La Mesa del Congreso ha decidido ponerse de perfil ante el episodio protagonizado por Celia Villalobos, que fue grabada la semana pasada jugando supuestamente con su iPad mientras ejercía las funciones de presidenta de la Cámara en pleno debate del estado de la nación. Ninguno de los miembros de este órgano, donde están representados el PP, el PSOE y CiU, le ha pedido que diera algún tipo de explicación. Villalobos ha optado de nuevo por el silencio.
La reunión de este martes era la primera que celebraba la Mesa del Congreso después de la “pillada” a Villalobos. Se esperaba que al menos los tres representantes del PSOE, la catalana Teresa Cunillera, el andaluz Javier Barrero y la gallega Carmela Silva, sacaran a colación la polémica para escuchar la versión de la vicepresidenta primera de la Cámara. Pero ninguno lo hizo. Como tampoco lo hizo el único diputado de CiU que se sienta en este órgano, Jordi Jané.
¿Las razones? Los socialistas, porque creen que Villalobos se habría negado y porque consideran que es el PP el que “debe tomar cartas sobre el asunto” al tratarse de una dirigente que pertenece al Grupo Popular. El diputado de CiU no ha querido opinar sobre sus motivos, a pesar de que cuando ocurrieron los hechos el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, contestaba a su portavoz, Duran i Lleida.
Villalobos, entretanto, volvió este martes a dar la callada por respuesta a los periodistas tanto a la entrada como a la salida de la Junta de Portavoces, que se congregó una vez finalizada la reunión de la Mesa del Congreso.
Los demás grupos se han limitado a lanzar agrias críticas contra Villalobos. Desde el PSOE se le ha exigido que pida disculpas y se le ha recomendado que asuma que estaba jugando con el iPad, dado que hay “pruebas”. Sin embargo, ningún portavoz ha querido llegar más lejos y ninguno ha pedido la dimisión de la vicepresidenta primera de la Cámara. No creen que el caso sea para tanto.
En el PP tampoco quieren alimentar mucho más la polémica pese al patente malestar que hay entre los diputados conservadores por el comportamiento de Villalobos a la que muchos, además, la tienen “ganas” por otras causas. Fuentes de la dirección del Grupo Popular han reconocido a eldiario.es que lo normal “es que ella hubiera dado explicaciones y pedido perdón. Pero ha decidido no hacerlo”. “¿Qué más podemos hacer nosotros?”, se preguntan.
El propio presidente del Congreso, Jesús Posada, ha dejado traslucir su incomodidad por el caso al señalar, poco después de conocerse los hechos, que él “no utiliza aparatos electrónicos cuando está en la Presidencia” y que “no es conveniente hacer otras cosas cuando se tiene la misión de dirigir un debate en el Pleno”. Dicho esto, Posada dejaba claro que no le había pedido explicaciones a Villalobos. “Ni se las voy a pedir”, afirmó.
El Reglamento del Congreso no determina sanciones para los diputados que utilicen sus herramientas de trabajo para usos que no estén relacionados con sus quehaceres parlamentarios. “Esto no es un colegio aunque a veces lo parezca”, afirma Carlos Martínez Gorriarán, portavoz adjunto de UPyD, uno de los grupos que han estado más duros con la vicepresidenta primera de la Cámara, a la que han llamado “impresentable”.