Con una trayectoria que rompe el perfil del “hombre fuerte”, nacionalista, populista, que domina la política en Europa Central desde hace años, la abogada y activista ecologista Zuzana Caputová se ha convertido este sábado, pocos días antes de cumplir 46 años, en la primera presidenta de Eslovaquia.
En su discurso inaugural tras prestar juramento al cargo en una ceremonia en la sede de la Filarmónica Eslovaca en Bratislava, la nueva jefa del Estado destacó hoy su postura a favor de “fortalecer” a la Unión Europea (UE) y a la OTAN, dos espacios a los que pertenece el país de 5,4 millones de habitantes desde 2004.
Esta apuesta europeísta en el seno del Grupo de Visegrado (Eslovaquia, Polonia, Hungría y República Checa) contrasta con la de líderes de países vecinos como su colega checo, el euroescéptico Milos Zeman, o el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, quien suele arremeter con frecuencia contra Bruselas.
La experiencia política de Caputová, licenciada en Derecho, era prácticamente igual a cero hasta hace muy poco tiempo, pero esta madre de dos hijas divorciada se ha bregado en el ámbito público en campañas anticorrupción y de defensa del medioambiente.
“Como abogada he luchado en muchas causas en el lado de la gente corriente, que no podía alcanzar la justicia. El hecho de que en nuestro país no funcione la justicia es un problema serio”, declaró a la prensa cuando aún era candidata a la jefatura del Estado.
“Somos un Estado donde las prácticas mafiosas de muchas personas influyentes (...) han copado ciertas instituciones”, ha afirmado en otra ocasión.
Y así, en la misma línea, insistió ahora, ante los diputados del Parlamento, en los “cambios sistemáticos” que considera necesarios en el sistema judicial de su país.
La exitosa campaña electoral de Caputová ha sido un único y claro mensaje: transparencia y justicia para todos.
En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas el 30 de marzo pasado, la letrada se impuso con el 58,40 % de los votos a Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea y candidato apoyado por el gobernante Partido Socialdemócrata (Smer).
Al elegirla en el cargo más alto del Estado, las sociedad eslovaca, indignada por el asesinato del periodista Jan Kuciak en febrero de 2018, cuando estaba a punto de publicar una investigación sobre corrupción que involucraba a altas esferas del poder, dejó claro que quiere un nuevo estilo político, más decente y más justo.
Dos meses después, el electorado volvió a plasmar esa aspiración en los comicios al Parlamento Europeo: la coalición izquierdista y liberal Progresivne Slovensko-Spolu (PS), ganó con el 20,11 % de los votos, claramente por delante de los 15,72 % del Smer.
Fundada por Caputová hace apenas año y medio, Progresivne Slovensko enarbola un ideario de lucha contra la corrupción y el abuso de poder y que aspira a gobernar tras las legislativas previstas para marzo próximo.
Caputová fue en 2016 una de las ganadoras del Goldman Environmental Prize, en reconocimiento a sus catorce años de lucha contra un vertedero en Pezinok, su ciudad en las afueras de la capital.
En ese vertedero estuvo implicado Marian Kocner, un controvertido empresario cuyos vínculos con el crimen organizado denunció Kuciak antes de ser asesinado a tiros junto a su pareja en su en su domicilio de Velka Maca, a 50 kilómetros de Bratislava.
Ese crimen hizo patente para muchos eslovacos la red de clientelismo, corrupción y relaciones entre crimen y alta política que se ha formado en el país, y generó el terremoto político que sembró el terreno para la subida al poder de Caputová.
La abogada, que conocía personalmente a Kuciak, participó en las masivas manifestaciones con las que la ciudadanía reaccionó en la calle al homicidio y a la revelación de las investigaciones del reportero.
El escándalo desató la mayor ola de protestas en el país centroeuropeo tras la caída del comunismo hace tres décadas y forzó finalmente al entonces primer ministro y aún hoy jefe del Smer, Robert Fico, a abandonar el poder, junto a su titular de Interior y el jefe de la Policía.