2015: el largo camino de Podemos e IU hasta las elecciones generales
El calendario de 2015 está lleno de marcas rojas para Podemos e Izquierda Unida, dos partidos que comparten un fin similar, derrocar al bipartidismo y poner en marcha un proceso constituyente, pero que difieren en el método y cuya confluencia se hace de rogar, en el mejor de los casos.
Con unas encuestas que espolean a quienes creen que no habrá mejor oportunidad para cambiar el sistema, ambas formaciones tienen que resolver situaciones internas antes de afrontar dos citas electorales trascendentales: las municipales y autonómicas de mayo y las generales previstas para noviembre.
Podemos: del final de su implantación a las generales
Trece meses después de que Pablo Iglesias anunciara su intención de concurrir a las elecciones europeas, Podemos concluirá su implantación territorial en todo el Estado. El próximo 14 de febrero el partido tendrá constituidos sus 17 consejos ciudadanos autonómicos, con sus respectivos secretarios generales regionales. Los líderes de Podemos en cada comunidad tendrán un asiento asegurado en el Consejo Ciudadano estatal, el principal órgano de Podemos entre asambleas y que hasta ahora estaba incompleto y copado por personas afines a Iglesias: su lista fue apoyada mayoritariamente en la votación que cerró el proceso fundacional del partido.
Teresa Rodríguez, en Andalucía, y Pablo Echenique, en Aragón, ya se han postulado. Ambos lideraron la alternativa al secretario general de Podemos durante la asamblea de otoño, aunque las votaciones no dejaron lugar a dudas sobre las preferencias de los inscritos en el partido. Hasta ahora, el grupo aglutinado alrededor de Iglesias no ha lanzado sus candidaturas, aunque el líder del partido ya ha pedido a Teresa Rodríguez que construya una lista unitaria y que cuente para ello con su secretario de Organización, Sergio Pascual. En el caso de Aragón, el secretario general también apela a una candidatura conjunta.
Antes, habrá concluido el proceso para constituir los consejos ciudadanos locales. El 2 de enero se darán a conocer los resultados de unas votaciones que se desarrollan entre el 26 y el 30 de diciembre en más de 350 municipios. De esta elección depende en buena parte el futuro de las iniciativas ciudadanas que han surgido en decenas de localidades españoles para las elecciones del próximo mes de mayo. Podemos, que renunció a ir con sus propia marca a los comicios municipales, ha fluctuado en su apoyo a los Ganemos, temeroso de que la nueva marca haga sombra a la suya. Y también de que sirva como cobijo para los representantes de la vieja política que, en su opinión, aún dominan muchos partidos, entre ellos Izquierda Unida. Ante la duda, defienden sus dirigentes, mejor mantenerse al margen y centrarse en las autonómicas.
Buena parte de las decenas de miles de personas que engrosan las bases de Podemos, sin embargo, rechazan esta contemporización y empujan para que Podemos sea un actor clave en unas elecciones que, históricamente, han sido motor de cambios en España. Bien sea mediante agrupaciones electorales promovidas por ellos mismos, una opción bien vista por la dirección, bien en las iniciativas ya constituidas, Podemos estará muy presente el próximo 24 de mayo.
Desde entonces, el camino estará despejado hacia las elecciones generales, donde Podemos se la juega por decisión propia. Desde su nacimiento, el partido morado ha insistido en una idea: están aquí para ganar y gobernar. No para ser un actor más del juego político.
Pablo Iglesias personificó en sí mismo la apuesta en la entrevista que le hizo en Salvados Jordi Évole: “Si no gano las próximas elecciones generales, igual me voy”. El politólogo dijo no tener intención de ocupar un escaño en el Congreso, aunque está por ver que un resultado que no dé la victoria a Podemos pero sí le permita influir en la acción de Gobierno pudiera ser considerado como “no ganar”. Y si, en cualquier caso, las bases del partido permitirían al líder dar un paso atrás llegado el momento.
La importancia de los retos que tiene Podemos por delante queda demostrada en la gran manifestación que ya ha convocado para el próximo 31 de enero en Madrid. Un evento, no se conoce todavía el formato, de reafirmación con el que el partido quiere hacer una demostración de fuerza. Al acto están invitadas “familias”, “abuelos con sus nietos” y “movimientos sociales”. Todos aquellos que crean que Podemos es la herramienta que permitirá a la gente desalojar a la casta de los centros de poder, según han explicado diversos portavoces del partido. Ese último día de enero es el elegido por Podemos para dar el pistoletazo de salida a 11 meses que serán frentéticos y fundamentales. Ya le han puesto lema: '2015 Empieza El Cambio'.
El lento relevo generacional de IU
Las elecciones europeas cayeron como un jarro de agua fría en una Izquierda Unida que veía cómo, por fin, se acercaba su momento. Las encuestas apuntaban hacia el PSOE y se reivindicaba con orgullo su papel en el Gobierno andaluz. Tras los comicios de mayo de 2014, la coalición que lidera Cayo Lara puso en marcha de forma casi inmediata un relevo generacional en su dirección que, aunque real, no termina de concretarse. IU, un partido clásico con forma de coalición, vira despacio y buena parte de sus dirigentes más veteranos no están dispuestos a salir por la puerta de atrás mientras 'los niños' se hacen con el timón.
