Casado, en la encrucijada entre quienes le piden más moderación y los que niegan un viraje del PP al centro

El pasado 30 de abril, dos días después de encajar la mayor derrota del PP en la historia del partido, el líder de los populares, Pablo Casado, decidía cambiar de estrategia llamando a Vox “extrema derecha”. Hasta entonces se había resistido a utilizar ese calificativo –como parte de su plan de no agresión y de acercamiento hacia la formación de Santiago Abascal– e incluso a la desesperada y en el último día de campaña de las generales llegó a ofrecer ministerios en su hipotético Gobierno a quien estaba llamado a ser su socio en el caso de que las tres derechas –PP, Ciudadanos y Vox– hubieran logrado sumar el 28A para echar a Pedro Sánchez de la Moncloa.

Pasadas las generales y forzado, en parte, por las exigencias de sus barones –en el Comité Ejecutivo Nacional todos ellos apelaron a recuperar el centro–, Casado aparcó su discurso más duro y comenzó a hablar de la necesidad de “moderación” y a situar al PP en la “centralidad” del espectro ideológico.

Tanto dentro como fuera del partido estos gestos se interpretaron como un claro viraje al centro del presidente popular que desde su triunfo en las primarias había derechizado la formación conservadora, adoptando algunas de las ideas de la extrema derecha, rodeándose del sector más conservador, el representado por los afines al expresidente José María Aznar –el conocido como aznarismo–, y dejando de lado a los dirigentes más moderados cercanos al expresidente Mariano Rajoy.

A dos semanas de las elecciones municipales, autonómicas y europeas del 26 de mayo, Casado se encuentra ahora en una encrucijada: debe optar por la vía que le proponen algunos de los principales líderes de su partido al reclamarle que siga abrazando la moderación y deje de lado los guiños a los votantes más extremistas, o por seguir el camino del giro a la derecha avalado por los dirigentes más afines y por sus grandes fichajes para las candidaturas electorales.

“Mucha gente centrada está preocupada”

Uno de los pesos pesados que con más claridad ha reivindicado el viraje al centro y ha criticado abiertamente la estrategia que llevó al PP al peor resultado de su historia en unas generales –66 escaños, menos de la mitad de los 134 logrados por Rajoy en 2016– es el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, al que muchos dentro del partido ven como posible sucesor de Casado si el 26M se produce una nueva derrota en las urnas, aunque él trata de descolgarse de las quinielas sin cerrar la puerta del todo a esa opción de saltar a la política estatal.

“Yo creo que sí”, dijo el jueves en una entrevista en Onda Cero, cuando se le preguntó por si descartaba esa opción. Feijóo, además, mantuvo un incómodo silencio cuando se le requirió su opinión acerca de si consideraba que la foto conjunta de los líderes de PP, Ciudadanos y Vox de la concentración de Colón de febrero había perjudicado a su partido. Finalmente respondió: “Depende”.

El también líder del PP gallego considera que su formación no supo “parar a un partido de la derecha populista como Vox”. “Hemos cometido algún quiebro y algún giro, que parecía que Vox iba a entrar en nuestro gobierno y a mucha gente centrada le ha preocupado”, confesaba esta semana, haciendo alusión a la oferta que realizó Casado en el último día de la campaña de las generales, cuando abrió la puerta a que la extrema derecha tuviera ministerios un hipotético Ejecutivo presidido por él.

“Somos el centro, y si alguien no está centrado, que se centre”, espetó, por su parte, el martes el presidente de los populares vascos, Alfonso Alonso, otro de los barones que en los últimos meses ha mostrado su incomodidad con el giro a la derecha emprendido por Casado y el acercamiento de éste hacia los postulados de Vox.

Tras la derrota de las generales, las voces internas que reclamaron “moderación” al líder del PP se multiplicaron tanto en declaraciones públicas como en privado, en conversaciones con periodistas o en reuniones del partido celebradas a puerta cerrada, como el Comité Ejecutivo del 30 de abril.

Rajoy reaparece y Aznar se aparta

El 2 de mayo, el vicepresidente y portavoz de la Junta de Castilla y León, José Antonio de Santiago-Juárez, del PP, llegó a recomendar Casado que hiciera “autocrítica”, apostara por la “humildad” y se rodeara “más de Feijóo y [el presidente de Castilla y León, Juan Vicente] Herrera y menos de Aznar y FAES”.

Entre los barones y dirigentes populares críticos se ha consolidado la idea de que parte de la responsabilidad de la derrota del 28A fue de que el líder del PP se dejara asesorar por el expresidente, que tuvo una importante presencia durante la campaña de las generales.

Aznar, en cambio, no tendrá agenda en la campaña del 26M porque según fuentes de FAES consultadas por este diario está “fuera prácticamente todo el mes”, a diferencia de Rajoy, que este viernes participó en mítines en Galicia y Castilla y León y tiene previsto viajar también a Canarias. Desde la dirección del PP explican que esto no se debe a un cambio de rumbo sino que simplemente el presidente de FAES “está de viaje”.

En contraste a las llamadas a la moderación realizadas por muchos dirigentes populares, el entorno de Casado insiste en que el líder del PP ni ha cambiado ni va a cambiar un ápice su estrategia de los últimos meses. “Solo hace falta leer su discurso de la Convención Nacional [que tuvo lugar en enero] para darse cuenta de que no ha habido ningún volantazo”, explican fuentes de la dirección nacional del PP.

“Virar hacia la nada”

Los principales fichajes del presidente popular han negado también ese giro. “No sé qué es esto de las vueltas al centro o las moderaciones. Defender al Estado constitucional, defender la democracia, defender lo que hemos hecho juntos los españoles en 1978 y plantar cara al nacionalismo no es falta de moderación, creo, es simplemente llamar a las cosas por su nombre”, apuntó el pasado día 1 la número uno del PP por Barcelona en las generales, Cayetana Álvarez de Toledo, en una entrevista en la Cadena Cope.

Este viernes, en otra entrevista en eldiario.es, el candidato de los populares a la Alcaldía de Barcelona, Josep Bou, incidía en esa misma idea: “Virar hacia el centro es virar hacia la nada. Yo tengo mi propia idea: el centro no existe, lo tengo clarísimo. Yo no quiero hablar de derechas y de izquierdas. Yo quiero hablar de hacer camino, de sumar y de estar juntos”.

La confusión que le ha generado la debacle en las urnas el 28A la sintetizaba este viernes el propio Casado durante un acto de campaña en Zaragoza. “He hecho una campaña diciendo la verdad y la voy a seguir haciendo. Que cada uno nos ubique. Yo no sé si estamos en el centro, en el mediopensionista, en la derecha, en el centroderecha... Me da igual. Estoy donde siempre ha estado el PP”, aseguraba, tras criticar a Ciudadanos y Vox por “dividir” el voto de centro derecha.

Casado pretende llevar la hiperactividad que le ha caracterizado desde su triunfo en las primarias a la campaña del 26M, aunque, una vez iniciada, este viernes la dirección del PP aún no contaba con un calendario cerrado con los mítines en los que participará el presidente popular. Dirigentes críticos reconocen que el “protagonismo” lo deben tener ahora los candidatos municipales autonómicos y no Casado, y aseguran que muchos de esos aspirantes no quieren contar en sus campañas con un líder que consideran que “representa la debacle” del 28A.