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Casado busca la absorción de Ciudadanos tras su debacle en Catalunya pero Arrimadas se resiste

Inés Arrimadas y Pablo Casado, en julio, durante la campaña de las elecciones en Euskadi en las que presentaron la coalición PP+Cs.

Iñigo Aduriz / Fátima Caballero / Carmen Moraga

18 de febrero de 2021 23:03 h

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Ciudadanos encajó el domingo un duro batacazo en el que hasta ahora era su principal feudo, Catalunya. Allí fue fundado como partido, en 2006, y allí había logrado también ser primera fuerza en las elecciones de 2017. Pero en los comicios del 14F, la formación que ahora preside Inés Arrimadas quedó relegada al séptimo lugar, con solo 6 escaños en el Parlament frente a los 36 de hace cuatro años. Aprovechando esa debilidad del que es su socio en gobiernos autonómicos y municipales pero con el que también rivaliza por el mismo electorado de centro derecha desde hace años, el líder del Partido Popular, Pablo Casado, está dando los primeros pasos para tratar de poner en marcha el proceso de absorción en el PP de la formación de Arrimadas quien, de momento, se resiste a aceptar cualquier tipo de fusión con los populares.

La dirección de Casado quiere explotar el descontento interno con la gestión de la líder de Ciudadanos, agravado ahora por la derrota en Catalunya, para empezar a cortejar a algunos de sus principales dirigentes para que se pasen al PP. Se trata de seguir el camino que se inició en la precampaña catalana con el fichaje de la exportavoz de Ciudadanos Lorena Roldán, que concurrió el 14F en la lista de los populares por Barcelona como número dos, logrando escaño en el nuevo Parlament, y a pesar de que su contratación no supuso un revulsivo para el partido en Catalunya, que no evitó la debacle del domingo, cuando los populares lograron allí el peor resultado de su historia. Esa 'opa hostil' del PP a Ciudadanos también se trasladó el mes pasado al ámbito municipal con la moción de censura presentada por populares y Vox contra el alcalde de Villaviciosa de Odón, que era del partido de Arrimadas.

Varios dirigentes populares de la máxima confianza de Casado se han lanzado en las últimas horas a sugerir abiertamente esa absorción de Ciudadanos en el PP. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, abogó este mismo jueves por “la unión del centro derecha” –un espacio en el que también incluye a Vox–. “Nos gustaría que cada vez más nos entendiéramos más entre nosotros porque cuando no lo hemos hecho, al final, como hemos visto, los resultados son catastróficos”, manifestó la presidenta madrileña en referencia a los datos obtenidos por su partido en los comicios de Catalunya.

Ayuso ya había hablado el martes de “fusiones” durante el Comité Ejecutivo Nacional del PP en el que Casado lanzó su plan para la refundación del partido, pero este jueves la presidenta madrileña era aún más explícita pidiendo la unión de las tres formaciones de la derecha española. “Ante situaciones como las que estamos viviendo hace falta no solo la unión del centro-derecha sino la unión de todos los partidos que defienden la unidad, la convivencia, la paz y la libertad”, insistió la dirigente regional.

El alcalde de Madrid y portavoz nacional del partido, José Luis Martínez-Almeida, recogía el guante de la presidenta, para sumarse a la petición: “Lo que hay que hacer es evitar esa fragmentación desde el centro derecha, los electores ya nos lo han dicho y nos lo seguirán diciendo”. Almeida sostuvo que cuando fue extenso el centro derecha, “y eso era el PP”, fue cuando “se consiguieron las mayorías absolutas de José María Aznar o la de Mariano Rajoy”. Es la misma tesis que defiende una y otra vez Pablo Casado desde que llegó a la presidencia de los populares, hace ahora dos años y medio.

Aunque el PP también sufrió un importante golpe en los comicios del domingo al obtener el peor resultado de su historia en Catalunya –pasó de cuatro escaños a solo tres– y superado por primera vez en unas elecciones por su otro socio necesario pero rival electoral, Vox –que le triplicó en número de escaños, logró 11–, la teoría que defiende la dirección de Casado es que, frente a la debilidad territorial de Ciudadanos, que ni siquiera tiene representantes institucionales en todas las comunidades autónomas y que, además, ha perdido la hegemonía en Catalunya, el PP sigue siendo la principal fuerza de la oposición a nivel estatal y es “la única alternativa posible” al Gobierno de PSOE y Unidas Podemos.

