El líder del PP, Pablo Casado, ha querido marcar distancias con la exsecretaria general de su partido, María Dolores de Cospedal, un día después de que ésta dejara su cargo en el Comité Ejecutivo de los populares por la polémica de las grabaciones del excomisario José Manuel Villarejo. “En los últimos días en los que parece que hay filtraciones interesadas que nos quieren marcar la agenda tenemos que mantener un equilibrio exigente, sin hacernos partícipes de ninguna práctica del pasado que nos pueda avergonzar”, ha asegurado.
Casado ha pronunciado estas palabras delante del Grupo Parlamentario Popular en el Senado al que ha insistido en su “compromiso con la ejemplaridad, con la transparencia y con la rendición de cuentas”. “En este partido no se tolera la corrupción y en este parido tampoco se toleran prácticas que no sean ejemplares aunque no conlleven ningún tipo de delito relacionado con la corrupción”, ha apuntado en clara alusión a Cospedal pero sin mencionar su nombre.
“Nuestro partido tiene que ser lo que los españoles consideran y esperan que tenemos que ser. Tenemos que atrevernos a ser ese partido ejemplar y al mismo tiempo responsable y justo”, ha añadido.
Respecto a la gestión de la crisis de los audios Casado ha asegurado que su dirección está “cumpliendo el Código Ético y con pleno respeto a la presunción de inocencia”. Asimismo, ha dicho que está “dando los pasos” que considera “justos y proporcionales”.
Fuentes de la dirección del PP han defendido después la gestión de la polémica realizada por Casado. “Las cosas se han hecho de forma correcta y reposada”, apuntaban, recalcando que de lo conocido hasta ahora “no hay delito penal” por parte de la exsecretaria general. Añaden, además, que las “gestiones” conocidas entre Cospedal y Villarejo “no se pueden respetar ni aceptar aunque están sobredimensionadas”. “No es lo que se debe hacer en un partido por mucho que en 2009 la situación era muy compleja”, concluye Génova.