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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La campaña de las europeas arranca con PSOE y Sumar en pleno choque

La carrera electoral lo impregna todo. Las estrategias de campaña de los partidos para el 9J han conseguido alterar incluso una convivencia entre socios de coalición que todo el mundo definía hace solo unas pocas semanas como una verdadera balsa de aceite. Al menos, en comparación con los roces de la pasada legislatura entre los socialistas y Unidas Podemos.

Sin embargo, lo que ha ocurrido esta semana en el Congreso no había pasado antes. En vísperas del arranque de campaña de las europeas, el PSOE decidió llevar a Pleno dos iniciativas legislativas para las que no tenía el apoyo garantizado. Y su socio, Sumar, decidió desmarcarse de las dos.

El martes, los de Yolanda Díaz y la práctica totalidad de socios parlamentarios de Pedro Sánchez votaron en contra de la iniciativa del grupo socialista para abolir la prostitución. Y adelantaron, además, que tampoco apoyaría la reforma de la ley del suelo que se tenía que votar este jueves y que era iniciativa del propio Consejo de Ministros del que forma parte. Sobre la campana, el ministerio de Vivienda la retiró del orden del día para evitar el segundo batacazo parlamentario en apenas 48 horas.

Aunque en público los socialistas prefieren señalar al PP como principal responsable de que la reforma de la ley del suelo no haya prosperado (en la Federación de Municipios y Provincias muchos alcaldes del PP la habían respaldado explícitamente) tampoco ocultan el malestar con Yolanda Díaz. “Es una decisión que está también en la órbita del calendario electoral”, criticó la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, en los pasillos del Congreso.

Creen en el PSOE que la menguante deriva electoral de su socio de coalición en todas las convocatorias electorales de lo que va de año ha llevado a Sumar a forzar la búsqueda de un perfil propio que, en opinión de los socialistas, es sobreactuada. “Lo vimos con los toros primero, luego con el barco de Cartagena con el que se equivocaron y ahora con las dos votaciones de esta semana”, señalan.

Aunque restan trascendencia política de fondo a las consecuencias que puedan derivar de este choque de cara al futuro de la legislatura, sí admiten en la Moncloa cierta preocupación por el “desorden” a su izquierda, en referencia a las tensiones internas entre los partidos que conforman Sumar y a la competencia directa que afrontará con Podemos de cara al 9-J.

“Es evidente que ellos están en su propia carrera con Podemos y que tienen miedo de que a las primeras de cambio se tambalee su proyecto. Desde ese enfoque entendemos sus nervios y nosotros lo respetamos todo, pero también nos gustaría que la acción del Gobierno estuviera protegida de todo ese ruido”, razona una ministra del PSOE.

Sumar acusa al PSOE de intentar dividirlos

Sumar es consciente desde hace tiempo de las dificultades que está experimentando para sacar cabeza dentro del Gobierno. Desde hace semanas ha acentuado la confrontación con el Partido Socialista en lo discursivo pero esta semana el choque ha escalado con esas dos votaciones clave. Aunque Yolanda Díaz afirmó esta semana que tanto la ley contra el proxenetismo como la del suelo eran discrepancias “pactadas”, dentro del grupo plurinacional el malestar con su socio de gobierno era evidente. Pero en ningún caso, argumentan, la posición de esta semana en esas dos votaciones ha tenido motivaciones electoralistas.

Desde que el PSOE registrara la ley sobre prostitución en el Congreso, hubo voces en Sumar que empezaron a hablar de una estrategia para generar división. Voces que crecieron cuando los socialistas decidieron introducir ese texto en su cupo para el pleno en la semana en la que comienzan las elecciones europeas. 

Si durante la legislatura pasada esta misma ley dividió al grupo parlamentario de Unidas Podemos (los comuns se desmarcaron y votaron en contra), esta vez las diferentes voces que existen dentro de Sumar sobre la prostitución llegaron a un consenso para rechazar la ley. Un acuerdo al que se inscribió también Izquierda Unida, con posiciones en este asunto que son tradicionalmente mucho más cercanas al abolicionismo, y por tanto al sentir del PSOE. 

“Creemos que esta propuesta que nos presentan tiene grandes lagunas y deberían haberse sentado con nosotras a hablar. No entendemos por qué no nos han llamado ni han intentado consensuar. Esta propuesta quiere ahondar en la división y no en la unión”, protestaba en una rueda de prensa este martes Engracia Rivera, diputada de IU.

La temperatura dentro del Gobierno subió aún más a medida que avanzaba la semana y que Sumar dejaba claro que no apoyaría la reforma de la Ley del Suelo, sobre la que ya mostró su descontento cuando salió del Consejo de Ministros. El choque –y la negativa del PP– han estado a punto de tumbar la primera ley salida del Ejecutivo. El Ministerio de Vivienda lo ha evitado in extremis al retirar el texto antes de que comenzase el pleno.

La coalición ha sido clara con sus argumentos para votar en contra. “Son dos modelos radicalmente diferentes y Sumar no está en el modelo de la especulación y la corrupción sin límites”, dijo la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, sobre el “dibujo de la política urbanística” que a su juicio quiere hacer el PSOE con la ley.

Desde el socio minoritario de la coalición trasladan que tragar con un texto como el que proponía el PSOE era inviable para una fuerza de izquierdas y verde y rehúyen los argumentos de que este rechazo tiene una motivación electoralista. La sensación que cunde en el grupo parlamentario es que los socialistas contaban con el Partido Popular para sacar adelante la ley. Y que por eso no negociaron cuando supieron que la rechazarían. 

Aunque en el entorno de la vicepresidenta segunda rechazan que la crisis de estas semanas pueda tener consecuencias para la estabilidad del gobierno y tampoco de la legislatura, es evidente el malestar que cunde en el socio minoritario por los movimientos de esta semana. Fuentes de ese espacio se quejan de que el Partido Socialista les exija a ellos consensuar las leyes y tener los apoyos antes de llevarlos al Congreso y en la semana previa acaben pidiendo el voto al PP para sacar adelante un texto que no contaba con su apoyo.

Este episodio llega a las puertas de unas elecciones europeas de las que Sumar puede salir tocado. Las últimas encuestas sitúan a los de Yolanda Díaz entre los 3 y los 5 escaños, pero dan cierto aire a Podemos, que podría colocarse a menos de un escaño. Una situación que complicaría el día después para una coalición que ya antes de estas elecciones ha tenido problemas para despegar. Después de un resultado muy malo en las gallegas, un escaño por los pelos en las vascas y un retroceso en las catalanas, y unas negociaciones para la lista de las europeas que han tensionado sobremanera la relación con los partidos.