El ultraderechista Jair Bolsonaro, favorito para las elecciones presidenciales de Brasil, fue liberado hoy por sus médicos para participar en debates de televisión, pero prefirió mantener su campaña en las redes sociales, en las que se defendió de graves denuncias contra él.
El equipo de médicos que visitó al polémico diputado en su residencia este jueves para examinar el estado de las heridas que sufrió tras ser acuchillado el 6 de septiembre en un mitin dijo que su estado había mejorado y que la participación o no en los debates dependía ahora del propio Bolsonaro.
El ultraderechista, el candidato más votado en la primera vuelta de las presidenciales con el 46 % de los sufragios y que lidera los sondeos para el balotaje del 28 de octubre con un 59 % de apoyos, se ha negado a participar en debates en televisión alegando que sus médicos no se lo recomiendan.
El socialista Fernando Haddad, que sucedió al encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como candidato del Partido de los Trabajadores (PT), recibió el 29 % de los votos en la primera vuelta y tiene el 41 % de la intención de voto para la segunda, acusa a su rival de huir de los debates por carecer de proyectos para el país y para no dejar en evidencia su falta de preparación.
Pese a que se esperaba que Bolsonaro confirmara su participación en al menos dos debates antes de la segunda vuelta, el primero el próximo domingo en el canal Record y el segundo en la televisión Globo dos días antes del balotaje, el ultraderechista mantuvo silencio y volvió a volcarse en las redes, su herramienta de campaña preferida hasta ahora.
Y sus comentarios de este jueves se centraron principalmente en defenderse de la grave denuncia que recibió de Haddad de que montó “una organización criminal” con empresarios que apoyan sus aspiraciones para difundir mensajes “mentirosos” por Whatsapp.
El exministro de Educación se hizo eco de un reportaje publicado hoy en el diario “Folha de Sao Paulo” en el cual se afirma que algunas empresas “están comprando” paquetes de mensajes contrarios al PT para ser disparados “en masa” y por millones a través de Whatsapp.
El rotativo indicó que cada contrato llega a los 12 millones de reales (3,2 millones de dólares) y que entre las compañías implicadas está la red comercial brasileña Havan.
Según el periódico, la práctica es ilegal, pues se trata de donación de campaña de empresas, prohibida por la legislación electoral brasileña, y además no declarada, y algunos juristas admiten que, de ser comprobada la denuncia, la candidatura de Bolsonaro puede ser inhabilitada por abuso de poder económico y delitos electorales.
Tanto el PT como el Partido Democrático Laborista (PDT), que postuló como candidato presidencial a Ciro Gomes, el tercero más votado en la primera vuelta, anunciaron que pedirán la anulación de la primera vuelta de las elecciones por considerar que el ultraderechista las venció mediante un fraude.
En diferentes mensajes en Twitter, el ultraderechista aseguró que la denuncia no pasaba de ser un nuevo “fake news” (mensaje falso) que su adversario estaba difundiendo y que pretendía llevarlo a los tribunales.
Bolsonaro, polémico por defender la dictadura militar y por sus declaraciones de tinte machista, racista, homófobo y xenófobo, agregó que mientras él es perjudicado con falsas noticias sus rivales lo son por la verdad.
“El PT no ha sido perjudicado por 'fake news' sino por la verdad. Robaron el dinero de la población, fueron encarcelados, afrontaron la Justicia y hundieron el país en la violencia y en el caos. Los brasileños sintieron todo eso en la piel. No hay cómo engañarlos”, afirmó en uno de sus mensajes.
“Apoyo voluntario es algo que el PT desconoce y no acepta porque siempre hicieron política comprando conciencias”, aseguró en otro mensaje al referirse a la posible ayuda que estaría recibiendo de empresarios.
En una declaración más contundente a un portal, el diputado afirmó que no tiene control sobre lo que un empresario simpatizante puede hacer ni saber si algún rival de izquierda está haciendo eso para boicotear su candidatura.
“Si hay alguien que me apoya haciendo eso, no lo puedo controlar. Sé que viola la legislación, pero no tengo control y no tengo cómo saber ni cómo adoptar medidas para impedirlo”, afirmó.