El 'cara a cara' Iglesias-Rivera: el espíritu del Tío Cuco ha muerto

El cara a cara entre Pablo Iglesias y Albert Rivera de octubre de 2015 organizado por Salvados marcó un hito en la política española. Dos líderes que no representaban al tradicional bipartidismo se enfrentaron en horario de máxima audiencia, cosecharon un 25% de cuota de pantalla e inauguraron la campaña con más debates y más variados. Casi ocho meses después ambos candidatos se verán de nuevo las caras, en el mismo programa y otra vez con Jordi Évole como moderador. Hasta ahí las similitudes. Si aquél encuentro estuvo marcado por la corrección y el buen rollo entre ambos contendientes, el de este domingo será lo opuesto. Si alguna vez existió el espíritu del Tío Cuco, el bar que acogió el enfrentamiento de octubre, esta noche no podrá verse ni rastro de él.

Así lo ha explicado el propio Évole en diversas entrevistas y así lo constatan desde ambos partidos a eldiario.es. Por no repetirse, no se repetirá ni el escenario. El director de Salvados ha desvelado que su intención inicial era volver a un bar, incluso al mismo. Las intenciones de Évole se toparon con la negativa de una de las partes.

Según ha podido confirmar eldiario.es fue Ciudadanos quien rechazó el bar como lugar del debate, quizá porque es el escenario donde se desarrolla su vídeo de precampaña. En Podemos aseguran que ellos no pusieron ningún problema por dónde celebrarlo mientras el partido de Albert rivera responde que los de Pablo Iglesias tumbaron un cara a cara entre ambos moderado por Ana Pastor cuando ya estaba pactado. Desde Podemos explican que Salvados solicitó primero el debate y ya habían dado el sí.

Estos detalles, quizá poco relevantes para los espectadores, sí muestran cómo han cambiado las relaciones entre Podemos y Ciudadanos en menos de un año.

Antes de las elecciones del 20 de diciembre ambas formaciones intentaban encarnar, cada una en su estilo, la “nueva política” frente al “viejo bipartidismo”, compartían iniciativas de regeneración política y contra la corrupción, así como la necesidad de acometer reformas sustanciales del sistema electoral o en la elección de los órgano de gobierno de los jueves, por ejemplo.

Ocho meses después, y tras muchas semanas de negociaciones para formar gobierno y cruce de acusaciones, el ambiente se ha enrarecido. Desde Salvados apuntan a eldiario.es que Rivera acusará a Iglesias de inmovilista y de preferir un Gobierno del PP a otro del PSOE y Ciudadanos, mientras el líder de Podemos intentará situar a su rival como un equipo filial de Mariano Rajoy.

Pero el plato fuerte será Venezuela. Rivera quiere sacar el máximo partido a su viaje a Caracas, donde fue pese a las peticiones expresas del Gobierno y del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Fuentes de Salvados aseguran que el candidato de Ciudadanos apelará a las supuestas relaciones de Pablo Iglesias con el Gobierno de Nicolás Maduro para que interceda por lo que él define como presos políticos. El secretario general de Podemos, por su lado, acusará a Rivera de repetir los mensajes que lleva usando el PP desde hace años, como si estuvieran ante un ventrílocuo, y le criticará que se centre en Venezuela mientras ignora otros lugares donde se violan los derechos humanos.