Austeridad, austeridad y austeridad. Ésta es la jaculatoria con la que Ana Botella ha intentado disfrazar la destitución de su mano derecha, Miguel Ángel Villanueva. “Estamos en una realidad peculiar”, describió, “que requiere una estructura ágil y austera”. Eso sí, no cifró el ahorro derivado de esta supuesta medida de austeridad en la que se engloba la salida de Villanueva, que llevaba en la política madrileña desde 1995 y que ha sido un hombre fuerte del Ayuntamiento desde 2004, cuando llegó Alberto Ruiz-Gallardón.
¿Perdió su confianza en el vicealcalde? “Yo no he perdido la confianza en él. Tengo mi máxima confianza personal y profesional”.
Entonces, ¿puede explicar su marcha? “No voy a comentarlo. Ya lo hizo él ayer”, repitió una y otra vez en su comparecencia ante los medios en la sede del Ayuntamiento.
Pero, ayer, lo que hizo Villanueva no fue explicar su salida en clave económica, sino como una respuesta para lograr “serenidad” en la ciudad. Una serenidad perdida por la trágica fiesta de Halloween en el Madrid Arena en la que murieron cinco jóvenes.
Es más, según dicen las fuentes, la salida de Villanueva estaba pactada y se precipitó ayer. Hasta el punto de que la alcaldesa abandonó súbitamente una reunión del comité de dirección del PP al recibir un mensaje a su teléfono que le cambió la cara. A las pocas horas, trascendía la salida del vicealcalde.
Pero en su rueda de prensa, Botella, sonriente durante las preguntas y muy seria durante las respuestas, ni siquiera mencionó el Madrid Arena. Ni la fiesta, ni los hechos, ni la investigación, ni las dos palabras que dan nombre al pabellón. ¿Por qué? “La reestructuración busca mayor economía de medios”, insistía una y otra vez. Villanueva, sin embargo, sí que habló de la trascendencia del caso, en cuyo contexto situó su marcha. No en vano, su persona está relacionada con el suceso desde el primer momento, cuando dio por bueno el recuento de entradas que le facilitó la empresa organizadora de la fiesta en la mañana del 1 de noviembre, desmontado posteriormente por la policía.
Villanueva, que no está imputado, es el cuarto alto cargo municipal que cae tras producirse los sucesos. El primero, que sí está imputado, fue Pedro Calvo, concejal de Economía y presidente de la empresa que alquiló el pabellón a Diviertt S.L., la promotora de fiestas cuyo máximo responsable, Miguel Ángel Flores, tenía una buena relación con Villanueva y había firmado contratos privilegiados con el Ayuntamiento de Madrid.
Una vez que se conocieron estos contratos privilegiados, Botella destituyó a los responsables de Madrid Espacios y Congresos, el consejero delegado, José Ángel Rivero, y el gerente, Jorge Rodrigo.
De todos los altos cargos de los que ha dependido la respuesta municipal durante la tragedia, los únicos que permanecen en sus cargos son la propia alcaldesa y Antonio de Guindos. El hermano del ministro de Economía es una persona muy cercana a Botella, quien le tuvo como 'número dos' cuando era concejal de Medio Ambiente. Su ascenso a concejal de Seguridad ha durado apenas un año, pues ahora es apartado a Medio Ambiente. Bajo su mando, operaban la Policía Municipal y el Samur, cuyo despliegue e intervención durante el Madrid Arena está siendo examinado.
Pero no es la única decisión con ingredientes personales. También está el ascenso de Concepción Dancausa, Concha, como la ha llamado la alcaldesa en su comparecencia, muestra de su estrecha relación personal. No será vicealcalde, porque el cargo creado por Gallardón para dar peso a su exalter ego, Manuel Cobo, ha desaparecido. Pero sí se convierte en primer teniente de alcalde, además de asumir Economía, Hacienda y Administraciones Públicas. Dancausa fue e la encargada de dirigir el informe de la investigación interna del Ayuntamiento de Madrid sobre la gestión municipal en la macrofiesta. Un informe que absolvió al Ayuntamiento de toda responsabilidad.
El relevo de De Guindos en Seguridad es Enrique Núñez, nuevo portavoz municipal, anterior concejal del distrito Centro, y que ha acompañado a la alcaldesa en su comparecencia impertérrito y sin decir palabra.