Termina la segunda campaña electoral en seis meses. El domingo se vota tras dos semanas de mensajes electorales muy distintos a los que se lanzaron antes del 20D, en una campaña marcada por las negociaciones de una legislatura fallida y por la aparición de un nuevo actor electoral, que es la suma de dos jugadores. La coalición de Unidos Podemos ha sido el elemento más novedoso en las repetición de las elecciones y su impacto ha cambiado la forma de afrontar la campaña por parte del resto de partidos.
Para analizar estas cuestiones hemos hablado con tres expertos: Pablo Simón, profesor de política comparada en la UC3M, Lluis Orriols, doctor en Ciencia Política, y Marta Romero, especialista en análisis políticos.
Una campaña para asegurar votantes
Para Pablo Simón y Lluis Orriols esta ha sido una campaña de perfil bajo, menos polarizada de lo que podría esperarse. “El PP no ha tensionado la campaña cuando tenía la oportunidad de apelar al voto del miedo, y eso ha provocado que Unidos Podemos tampoco haya podido tensionarla”, comenta Orriols.
Simón explica que se ha dado un “panorama de gran estabilidad”, sin las grandes variaciones que se dieron en la anterior, con Podemos adelantando a Ciudadanos en el tramo final, y en la que partidos como Unidos Podemos han salido a asegurar, pues partían desde la segunda plaza casi desde el principio.
Marta Romero tiene una percepción distinta. En su opinión, esta ha sido “una campaña totalmente polarizada” por la estrategia de coalición entre IU y Podemos, y eso ha perjudicado a PSOE y Ciudadanos, que partían de una posición “más desfavorable”. “La anterior fue una campaña sobre nueva y vieja política, y está ha sido sobre izquierda contra derecha con dos extremos, en uno el PP y en el otro Podemos”, resume Romero. Añade que ha estado más enfocada a “a los fieles, a retener a los electores”.
Los tres coinciden que en que la campaña no ha versado tanto sobre lo que ocurrió en las negociaciones, y que tan solo el PSOE ha incidido en ese punto. Romero y Simón creen que no se va a evaluar la legislatura fallida ni los cuatro años de gestión del PP. “Se está planteando un voto prospectivo”, apunta Simón. “No se va a evaluar la legislatura”, opina Romero, que apunta a que los votantes elegirán entre “el cambio transformador” que propone Unidos Podemos o “la continuidad y la moderación” de la que hace gala el PP.
Orriols señala que Unidos Podemos ha logrado sortear el posible efecto negativo que hubiese tenido una campaña centrada en el fracaso de las negociaciones. “Las encuestas decían que iba a ser el gran castigado”, pero ha logrado retener la hipotética fuga de votos hacia IU formando una coalición, comenta.
Menos indecisos que el 20D
Que la campaña haya tenido un perfil bajo, sin una estrategia clara hacia la búsqueda de nuevos votantes ha sido también consecuencia de un hecho diferencial respecto al 20D. Esas elecciones consolidaron las posiciones de muchos votantes y para estos comicios se ha reducido el número de indecisos. “Se han ido fraguando una serie de lealtades”, indica Marta Romero, que añade que la alianza de Podemos e IU ha reducido la incertidumbre de quienes dudaba si volver a votar al partido de Pablo Iglesias en estas elecciones.
A pesar de ello, sigue habiendo quienes dudan a quién votar. Pablo Simón pone el acento en los votantes de Ciudadanos: “Hablamos mucho de sorpasso en la izquierda, pero donde detectamos más indecisión es en el campo de la derecha”. Los de Albert Rivera se juegan perder hasta un cuarto de su grupo parlamentario porque están “por debajo de la banda de peligro del sistema electoral”.
Orriols cree que los trasvases de votos entre partidos se equilibran unos con otros, y que por tanto los resultados no serán muy distintos a los del 20D. “Ciudadanos pierde a favor del PP, pero también gana por el lado del PSOE”, señala.
Sorpasso, la gran duda
Las elecciones del domingo resolverán una de las principales incógnitas de la campaña: quién quedará en segundo lugar. Todas las encuestas pronostican que Unidos Podemos ganará en votos, pero el sistema electoral puede impedir que la coalición de izquierdas supera al PSOE en escaños.
Orriols comenta que el sorpasso en votos no será una sorpresa, porque la suma de los resultados de IU y Podemos en las pasadas elecciones generales ya les situaba por encima de los socialistas. Que Unidos Podemos quede por encima en escaños dependerá de su margen de ventaja sobre el PSOE.
“Creo que habrá sorpasso en escaños. Tenemos que ver cómo se distribuye el voto por los territorios, pero la coalición es muy eficiente recogiendo votos en los distritos medianos y pequeños”, apunta Simón.
Romero, por su parte, no descarta que la posibilidad de que Unidos Podemos quede segundo anime a votantes del PSOE a acudir a las urnas. “Una parte de su electorado apostará por el voto útil a Podemos, como votante de izquierdas, pero otra parte más fiel puede que reaccione a la llamada de vamos a evitar el sorpasso”, opina. No descarta que haya voto oculto de los socialistas.
Con el dato de participación no hay tantas dudas. La participación en las elecciones de diciembre fue más baja de lo esperado, y en la encuesta preelectoral del CIS el porcentaje de quienes declaraban su intención segura de ir a votar era un 4% menor. “Lo más conservador es pensar que la abstención aumentará”, explica Pablo Simón, aunque no cree que la caída sea muy grande.
“Cuando a los ciudadanos se les pide que voten con frecuencia genera un cansancio. Además, esta campaña ha sido particularmente de baja intensidad. Las campañas sirven para activar, para movilizar al electorado, y ese efecto ha sido menor”, dice Lluis Orriols. Aún así, cree como Simón que tampoco se producirá una caída muy abultada de la participación.