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El Partido Popular ha cruzado esta semana el rubicón de la lealtad institucional que ha caracterizado hasta ahora la política de los dos grandes partidos españoles en las instituciones europeas. Mientras en las últimas semanas trata de mostrarse como un líder político proclive al acuerdo con el Gobierno, el presidente del PP, Pablo Casado, ha decidido al mismo tiempo trasladar a Bruselas su particular guerra contra el Gobierno por la gestión de la crisis sanitaria, después de llevar tres meses responsabilizándole en exclusiva de los muertos por la pandemia o acusándole de “mentir y perjudicar” al país.
Desde las instituciones europeas, el PP español, encabezado allí por la exministra Dolors Montserrat, trata de erosionar la percepción sobre la gestión del coronavirus realizada en España y busca condicionar las ayudas europeas que reciba el país. Según publica este viernes el diario ABC, Montserrat ha enviado al comisario de Justicia de la UE, Didier Reynders, un documento en el que recoge su “fundada preocupación” ante los distintos “abusos” que, a su juicio, ha cometido el Gobierno de Pedro Sánchez durante el estado de alarma, desde coartar a la prensa hasta limitar otros derechos fundamentales.
Además, los populares intentan presentar esos fondos de ayuda contra la pandemia –planteados por la Comisión Europea como un plan de recuperación mayoritariamente a base de subsidios y no solo de préstamos– como un “rescate” similar al que recibieron en la crisis de 2008 países como Grecia, por la “nefasta” gestión económica del Ejecutivo de coalición de PSOE y Unidas Podemos, que para el PP busca la “ruina” del país.
Casado y los suyos quieren, en todo caso, que desde la UE se vincule la concesión de las ayudas a la renuncia del Gobierno de Pedro Sánchez a sus planes económicos para la legislatura, que pasan, entre otras medidas, por la aplicación del ingreso mínimo vital, la derogación de la reforma laboral de 2012 o la subida de impuestos a los ricos.
Este viernes, el propio Casado defendía las maniobras que está realizando su partido en las instituciones europeas contra el Gobierno, buscando condicionar las ayudas de la UE frente a la pandemia a que el Ejecutivo no ponga en marcha algunas de sus propuestas, como la derogación de la reforma laboral de 2012.
“El PP europeo ayer firmó un documento en el que dejaba muy claro que esas ayudas son muy necesarias y que esa solidaridad europea tiene que venir acompañada por la responsabilidad, la estabilidad y el mantenimiento de las reformas”, destacaba Casado tras visitar el Museo del Prado, un acto del que el PP informó una vez se había producido, sin dar por tanto opción a que la prensa realizara ninguna pregunta al líder de los populares.
A su juicio, esas ayudas europeas “tienen que ir dirigidas a crear empleo sostenido en el tiempo”. “Desde el PP reivindicamos esa gestión eficaz. Solidaridad con responsabilidad construyen el proyecto europeo y permitirán la recuperación económica”, zanjaba.
Las maniobras del PP en Europa van desde la petición formulada por Montserrat –una dirigente de la máxima confianza de Casado, que antes de ser eurodiputada fue la primera portavoz de los populares en el Congreso tras las primarias de 2018– a la Comisión Europea para que indague sobre las cifras de fallecidos por el coronavirus en España, hasta la utilización de su cargo al frente de la Comisión de Peticiones de la Eurocámara para dar pábulo a las propuestas ciudadanas –como la planteada por un exdiputado autonómico catalán del PP Sergio Santamaría Santiago– que cuestionan la gestión del Gobierno de la pandemia, una práctica criticada esta semana por los verdes, los socialistas y la Izquierda Unitaria.
Además de estos movimientos en la Comisión de Peticiones para ejercer de eco de la oposición al Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, el PP está en los últimos días yendo más lejos que ningún país al pedir que se condicionen las ayudas a que el Ejecutivo renuncie a su programa de Gobierno.
La propia Montserrat corroboró esta semana esa tesis en declaraciones a la Cadena SER: “Lo que pedimos es que el Gobierno de España, como está haciendo Italia, Portugal, Francia, Alemania y todos los países, haga un paquete de reformas ambiciosas para que este dinero que viene de Europa lo podamos aprovechar aún más. Que nos ayude a modernizar nuestra economía. Este dinero no es para derogar la reforma laboral y, por tanto, estas reformas no pueden servirse jamás de ese dinero de Europa. Ese dinero no puede servir jamás para derogar una reforma laboral como quiere el Gobierno de España”.
