó para hacer pública su “decepción” después de que le hubieran modificado unas candidaturas que habían sido aprobadas por unanimidad en su federación. “Algunos –dijo– están más pensando en el 24 que en el 23, y yo apoyo la voz de los militantes”. Fue el único que hizo explícita la protesta. El resto calló. Tanto que las candidaturas, pese al ruido previo, fueron aprobadas por unanimidad.
El más aplaudido fue, sin duda, el secretario general de los socialistas vascos, Eneko Andueza, quien advirtió que “no es lo mismo pactar con la ultraderecha que acordar con otros partidos para construir una España mejor” y pidió a sus correligionarios que no permitan que nadie les de lecciones sobre cómo luchar contra ETA, en clara alusión a la utilización que el PP y Vox han hecho en la pasada campaña con las víctimas del terrorismo. “No permitamos que mancillen nuestra historia, nuestra dignidad ni nuestra memoria”, concluyó.
Batalla por el poder o debate estratégico
Sánchez no lo tiene fácil, salvo que se imponga en las urnas. Mejor dicho, salvo que PP y Vox no sumen mayoría absoluta porque hay quien cree que “tras los movimientos del secretario general está intentar formar gobierno si Feijóo y Abascal no logran 176 escaños” y el PSOE queda de segunda fuerza. Si fuera ese el caso, estaríamos ante un dejà vu de lo que ocurrió en el PSOE en aquel traumático Comité Federal de 2016 en el que para evitar que Sánchez formara una alianza con Podemos y los independentistas, los tótem le arrastraron a la dimisión.
De momento, el presidente del Gobierno se limitó este sábado a pedir al PSOE que salga “unido, valiente y potente” en esta campaña electoral porque cree que “la victoria es posible” en las generales, más ahora tras el acuerdo de Sumar y Podemos para ir juntos a los comicios y que Sánchez valoró muy positivamente.
El secretario general se refirió al fuerte avance de las derechas el pasado 28 de mayo que ha ido acompañada de la “fuerte dispersión” que tuvo el voto de los partidos a la izquierda del PSOE. Y por eso añadió que la unidad es la “primera muestra de responsabilidad” para evitar dispersar inútilmente energías: “La responsabilidad es la condición para dejar atrás un ruido estéril y para concentrarse en lo que de veras importa a la ciudadanía”.
Sánchez se vino arriba en la réplica a los cuadros socialistas y, aunque dijo saber que “en algún momento llegará el día en que no sea presidente, ese no será el 23J”. A su juicio, “no hay ambiente de cambio de ciclo, sino nobleza y verdad en lo que decimos”. Por eso, pidió a los suyos que adviertan a la ciudadanía “que no se puede banalizar la alianza entre PP y Vox”, si bien es consciente de que no será éste el centro de la campaña.
“La victoria es posible”, proclamó antes de afirmar que el PSOE está en marcha y sale a ganar las elecciones, pese a la desmovilización de los cuadros tras la pérdida de gran parte del poder institucional que acumulaba la marca. “Voy a hacer una campaña en la mejor España y con el orgullo de la transformación que hemos alcanzado en circunstancias muy difíciles”, adelantó al tiempo que recordó que “hemos tenido que subir los 8.000 metros todos los días durante cinco años”.
Lo que ocurra el 23J lo dirán las urnas y lo que pase el 24J en el PSOE es aún una incógnita. También si la lucha a librar, ante un resultado adverso, vuelve a ser sólo un batalla por el poder como viene ocurriendo desde hace años o se afrontará por fin un debate estratégico e ideológico. De momento, Sánchez defiende, como dijo en su réplica a los barones, su derecho a hacer las candidaturas que le acompañarán al Congreso y al Senado como hicieron los barones con las suyas propias.
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