El general Qasem Soleimaní procedía de Damasco y, anteriormente, había visitado Beirut cuando aterrizó en Bagdad y fue blanco de un ataque selectivo de Estados Unidos cerca del aeropuerto. Una semana después se desconocen los detalles del viaje que llevó al influyente comandante iraní a la muerte.
El primer ministro iraquí, Adel Abdelmahdi, dijo en una comparecencia ante el Parlamento el día 5 de enero que él mismo tenía una cita con Soleimaní para que le entregara “la respuesta iraní a un mensaje que había mandado Arabia Saudí a Teherán a través de Irak”.
Pero el contenido de ese mensaje no ha trascendido y el analista del Centro Árabe para las Políticas Iraníes de Irak, Nazem Ali, consideró que el Gobierno iraquí no tiene ahora la legitimidad para mediar entre Riad y Teherán, por un lado, ni Soleimaní podría ser el mensajero de este tipo de comunicaciones.
¿MISIÓN DE PAZ?
El experto recordó que Abdelmahdi fue forzado a presentar su dimisión a finales de noviembre, después de dos meses de protestas en las calles en contra de la corrupción, la falta de oportunidades económicas y servicios públicos, y que actualmente sólo está en funciones.
“Las declaraciones del primer ministro buscan retratar a Qasem Soleimaní como un hombre de paz”, agregó Ali, pero las calificó de “un intento para encubrir los motivos de la visita” del comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní.
El analista especuló que probablemente el enviado de Teherán buscaba “imponer un candidato leal a Irán” para sustituir a Abdelmahdi al frente del Gobierno, después del intento fallido de nominar a un candidato por parte del bloque parlamentario Al Biná, en el que se encuentran algunos partidos próximos a Irán.
Ali remachó que ese tipo de mensajes se transmiten a través de un enviado político y no militar, y que además Soleimaní no fue recibido oficialmente por representantes del Ejecutivo sino por cabecillas de la agrupación Multitud Popular, integrada principalmente por milicias chiíes, algunas de las cuales están apoyadas por Teherán.
El número dos de la Multitud Popular, Abu Mahdi al Mohandes, también falleció en el bombardeo efectuado por drones el día 2 de enero pasada la medianoche hora local (21.00 GMT), en las cercanías del aeropuerto de Bagdad.
Según el conjunto de milicias, el convoy en el que viajaba Soleimaní fue bombardeado cuando estaba abandonando el aeropuerto acompañado por Al Mohandes, que le había recibido pero que no había llegado con él desde Damasco.
La Multitud Popular apuntó a la posibilidad de que las fuerzas estadounidenses recibieron un chivatazo sobre la llegada del comandante iraní a Bagdad de “una parte iraquí”, a la que no identificó.
Por otra parte, Hesamodin Ashna, un consejero del presidente iraní Hasan Rohaní, confirmó que Soleimaní llevaba un “mensaje diplomático” a Irak, sin ofrecer más detalles sobre su contenido en un escueto tuit citado por la agencia de noticias oficial iraní IRNA.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, se refirió también a las declaraciones del primer ministro iraquí, negando que Soleimaní estuviera en “una misión diplomática”, acusándole al mismo tiempo de llevar a cabo asesinatos y masacres en la región.
EL HOMBRE DE IRÁN EN IRAK
“Viajaba habitualmente a Bagdad, así que no hay nada sospechoso respecto a su visita”, dice a Efe el investigador iraquí Fanar Haddad del Instituto de Oriente Medio de la Universidad Nacional de Singapur.
Además, el experto destacó que Soleimaní “era el hombre de Irán en Irak y probablemente el más influyente en la política iraquí” desde hace mucho tiempo.
“Militarmente supervisó el crecimiento y consolidación de la red de organizaciones paramilitares de Irak y aseguró la extensión y salvaguarda de los intereses iraníes” en el país vecino, agregó Haddad.
EN EL FRENTE DE BATALLA EN SIRIA
El papel del comandante de la Fuerza Quds sobre el terreno tanto en Irak como en Siria, donde supervisaba y dirigía a las milicias chiíes respaldadas por Irán y a los propios combatientes iraníes, era conocido, por lo que su paso por Damasco antes de Bagdad no sorprende.
Soleimaní se dejaba ver en algunas ocasiones en los distintos frentes de batalla sirios, junto a los combatientes que luchan en el bando del presidente Bachar al Asad.
El grupo sirio de activistas Deir Ezzor 24, con base en esta provincia del noreste del país, difundió este jueves unas imágenes en las que se puede ver a Soleimaní durante su última visita a Siria justo antes de ser asesinado.
Según el director del grupo, Omar Abu Leila, el comandante se reunió con combatientes chiíes en la zona de Al Bukamal, en la frontera de Siria con Irak y un punto de tránsito habitual para las milicias entre los dos países.
AÑO NUEVO EN BEIRUT
Su estancia en Siria no fue larga, porque Soleimaní se reunió el primer día del año con el líder del grupo chií Hizbulá en el Líbano, tal y como aseguró el propio Hasan Nasralá en un discurso dos días después del asesinato.
Nasralá, visiblemente emocionado, aseguró desde su escondite en Beirut desde el que se dirige a sus seguidores sin desvelar su ubicación, que había advertido a Soleimaní de que Washington iba detrás de él y que temía por su vida.
Francesca Cicardi