Este viernes, justo antes de la celebración del Consejo Europeo Montserrat añadía en otra entrevista en EsRadio: “Las ayudas europeas tienen que venir con responsabilidad y de la mano de reformas ambiciosas que ayuden a impulsar la economía, reindustrializar España, digitalizar la economía, ayudar a la agricultura y por tanto tenemos que defender la Politica Agrícola Común (PAC), e impulsar el sector turístico, que es clave en España y en toda Europa”.
En la misma línea que Casado, ella defiende que “sin empleo volveremos a la precariedad y a la pobreza que siempre nos dejan los gobiernos socialistas y de izquierda, lo vimos con Zapatero y lo estamos viendo de nuevo con Sánchez. Las izquierdas nos dejan a España precariedad, pobreza y desigualdad, y además se alían con los partidos antipatrióticos como ERC o Bildu que vienen a terminar con España”.
A principios de mes, el compañero de filas de Montserrat y vicepresidente de los populares europeos, Esteban González Pons, escribía un artículo en El Confidencial con la misma tesis: “El dinero que vendrá de la Unión Europea no es para que Podemos cumpla su programa, es para que lo cumplan las empresas privadas españolas. No se trata de que el endeudamiento europeo sirva para aplicar en España políticas bolivarianas sino para que España converja económicamente con Alemania, Francia o los Países Bajos”.
El presidente de los populares europeos en la Eurocámara, Manfred Weber, decía, por su parte, lo siguiente a El País y otros medios europeos la pasada semana: “Todo el grupo apoya la idea de que la solidaridad va acompañada de responsabilidad. También los colegas españoles como Dolors [Montserrat], Esteban [González Pons] o Pablo Casado, tienen muy claro que debemos insistir en que el dinero se invierta en el futuro del país para ayudar a crear oportunidades de trabajo y perspectivas para los jóvenes y en que eso debe quedar claro. Desde el PPE tenemos, por decirlo así, dos condiciones. No queremos desperdiciar el dinero en gastos del pasado, sino invertir en el futuro. Y el PPE no está dispuesto a que se financien las falsas promesas de Podemos”.
Pese a estas declaraciones, Pons hacía público el jueves un hilo de Twitter en el que enlazaba una carta suscrita por populares, socialistas, verdes y la izquierda unitaria en el Europarlamento defendiendo ante la comisión el plan de recuperación frente a la pandemia. “La unidad de los partidos españoles en Bruselas es SAGRADA. Aquí representamos a España antes que a nuestros partidos”, apuntaba, además de exigir disculpas “a aquellos que acusaron” al PP “de jugar contra el interés de España”.
En su plan contra el Gobierno en Europa el PP cuenta con el apoyo de la Fundación FAES del expresidente del Ejecutivo español José María Aznar, que el jueves hizo pública una nueva reflexión en la que consideraba que “se ha puesto en marcha una nueva estrategia de desinformación basada en fake news y conjeturas que se hacen pasar por hechos”. “El entorno mediático de la Moncloa construye una nueva fabulación conspiranoica para tratar de atribuir al PP español un comportamiento antipatriótico”, apuntaba.
Para la fundación a la que el líder del PP, Pablo Casado, reconcilió con su partido después de años de discrepancias por las diferencias entre Aznar y Mariano Rajoy colocando a representantes de ese aznarismo en algunos de los puestos de máxima responsabilidad del partido, “nadie se está inventando ni ha puesto en cuestión las condiciones para hacer funcionar un plan que representa un esfuerzo económico inédito y que va a requerir que la Comisión acuda a los mercados con deuda europea que tendrá la garantía del presupuesto de la Unión”.
A su juicio, “lo que el Gobierno y el Partido Socialista deberían hacer es explicar esas condiciones. Simplemente. Veamos. El recurso al fondo será decisión voluntaria de cada Estado, no es obligatorio acudir a él. No será una forma de asistencia presupuestaria, es decir, no podrá ser destinado a reducir el déficit ni a amortizar deuda. El dinero tendrá que ser aplicado a proyectos de inversión en los ámbitos de la transformación digital y transición energética en el marco del Green Deal”.
Casado mantuvo el mismo jueves una reunión telemática con sus colegas europeos en la que, según informaron los populares en una nota de prensa, defendió “el reformismo y la confianza que siempre ha caracterizado al PP europeo frente al populismo y los radicales” entre los que el líder del PP siempre sitúa a Sánchez, Unidas Podemos y sus socios de investidura.
En sus argumentarios internos, a los que tiene acceso eldiario.es, la dirección del PP pide a sus dirigentes defender que “la ayuda europea debe ir a los más afectados por el Covid (sic) y a inversiones que generen crecimiento sostenido. Además, se deben mantener las reformas estructurales, la estabilidad y la responsabilidad para no endeudar a futuras generaciones”.
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