El cambio está personificado en el diputado malagueño Alberto Garzón, el más joven del Congreso durante buena parte de la legislatura y que llegó a la Carrera de San Jerónimo en 2011, aupado por su implicación directa en el 15M. Y en Tania Sánchez, candidata de IU para la Comunidad de Madrid. Ambos cuentan con el apoyo de las bases y de los simpatizantes. Además han logrado una proyección mediática con la que sus predecesores ni podían soñar y que les da un grado de conocimiento y unas valoraciones buenas en las encuestas.
A ninguno de los dos se lo está poniendo fácil su propia organización. El caso de la diputada madrileña es paradigmático. Pese a las múltiples trabas de la vieja guardia de IUCM, Sánchez logró una contundente victoria en las primarias abiertas. Incluso se vio beneficiada por la imposición de una urna para militantes y otra para simpatizantes: se impuso en las dos y su liderazgo se hizo tan patente que el coordinador regional, Eddy Sánchez, dimitió al día siguiente.
Desde entonces, IUCM está inmersa en una lucha interna que amenaza con diluir el empuje logrado en el proceso de elección. El agua agitada ha vuelto a sacar a la superficie el cadáver del papel de la federación en Caja Madrid y Bankia, una cruz que los ex coordinadores Ángel Pérez y Gregorio Gordo no están dispuestos a cargar en sus últimos meses en la primera línea política de la región.
La dirección federal, por su parte, sí ha dado pasos para aupar a Garzón. Pero lentos, lo que quizá impide a la ciudadanía valorar su dimensión. El diputado vio cómo eran aceptadas las primarias que él y su entorno reclamaron para las europeas; fue nombrado secretario ejecutivo de Convergencia y Proceso Constituyente, una de las principales carteras de la dirección federal; defendió la postura de la Izquierda Plural en el debate de presupuestos del Congreso; uno de sus principales aliados internos, Antono Maíllo, se hizo con el control de IU en Andalucía; y cuenta con importantes apoyos en la Comunidad Valenciana, Castilla y León, Baleares, Cataluña o Galicia, además de en Madrid. El imprescindible PCE también está con él mayoritariamente.
Las encuestas, sin embargo, reflejan un estancamiento en las expectativas de IU, aunque al menos se ha logrado detener la sangría de votos. Por eso era tan importante para la nueva hornada de dirigentes que se evidenciara el relevo: el 16 de noviembre, Cayo Lara anunciaba entre lágrimas su renuncia a ser candidato de IU en las generales.
Los resultados de las primarias se conocerán en febrero y serán, salvo sorpresa, un paseo para Garzón, quien tendrá más legitimidad para dirigir el proceso de confluencia al que IU ha decidido jugárselo todo. La coalición, al contrario que Podemos, necesita las elecciones municipales. IU tiene un gran número de cuadros medios que viven de sus responsabilidades en la Administración local. Además, la coalición siempre ha presumido de su política local y de que allí donde han gobernado han recibido posteriormente el apoyo de los ciuadanos. Las municipales serán también unas elecciones donde IU no enfrentará su marca directamente con la de Podemos. En función de cómo se desarrollen, IU podrá sondear sus posibilidades de cara a las generales.
Ganemos y la confluencia que no llega
La doble cita del 24 de mayo de 2015 tiene así un interés distinto para IU y para Podemos. De ahí que ambas formaciones tengan una aproximación distinta al proceso de confluencia que se articula alrededor de las iniciativas ciudadanas tipo Ganemos y en la que aparecen otros partidos como Equo.
IU se ha mantenido constante en su apoyo y promoción de estos espacios, donde su gente trabaja de forma activa desde que comenzaron a surgir por toda España tras las elecciones europeas. Sus necesidades, además, les han llevado a intentar que estos espacios tomen decisiones no aceptadas por todos los actores, principalmente las referidas a las formas jurídicas de las candidaturas, un debate que parece baladí pero en el que están en juego desde dinero y espacios televisivos hasta la composición de organismos tan importantes en el mundo rural como las diputaciones provinciales.
Podemos ha optado por un perfil bajo en su participación en estas candidaturas. Salvo en Barcelona, con un apoyo cerrado a Guanyem, el partido de Iglesias ha centrado sus esfuerzos en cerrar sus procesos internos y en evitar que otros marquen su agenda política. Aunque los procesos no están cerrados, Podemos ya ha renunciado a participar en iniciativas ya en marcha en Asturias, en Murcia o en buena parte de Andalucía. Allí, sus bases promoverán sus propias candidaturas.
El final del proceso de confluencia municipal y su resultado final determinará las posibilidades de que la confluencia se extienda más allá. Pablo Iglesias defendió en la primera parte de 2014 que, con Alberto Garzón, IU sería mucho mejor baza. Garzón, por su parte, ha apostado en público en reiteradas ocasiones por la convergencia con Podemos. Ambos han mantenido en el pasado una estrecha relación, vienen de una tradición muy similar y comparten amistades. De cómo se desarrollen los acontecimientos en la primera parte de 2015 dependerá que lo que muchos daban por hecho hace unos meses se haga realidad.