Una convención para unir a la derecha

Además, tras la derrota en las catalanas y en medio de una nueva tormenta interna por los dirigentes que cuestionan su estrategia al frente de la oposición, el líder de los populares ha puesto en marcha un proceso de refundación del PP para salvar su liderazgo, tratando de romper amarras con su pasado reciente por los casos de corrupción que afectan a los mandatos de sus predecesores y también mentores en distintos momentos, Mariano Rajoy y José María Aznar. Esos casos, que afloraron en plena campaña por la confesión de Luis Bárcenas y por el inicio del juicio de la caja B, el pasado día 8, fueron determinantes para la debacle en Catalunya según Casado, que ha evitado hacer cualquier tipo de autocrítica.

Para cortar con ese pasado marcado por la corrupción, el martes el líder del PP anunció la marcha del partido de la histórica sede de la calle Génova de Madrid, en el centro de la polémica porque las obras que se hicieron entre 2006 y 2008 para su renovación están siendo investigadas en los tribunales –en el citado juicio de la caja B–por haber sido pagadas con dinero negro. El líder popular acompañó esa noticia con otro compromiso: no volver a hablar de sus antecesores, es decir, de Mariano Rajoy, el líder que lo hizo vicesecretario de Comunicación, y de José María Aznar, su padrino político. Pero Casado también convocó una convención política para otoño con el gran objetivo que se fijó el líder de la oposición nada más ganar las primarias de 2018: volver a situar al PP como la fuerza hegemónica del centro derecha español, tal y como lo fue hasta hace apenas un lustro, cuando ese espectro ideológico se dividió en tres –PP, Vox y Ciudadanos–. Se trata, según la dirección popular, de aglutinar de nuevo bajo sus siglas a “todo lo que está a la derecha del PSOE”, como suele defender el líder de los populares.

En ese proceso se enmarcaría la absorción de Ciudadanos que, según fuentes populares, tras las catalanas es más factible ya que el partido que se autodenomina “liberal” se encuentra en un proceso de descomposición desde la derrota de las generales de noviembre de 2019 –en las que perdió 47 escaños en el Congreso y se quedó con los 10 actuales– que forzaron la dimisión de Albert Rivera y que ahora se enfrenta también al cuestionamiento interno del liderazgo de su sucesora, Inés Arrimadas, que no ha sido capaz de mantener su fuerza en su principal bastión de Catalunya. Los críticos de la nueva presidenta ya han pedido ceses en la cúpula del partido, aunque Arrimadas, por el momento, no ha accedido a hacer ningún cambio.

Casado no descarta intentar también la absorción de la extrema derecha de Vox a lo largo de la legislatura –algo que la dirección del PP considera más complicado por el clima de “polarización” de la política española que “beneficia a los extremos”–, con el fin de llegar a las próximas elecciones generales con opciones de disputar la Moncloa a la izquierda sin el lastre de la división en tres partidos que solo ha provocado al PP una derrota tras otra en cada cita con las urnas desde 2018.

El papel de Albert Rivera

En ese contexto, el diario La Razón publicaba este jueves que el exlíder de Ciudadanos Albert Rivera, que tras su salida de la política trabaja en un despacho de abogados que asesora al PP –y que ha preparado los recursos de los populares contra las leyes del Gobierno de Educación y sobre alquileres ante el Tribunal Constitucional–, estaría ejerciendo de contacto entre la dirección de Casado y dirigentes de Ciudadanos críticos con Inés Arrimadas para ayudar en la fusión de las dos fuerzas políticas. Según el periódico del Grupo Planeta, Rivera –que en septiembre de 2019 fulminó al entonces secretario de Organización de Ciudadanos en Euskadi por mantener contactos con el PP– estaría hablando directamente con el líder del PP y con su 'número dos', el secretario general de los populares, Teodoro García Egea, a los que estaría facilitando conversaciones con sus excolegas en el partido que ahora preside Arrimadas. Fuentes de la dirección nacional del PP consultadas por elDiario.es han evitado confirmar esa mediación de Rivera aunque tampoco la han negado.

