La nueva presidenta del Congreso, Meritxell Batet, se ha estrenado este martes en su nuevo cargo con un discurso en que el ha prometido que el órgano de gobierno de la Cámara actuará con “imparcialidad” y en el que ha exigido a los diputados que se conduzcan con “respeto”, “sin gritos” y buscando consensos.
Batet ha pronunciado estas palabras tras una bronca ronda de acatamientos de la Constitución, en la que diputados de Vox y PP han golpeado sus escaños para impedir que se escuchara a los independentistas con sus 'innovadoras' promesas, que también han provocado la protesta del líder de Ciudadanos, Albert Rivera.
La ya exministra de Política Territorial ha replicado a Rivera que todos los acatamientos se han producido conforme a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y dejando ya claro que su intención es ejercer la Presidencia “para que en todo momento haya respeto a la Constitución, respeto a la ley y respeto al otro”.
Y después ha pronunciado su primer discurso, que ha sido toda una declaración de intenciones: “En política funcionamos a crédito, en cada elección recibimos por adelantado un depósito de confianza, de modo que la aceptación del cargo conlleva el reconocimiento de la deuda y la voluntad de devolverla con intereses”, ha dicho tras dar las gracias por la confianza depositada en los miembros de la Mesa.
IMPARCIALES, PERO NO NEUTRALES
También ha destacado que la Mesa tiene la “obligación de ser siempre imparcial” y que aplicará esta máxima “a la hora de defender los derechos de todos los diputados y diputadas por igual”. “Sin embargo --ha advertido-- no debe ni puede ser neutral en todo lo que afecte a la misión constitucional de Congreso”.
Tras referirse al poder legislativo como la pieza más importante de un Estado de Derecho, Batet ha llamado a todos sus compañeros a preservar su función constitucional sin “degradarla”, sin “banalizar la actividad parlamentaria” y sin caer en faltas de respeto.
“Desde su creación ateniense la democracia siempre ha tenido algo de espectáculo, pero ese espectáculo no debe ser el de los gritos o la falta de respeto, sino el de la fina inteligencia, y, cuando se pueda, la brillantez oratoria y la defensa leal de las posiciones políticas. Lo otro rebaja a los representantes y ofende a los representados”, ha avisado.
UN PAÍS MÁS LIBRE, JUSTO Y FEMINISTA
Además, en un discurso en el que ha hecho gala del uso del lenguaje inclusivo, la presidenta ha apelado a la búsqueda de consensos para afrontar los retos que España tiene por delante para convertirse en un país “más libre, más justo socialmente, más próspero, más feminista y con más seguridad y confianza en su futuro”.
Batet se ha mostrado convencida de que los problemas de España no tendrán solución “sin la acción conjunta y coordinada de todos”. “Eso es la política. La democracia no es solo contraste y confrontación, sino principalmente construcción de amplios consensos”, ha incidido la tercera autoridad del Estado, quien ha garantizado que trabajará para “preservar la deliberación racional y respetuosa como cauce del acuerdo”.
En este punto, ha hecho hincapié en que el Congreso es “la expresión plural y diversa de una sociedad plural y diversa en España en su conjunto y en cada uno de sus territorios” y, en el mismo sentido, ha avisado de que ningún diputado ni ningún partido por si solo “representa en exclusiva a España, a ninguno de sus territorios, ni a la voluntad de toda la ciudadanía”.
NO ARROGARSE UNA REPRESENTACIÓN INEXISTENTE
“Cada uno de nosotros somos del pueblo, pero ninguno somos el pueblo. Nadie debería arrogarse una representación que no tiene. Siempre, y en todas partes, hay un otro legítimo y distinto, al que solo podemos exigir el respeto a la ley”, ha sentenciado Batet, antes de remarcar que sólo de puede decir, y siempre con “cautela”, que el Congreso expresa la voluntad de todo el pueblo cuando se pronuncia de forma unánime.
“Sólo cuando (la Cámara) habla desde un amplio consenso, podemos afirmar que nos acercamos a esa aspiración. Este es un primer ejercicio de honestidad y transparencia que nos ayudaría mucho a todos a cumplir eficazmente con nuestra misión”, ha enfatizado, remarcando que la labor de los parlamentarios no admite “atajos” y que sólo deben guiarse por “ley, la razón y el trabajo, solitario y en común”.
También ha pedido preservar el legado de los mayores y hacer un país mejor para las próximas generaciones logrando las aspiraciones de una “sociedad que quiere construir un futuro compartido”. “De la herencia recibida forma parte un gran pacto de convivencia: nuestra Constitución”, ha apuntado la nueva presidenta.
“Fortalecer, ampliar y hacer efectivo ese pacto es la tarea de cada generación, hoy de la nuestra. Estoy segura de que sabremos dejar a quienes vengan después una España todavía mejor de la que hemos recibido”, ha concluido, antes de dar las gracias en castellano, gallego, catalán y euskera.