Casado llama “granja orwelliana” al Gobierno pero dice rechazar la crispación porque no casa con su “vocación política”
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, aprovechó este miércoles su intervención durante el acto de presentación de la candidatura de Isabel Díaz Ayuso a las próximas elecciones madrileñas del 4 de mayo, para lanzar sus últimos ataques al Gobierno progresista. Arremetió contra “la granja orwelliana” que “representa el comunismo” presente, a su juicio, en el Ejecutivo central. Casado hacía así alusión al libro de George Orwell Rebelión en la granja, de 1945, una sátira sobre las técnicas del control del pensamiento de masas que se redactó pensando en el régimen soviético de Stalin.
Durante su discurso ante la plana mayor del PP de Madrid, Casado también acusó a Pedro Sánchez de “derruir los valores de la libertad, del humanismo cristiano” o “del respeto de la nación” y presentó a Ayuso como la alternativa al “Gobierno Frankenstein que quiere generar un jovencito Frankenstein en Madrid”.
El lunes, durante un acto contra la nueva ley educativa en un colegio concertado de Madrid, el líder del PP acusó al Gobierno de hacer “ingeniería social”. Y, el miércoles pasado, en la sesión de control al Gobierno, dijo que Sánchez “juega al monopoly” con las instituciones, solo dos días después de haber negado el final de ETA y de acusar al Ejecutivo de connivencia con el terrorismo por sus acercamientos a EH Bildu.
Pero a pesar de todas estas gruesas acusaciones, que se suman a las lanzadas desde que llegó a la presidencia del PP, en 2018, el entorno de Casado asegura que el líder de los populares no se encuentra “cómodo” en la política de la crispación. La dinámica “de la improvisación” que a juicio de Génova 13 se lleva practicando en la política española “en los últimos tres años” no casa con la “vocación política” de Casado, cuya trayectoria al frente del PP se ha caracterizado paradójicamente por los continuos virajes hacia la extrema derecha o hacia el centro en función de los intereses electorales del momento.
Donde realmente se mueve cómodo el líder del PP, insiste el entorno de Casado, es en la política de la Unión Europea o a nivel internacional, y no en la “bronca del momento” o en el cruce de reproches que él mismo suele protagonizar en cada intervención pública.
Un Gobierno que el PP considera ilegítimo
La hemeroteca juega en cambio en contra de esta pretensión del PP de desmarcar a su máximo jefe de la bronca política. Casado, en los últimos meses, nunca ha escatimado en descalificaciones contra el Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos, al que ha llamado “social comunista”, “populista”, “bolivariano”, “dictatorial” y hasta “filoetarra”. Para el líder de los populares, el Gobierno es ilegítimo desde el mismo momento de la investidura de Sánchez, porque este pactó para poder ser elegido con Unidas Podemos, una formación que el PP considera que está al margen del sistema, con fuerzas independentistas catalanas y con EH Bildu.
En diciembre, Casado le llegó a decir a Sánchez en el Congreso que el voto de EH Bildu a los Presupuestos del Gobierno fue como si el presidente francés, Emmanuel Macron, hubiera pactado con los terroristas de Bataclan o como si el presidente estadounidense, Joe Biden, lo hiciera con Al Qaeda. “Ha pactado con los del Hipercor”, le dijo Casado en el Congreso, en alusión al sangriento atentado de ETA de 1987, en el que fueron asesinadas 21 personas.
En sus argumentarios internos, la dirección de Casado ha pedido en los últimos meses a todos sus cargos que denuncien “el sanchismo” y “todos aquellos movimientos que orbitan en torno al sanchismo y su plan para acabar con el sistema constitucional, que de manera intencionada llaman régimen”. “El régimen, su régimen, es lo que pretenden instaurar en España”, ha llegado a decir la dirección del PP que a raíz de la pandemia que provocó la declaración del estado de alarma, ha tratado de difundir, además, la idea de que PSOE y Unidas Podemos quieren instaurar una “dictadura” en España.
Cuando se decretó el confinamiento, Casado dijo que Sánchez había “estabulado” a los españoles. Este miércoles, su candidata en Madrid, Isabel Díaz Ayuso, realizaba un símil parecido. “Los madrileños, vivan donde vivan, en el barrio más pudiente o en el barrio con menores recursos, quieren ser libres. Quieren dirigir sus vidas, sus comercios, sus bares o restaurantes. Quieren sentirse orgullosos porque su trabajo es reconocido. Quieren sacar adelante a sus familias sin depender de nadie. No quieren que nadie les trate como ganado, les diga a qué hospital ir, cuándo abrir o por qué no pueden ir a su segunda residencia en el resto de España sin un dato sanitario en la mano”, sentenciaba.
Venezuela y la “ingeniería social”
En los últimos meses, Casado también se ha equiparado a los opositores venezolanos o cubanos, donde existen dirigentes políticos encarcelados. “El objetivo del PP es defender la libertad como el bien más preciado que tiene el ser humano y por el que bien merece arriesgar la vida. Eso es lo que han hecho los valientes opositores cubanos y venezolanos, eso es lo que haremos la oposición en España, y estoy seguro que eso es lo que harán la inmensa mayoría de españoles cuando tengan la oportunidad de elegir”, proclamó a finales de año.
Es una constante, además, su pretensión de asemejar al Gobierno español con el venezolano. “El régimen bolivariano del socialismo del siglo XXI y el ALBA fue la punta de lanza, sostenida por el régimen castrista, pero luego financió e impulsó el radicalismo populista que ahora campa por Europa y muy especialmente aquí, en España. Han ascendido al Gobierno partidos abiertamente antisistema, que reniegan de la esencia de nuestro Estado de Derecho y de nuestro pluralismo político”, sentenció Casado, que acusa a Unidas Podemos también de querer acabar con la monarquía.
Casado también ha asegurado que “el COVID ha traído consigo una dura realidad: por primera vez, España corre el riesgo de no ser lo que los españoles quieran que sea, sino el resultado de la ingeniería social de un Gobierno”. Esta idea la repite siempre que tiene ocasión y mientras su entorno trata de desvincularle de la crispación en medio del creciente descrédito hacia la política que reflejan todas las encuestas, el líder del PP insiste en presentar las elecciones madrileñas como una suerte de enfrentamiento bélico: “El 4M elegimos entre progreso o intolerancia; empleo o paro; oportunidades o subida masiva de impuestos; educación en libertad o adoctrinamiento en la mediocridad. En definitiva, entre libertad y comunismo”, zanja.
En opinión del líder del PP, una “victoria arrolladora” de Ayuso el 4 de mayo será determinante para que él llegue al Ejecutivo central. “Va a ser la clave para que yo llegue a ser presidente del Gobierno”.
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