Casado consagra los excesos del PP en Interior con los nombramientos de Fernández Díaz y Cosidó
En sintonía con su reivindicación del aznarismo, aquella época en la que el Ministerio del Interior era un trampolín político con destino a la carrera sucesoria, Pablo Casado ha incluido en la dirección del partido a los dos titulares de la cartera de la seguridad durante los seis años de Gobierno de Rajoy, Jorge Fernández Díaz y Juan Ignacio Zoido. La decisión se desprende de cualquier complejo en el caso del primero, al que nombra secretario de Interior y Libertades después de que unas grabaciones en su despacho del Ministerio lo consagraran como conocedor y máximo responsable de las maniobras policiales contra el proceso soberanista en Catalunya.
A Fernández Díaz le persiguen un rosario de decisiones y declaraciones durante su mandato. Algunas están de plena actualidad. Cuando trascendió el patrimonio millonario del comisario José Manuel Villarejo, en ese momento en activo, el ministro del Interior salió en su defensa: “Ha prestado relevantes servicios, y es mi obligación decirlo, en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado, y eso no se puede olvidar en ningún momento”.
Es la misma tesis que presentó este jueves el propio Villarejo en la Audiencia Nacional al asegurar que grabó a Corinna Zu Sayn Wittgenstein en 2015, en pleno mandato de Fernández Díaz, a las órdenes del Estado, como un servicio a éste y a la Corona. Al terminar el interrogatorio, el comisario jubilado ha sido conducido de regreso a la cárcel de Estremera, donde está ingresado desde noviembre por liderar una organización criminal.
Villarejo fue condecorado con una medalla pensionada por su participación en las maniobras policiales en Catalunya, cuya existencia llegó a reconocer en sede judicial. Al servicio de Gobiernos del PSOE y el PP, Villarejo fue un destacado agente de lo que terminó por conocerse como brigada política de la Policía, que tuvo en la Operación Catalunya su principal misión.
Los escándalos policiales fueron uno de los motivos de roce entre Fernández Díaz, del grupo de ministros amigos de Rajoy enfrentados a Sáenz de Santamaría, y la vicepresidenta. Ahora, Casado recupera a Fernández Díaz, a pesar de que brindó su apoyo a José Ramón García Hernández en las primarias del PP. Fernández Díaz fue el primer ministro del Interior para el que Interior se convirtió en una mancha en su carrera. Ahora regresa a la política tras una larga baja por enfermedad. Lejos quedan las etapas en ese Ministerio de Jaime Mayor Oreja, Mariano Rajoy y Ángel Acebes, tres de los cuatro candidatos a suceder a Aznar, terna que completaba Rodrigo Rato.
Casado también ha llamado a Ignacio Cosidó, protagonista de la oposición más gruesa contra la política antiterrorista de Zapatero y director general de la Policía cuando ésta destinó una parte de su élite a perseguir a la oposición política, primero en Catalunya, después a Podemos. Cosidó será portavoz del Partido Popular en el Senado. Allí, en la cámara alta llamó a Gregorio Peces-Barba, uno de los padres de la Constitución, “alto comisionado para el diálogo y el amparo de los verdugos terroristas”. Fue el 15 de marzo de 2005. Antes de que acabara la sesión, y reprendido por el presidente de la comisión de Interior, Cosidó dijo que retiraba lo que había sido una “crítica política”.
Dos nombramientos más de Casado para la dirección del partido ponen en valor otra de las señas de identidad del Partido Popular, la supuesta encarnación de la mano dura contra el delito. La etapa Zoido, sin embargo, albergó el primer repunte de la criminalidad en una década. El secretario de Estado de Seguridad en ese periodo, José Antonio Nieto, también ha sido seleccionado por Casado para la Ejecutiva del PP, en su caso para ejercer de secretario electoral.
Bien es cierto que los nombramientos de Zoido y Nieto están vinculados directamente a la guerra del PP en Andalucía y a la derrota de Sáenz de Santamaría en el congreso nacional del partido. El primero es la cabeza visible de los partidarios de María Dolores de Cospedal en la pugna que mantenían con el sector que amadrinaba Soraya Sáenz de Santamaría. Nieto, exalcalde de Córdoba, llegó a sonar como candidato de Cospedal para intentar tomar la Junta de Andalucía, antes de que Mariano Rajoy posara su dedo sobre Juan Manuel Moreno Bonilla, el hombre de Sáenz de Santamaría.
Nieto fue en Madrid el líder del ‘clan de paisanos’ que instaló Zoido en el Ministerio del Interior para su mandato y cuyos miembros se propusieron para una medalla antes de dejar el departamento. A ese clan pertenece también Germán López Iglesias, un nombre difícil de recordar como director de la Policía por la ausencia de iniciativas o decisiones durante su periplo al frente del Cuerpo. Era algo que se desconocía en su primera comparecencia en el Congreso de los Diputados, la misma en la que la diputada del PP Ana Vázquez, en una de las pocas ocasiones en la que su Grupo le dejó actuar como portavoz, dijo: “Los compañeros de la Policía Nacional nos sentimos orgullosos de que usted sea nuestro director”. Vázquez, efectivamente es policía, y desde este jueves, secretaria de emigración del Partido Popular.
Víctimas de ETA en la época de Aznar
En la Ejecutiva de Casado también entran dos nombres vinculados a la época que más reinvindica Casado, el Gobierno de Aznar y su supuesta inflexibilidad ante cualquier posibilidad de negociación con ETA. Se trata de Carlos Iturgaiz y Mari Mar Blanco, la cuota de integración procedente de la lista de Sáenz de Santamaría. Él era el presidente del PP vasco cuando la banda secuestró y asesinó al concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco. Ella es la hermana de la víctima y la ahora presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, a cuyo puesto aupó el PP para controlar las disidencias en un mundo menos uniforme de la imagen que pretende transmitir el partido conservador.
El final de ETA y la asunción de la legalidad por los miembros del colectivo de presos de la banda adelantan excarcelaciones y, de forma más próxima, los traslados a cárceles cercanas Euskadi. Casado ya ha anunciado que devolverá al PP la estrategia de hacer oposición con la política antiterrorista, ahora más correctamente política posterrorista. El aznarismo que reivindica combinó una imagen rocosa frente a cualquier cosa que no fuera la derrota policial con una negociación que llevó aparejado el mayor traslado de presos de la organización terrorista. Iturgaiz y Marimar Blanco van a áreas en las que carecen experiencia, lo que arroja otra pista de la prioridad que Casado otorgará a esas materias. Iturgaiz, será el secretario de Cooperación. Marimar Blanco, la de Igualdad.