Como Luis Bárcenas, su amigo Beltrán Gutiérrez también llevó durante casi dos décadas las cuentas del PP. En este caso, las del PP madrileño. Y como el tesorero más famoso de España, Gutiérrez disponía de su propia agenda en la que iba apuntando a mano las entradas y salidas de dinero. De la contabilidad oficial... y también de la otra. Ambas libretas fueron incautadas en dos operaciones contra la corrupción y rellenan ahora páginas y más páginas de distintos sumarios que investigan la financiación ilegal del PP y que han motivado la imputación de Bárcenas y Gutiérrez.
Los papeles requisados por la Guardia Civil revelan además la estrecha amistad que existía entre ambos: en casa de Beltrán Gutiérrez se encontraron albaranes de reformas en los domicilios particulares de Bárcenas, de obras de arte e incluso de reparación de joyas de su mujer, Rosalía Iglesias.
Con el último fleco de la trama Púnica, una macrocausa que indaga amaños de contratos por un importe de 250 millones de euros en distintas administraciones, el magistrado de la Audiencia Nacional Eloy Velasco intenta conectar en una pieza que todavía está secreta 14 años de trapos sucios en las cuentas del Partido Popular. De momento, la documentación incautada en el despacho de Gutiérrez apunta a movimientos extraños desde 2003 y, como los fantasmas siempre vuelven, ha resucitado el nombre de Fundescam.
Se trata de la Fundación del PP que sirvió a empresarios que contrataban con la Administración para donar ilegalmente dinero al partido. Así se pagaron las dos campañas de Aguirre en 2003, incluida la que le sirvió para revalidar la presidencia tras el tamayazo. La Justicia lo investigó en 2010 y decretó que los delitos estaban prescritos.
El entorno de Aguirre suele repetir que cuando ella llegó a la presidencia del partido, Gutiérrez ya estaba allí, al frente de la fundación y del partido al mismo tiempo. Obvian que Aguirre después lo mantuvo al frente del dinero de la organización hasta 2016, en que fue relevado por Cristina Cifuentes tras su imputación en el caso de las tarjetas black. En medio, hay tres campañas electorales bajo sospecha. La actual portavoz del PP en el Ayuntamiento, cuando el diario Público destapó en 2009 el caso Fundescam, respondió: “En el 2003 yo no estaba. O sea, que se lo pregunten a Pío, Pío, Pío”. Aguirre aludía así a su antecesor, Pío García Escudero que presidió el PP regional entre 1993 y 2004.
Algunos de los apuntes que investigan ahora los tribunales corresponden a aquella época y figuran en el cuaderno de Bárcenas. Según publicó El Español, el tesorero nacional apunta en uno de sus papeles sobre el presupuesto de las elecciones autonómicas de 2003: “Aportación entregada por Beltrán Gutiérrez: 210.305 euros de donativos”.
Pero hay más. El Mundo destapó esta semana anotaciones manuscritas que figuran en “documentos originales” del PP de aquella época y en el que bajo el epígrafe “Fund.” (Fundescam) quedan registradas donaciones de empresas como Iberia o Eulen, destinadas a pagar “las campañas electorales de las municipales y autonómicas de 2003”.
Esta nueva vía de investigación pone bajo sospecha no solo la financiación de las campañas de Aguirre en la Comunidad, también las del PP en los 180 ayuntamientos de la región en las municipales de 2003, incluida la de Alberto Ruiz-Gallardón para el Ayuntamiento.
Con lo que las cuentas investigadas ya no serían solo de la era Aguirre, sino también las de algunos de sus enemigos en el partido. Cuando aludió a “Pío, Pío, Pío”, Aguirre se refería al hombre que Gallardón apoyó sin éxito para seguir al frente del PP regional en 2004, un dirigente de su confianza que convirtió en concejal de urbanismo en el Ayuntamiento de Madrid. Mientras todo eso pasaba.
Si Pío García Escudero era el superior de Beltrán Gutiérrez cuando se inició el caso Fundescam, también Luis Bárcenas tenía un jefe cuando transfería fondos de las cuentas nacionales a las del partido en Madrid. Respondía ante su amigo y secretario general, Javier Arenas, que fue el número dos de Aznar entre 1999 y 2003 hasta que le sustituyó en el puesto Mariano Rajoy.
La nueva pieza de Púnica que indaga sobre la contabilidad opaca del PP en aquellos años tiene difícil prosperar por el tiempo transcurrido y la consiguiente prescripción, sin embargo, los investigadores creen que se le puede aplicar el tipo de delito continuado en el tiempo. En cualquier caso, servirá para delimitar las responsabilidades políticas de cada sector del partido en esa financiación dudosa.
El sector aguirrista sostiene que, de haber ilegalidades, el sistema estaba montado de antes por personas que nada tienen que ver con la presidenta regional. No explican por qué Aguirre durante su largo mandato sostuvo al frente de las cuentas a Beltrán Gutiérrez, si no era una persona de su confianza.