Por el momento, no obstante, los mensajes de la actual dirección de Ciudadanos contra esa hipotética alianza son nítidos, sobre todo en estos momentos en los que Arrimadas se está enfrentando a una grave crisis interna tras la debacle en las catalanas. A primera hora de este jueves, en una entrevista en la cadena Cope, la líder del partido salía al paso de esas informaciones que apuntan a que Rivera está en contacto con Casado para ver las posibilidades de que ambos partidos terminen fusionándose en futuras citas electorales. La líder de Ciudadanos no solo descartó esa opción calificándola como “cortina de humo que otros quieren sacar para tapar sus nefastos resultados en Catalunya”, sino que marcó claras distancias con el partido conservador. “Somos dos partidos diferentes, con ideologías diferentes. Incluso en Europa estamos en dos grupos diferentes, nosotros en el de los liberales y ellos, en el de los conservadores”, zanjó.

“La gente tiene derecho a saber a quién vota, a distinguir, y nosotros somos un partido de centro, limpio y moderado”, afirmó, citando de soslayo el caso Bárcenas y el hecho de que Casado quiera marcharse de la sede de Génova para enterrar la corrupción. “Ciudadanos no tiene que hacer nada de eso porque no tiene corrupción”, remachó. Además, recordó también que su grupo ya les hizo sendas ofertas tanto al PP como al PSC para formar una lista conjunta en Catalunya, “pero pensaron que era mejor pasar de 4 a 6 diputados”, algo que tampoco lograron. Otra cosa es, añadió Arrimadas, que puedan seguir llegando a “acuerdos” con el PP y “trabajar juntos”, como están haciendo en varias comunidades en las que gobiernan en coalición, como Madrid, Andalucía, Murcia, y Castilla y León. La única experiencia de concurrir en coalición se produjo en las elecciones vascas del pasado julio y fue un fracaso ya que los dos partidos lograron juntos menos escaños que los que logró el PP en solitario en los comicios anteriores en Euskadi.

Arrimadas también remarcó este jueves que Ciudadanos logra acuerdos con el PSOE negociando, por ejemplo, algunas de las enmiendas de los Presupuestos. Con ello Arrimadas dejaba clara su posición frente a la de algún líder autonómico de su partido, como el andaluz Juan Marín, que aboga por una coalición con el PP como fórmula para evitar que los socialistas recuperen el poder en la próxima cita electoral. Pese a la fuerte marejada que hay en su partido tras el varapalo sufrido en Catalunya, la líder de Ciudadanos ha insistido en que continuará con “un proyecto que empezó hace un año”, cuando la eligieron en primarias para liderar el partido. “Estoy convencida de que tenemos que seguir y que estamos haciendo lo correcto, aunque a veces no dé votos. Corregir errores, desde luego, pero mirar para adelante”, remachó este jueves.

Bal: “La fusión con el PP es imposible”

Horas después, desde el Congreso, el portavoz adjunto de su grupo, Edmundo Bal, lanzaba el mismo mensaje e insistía: “La fusión con el PP es imposible, cada uno tiene idearios distintos y soluciones distintas”. Bal aseguró que habla a menudo con Albert Rivera y cree que “está feliz con su nueva vida, con su despacho de abogado”. “Albert fue honesto el 10N, decidió que se iba de la política y dijo que no quería tutelar a Ciudadanos ni ser un jarrón chino y estoy convencido de que no faltará a su palabra porque nunca falta a su palabra”, zanjaba Bal, sin ahondar en la pregunta sobre si le parecía que el exlíder del partido “estaba legitimado para hablar o negociar en nombre de Ciudadanos” y qué opinaba de esa supuesta mediación con Casado.

“En determinados momentos, ante determinados retos, es hora de tejer alianzas. Lo propusimos con Catalunya y el PP dijo que no. El resultado de esa negativa ya lo tenemos. Así que yo creo que lo que tiene que hacer el PP es autoexaminarse”, zanjaba, por su parte, la vicealcaldesa de Madrid y dirigente de Ciudadanos, Begoña Villacís, al ser preguntada por esa posible fusión con los populares, informa Sofía Pérez Mendoza.

Pese a esa negativa inicial de los principales dirigentes de Ciudadanos, el PP tiene previsto seguir intentando la fusión de las tres derechas durante toda la legislatura. Como explican siempre que se les pregunta los distintos miembros de la dirección de Casado, mientras el centro derecha esté dividido en tres partidos Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tienen garantizada su continuidad en la Moncloa.

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