La coincidencia en las propuestas del PP y de la CEOE son una constante desde hace lustros. Mariano Rajoy hizo su reforma laboral en 2012 sin reunir al diálogo social, pero no le hacía falta. Sabía que los sindicatos estarían en contra y la patronal, a favor. Tanto, que la por entonces ministra de Trabajo, Fátima Báñez, está hoy a sueldo de los empresarios por una cantidad de dinero que no es pública.
Pero la entente ha sufrido en estos dos años de Gobierno de coalición algunas grietas, especialmente con la nueva normativa laboral, que ha provocado un enfrentamiento público que los líderes de ambas organizaciones, Pablo Casado y Antonio Garamendi, han tratado de zanjar este lunes con una foto. Pese a la escenificación de buen rollo entre ambos, hasta el punto de compararse con John Lennon y Yoko Ono, Casado y Garamendi volvieron a diferir en público sobre el nuevo Estatuto de los Trabajadores.
Garamendi fue un poco más diplomático y mostró sus discrepancias con Casado en el exterior del hotel Eurostars Madrid Tower, un alojamiento de lujo en una de las cinco torres construidas al norte de la capital en los antiguos terrenos de la Ciudad Deportiva del Real Madrid. “Yo no tengo ninguna aspereza con el señor Casado”, declaró a su llegada el presidente de la patronal. “Hemos hecho el trabajo que teníamos que hacer, hemos aprobado el acuerdo con los sindicatos porque da estabilidad” y garantiza “la paz social”, añadió. Y zanjó: “Ojalá se apruebe lo que hemos firmado. No nos movemos ni una coma de lo acordado”.
Dentro le esperaba Casado, quien no hizo declaraciones a los medios, para compartir un coloquio sobre turismo organizado por Hotusa, uno de los principales conglomerados del sector. Tras los abrazos de rigor, y pese al buen tono que se dedicaron ambos, el líder del PP quiso dejar desde el principio muy clara su posición. Si Garamendi cuenta con la derecha para convalidar en el Congreso el real decreto-ley de la reforma laboral sin modificaciones, este lunes Casado volvió a rechazar la idea y arremetió contra el acuerdo tripartito sellado por los principales sindicatos, ratificado por la ejecutiva de la CEOE y aprobado por el Consejo de Ministros. El presidente del PP defendió más “flexibilidad” y criticó a quienes relacionan “temporalidad” con “precariedad”.
Pero Garamendi no quiso polemizar. Cada uno había marcado ya su posición sobre uno de los no pocos asuntos que les han distanciado en estos dos años de Gobierno del PSOE y Unidas Podemos. Los múltiples acuerdos entre la CEOE y el Ejecutivo han limitado los argumentos del PP a la hora de rechazar algunas de sus políticas que sí contaban con el respaldo de la patronal, como las subidas del SMI, los créditos ICO o las extensiones de los ERTE.
El presidente de la patronal dijo que ambos hablan casi todas las semanas, pero que no se llaman para decirse lo que tiene que hacer el otro. Fue en ese momento cuando Garamendi lanzó la proposición más extraña que nunca le hayan hecho a Casado en público. Tras compararse con la pareja que formaban John Lennon y Yoko Ono, el líder de la CEOE dijo que ya que estaban en un hotel tenían que subir y compartir cama para que la prensa pudiera comprobar lo bien que se llevan.
No se sabe si los gestos de rechazo de Casado fueron por compararle con un pacifista de pelo y barbas largas, o con su mujer, eternamente señalada por ser la causa de ruptura de los Beatles, o por la posibilidad de compartir cama con Garamendi, aunque sea en un hotel de cinco estrellas. El caso es que el resto del coloquio fue una constante de buenas palabras entre ambos, y de coincidencia en unos planteamientos económicos, laborales y fiscales muy favorables para la patronal turística.
Ambos reclamaron un PERTE específico para el sector turístico a través del que repartir entre las empresas un buen pellizco de los fondos provenientes de la UE que Casado ha llevado a los tribunales. Eso sí, sin dar cifras. El líder del PP también planteó que, para reactivar el turismo, se realice una rebaja fiscal, con una reducción del IVA al sector al 4%; y aligerar las tasas turísticas que cobran las comunidades autónomas y los aeropuertos. Además, planteó que se ponga en marcha una campaña de comunicación para promocionar a España como destino turístico seguro.
Por otro lado, instó a llevar a cabo una moratoria a los créditos ICO en su devolución, exenciones fiscales y ampliar los ERTE, también de las agencias de viaje, que tienen los datos más altos de toda la economía. Por último, habló de una Ley del Turismo, que no ha detallado; y de mejorar la flexibilidad laboral del sector con la figura de la mochila austriaca. Un modelo cuya implantación cifró en 8.000 millones de euros, pero cuya factura Casado quiere endosar a los fondos europeos.
Con todo, el de este lunes no es el primer intento de acercamiento con cámaras y micrófonos para escenificar que existe sintonía entre el líder de la patronal y el presidente del PP. A la vuelta del verano, el pasado octubre, Pablo Casado acudió a un desayuno informativo con Antonio Garamendi como ponente. Ambos buscaron la imagen de cordialidad sentándose en la misma mesa y conversando ante las cámaras de forma, aparentemente, amigable.
Buscar las cámaras y exaltar la amistad. Unos meses antes, en julio, el propio Garamendi en un acto que, en teoría, estaba centrado en el papel de los autónomos, definió a Casado como “un buen amigo”. “Al presidente del PP le digo que cuenta con nuestra colaboración, que siempre tenemos una actitud y una línea de confianza muy importante”, aseguró Garamendi el 1 de junio. “Le deseo al PP lo mejor, es la clave porque la Constitución dice que también es buena la alternancia cuando toque”.
En ese mismo acto, Casado tiró de las orejas a Garamendi por seguir la estela de un Gobierno que hace “uso tóxico de la propaganda de comunicación de todos los acuerdos a los que quiere llegar”. Ese encuentro, también con cámaras, se produjo dos semanas después de las palabras de Garamendi respaldando los indultos a los condenados por el procés.
La relación entre ambos dista de ser la mejor, y está lejos de la sintonía que han mantenido patronal y PP desde que este alcanzara el Gobierno, en 1996. Y quizá la referencia a la pareja Lennon-Ono no fue la mejor que pudo elegir Garamendi. Al fin y al cabo, fueron legión los que señalaron esa relación como la responsable de la ruptura de uno de los grupos musicales más famosos de la historia.