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Ocho de cada 10 cerraduras están obsoletas ante nuevas técnicas de los cacos
El 80 por ciento de las cerraduras está obsoleto y es vulnerable ante las nuevas técnicas delictivas de los cacos, según la Unión Cerrajeros de Seguridad (UCES), que demanda un “plan Renove” para facilitar su sustitución.
Una propuesta que lanza, en una entrevista con Efe, el presidente de la UCES, Manuel Sánchez, con motivo del congreso que su asociación, que representa al 90 por ciento de los 3.000 cerrajeros federados en España, cierra hoy en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz.
Medio millón de servicios de cerrajería, la gran mayoría cambios de cerradura, realiza este colectivo al año y muchos de ellos tienen que ver con los robos con fuerza que se producen en los domicilios españoles, que rondan una media de 120.000 anuales.
Precisamente, según resalta Sánchez, esta es la única modalidad delictiva que está aumentando en contraste con el descenso generalizado del resto de infracciones penales.
No quiere alarmar el presidente de la UCES ni dramatizar sobre este asunto, pero hace hincapié en la necesidad de que los ciudadanos tomen medidas de autoprotección en sus casas, como el cambio de las cerraduras, ya que el 80 por ciento de ellas están “obsoletas”.
Y son, además, muy vulnerables a las nuevas técnicas que emplean los “malos”, como ha podido comprobarse recientemente con la desarticulación en Madrid de una banda de cacos que llegó a usar lanzas térmicas para abrir cajas fuertes y alguno de cuyos miembros había realizado cursos de alta seguridad de cerrajería.
Sánchez recuerda como “en menos de un minuto” un ladrón puede abrir la cerradura de nuestra casa “sin romper nada” y quedarse con una copia, ya que algunos delincuentes utilizan sofisticadas herramientas en las que queda “grabado” el perfil de la propia cerradura.
Reconoce el presidente de la UCES que el cambio de la cerradura supone un desembolso y, por ello, propone un “plan Renove” para que, al igual que se hizo con los aislamientos de las ventanas o con lo pequeños electrodomésticos, las administraciones ofrezcan una ayuda económica que facilite esa sustitución.
Pero no hay que dejar en manos de cualquiera ese cambio. Tampoco en la de aquellos “profesionales” que ofrecen sus servicios de cerrajería en pegatinas en la calle con su teléfono móvil.
En el mejor de los casos, advierte Sánchez, no reunirá los requisitos exigidos para ejercer la profesión, y en el peor de los escenarios, puede ser un “intermediario de los malos”.
Algunos de estos intrusos han hecho un curso de especialización relativamente barato (entre 500 y 800 euros) en el que adquieren los conocimientos suficientes para entrar en las viviendas y desvalijarlas.
Contra ese “intrusismo” y contra los delincuentes se debe actuar con “rigor” y “seriedad”, dice Sánchez. Por ello, los cerrajeros propusieron al Ministerio del Interior que la nueva Ley de Seguridad Ciudadana incluyera la obligación de un registro general para notificar los trabajos que se realicen.
Interior recogió el guante y la nueva Ley, en vigor desde julio de este año, obliga a todo profesional que abra una cerradura con una llave o herramienta a notificar en un registro general el tipo de apertura, el domicilio donde se ha efectuado el servicio, la hora y demás detalles, incluidos los datos del cerrajero.
Ello supone un cambio importante en el trabajo de estos profesionales y, por ello, la UCES ha querido aprovechar el congreso para explicarles las obligaciones que les impone la nueva normativa, que permitirá poner coto al intrusismo.
Otra medida que la UCES puso en marcha hace dos años es la exigencia de un certificado de penales para aquellos que quieren realizar el curso de cerrajero en sus centros acreditados. Su registro está a disposición de la Policía.
De hecho, subraya Sánchez, más de un delincuente ha sido detenido por los datos facilitados por la UCES.
Reconoce Sánchez que la parte más complicada de controlar es la adquisición de las herramientas profesionales, que pueden conseguirse por Internet por 1.000 euros. Por ello, la UCES está intentado que se cree también un registro de herramientas.
Autoprotección (siempre debe echarse la llave), análisis de los riesgos o la exigencia al cerrajero de su acreditación (carné profesional o placa con su foto) son algunos sencillos consejos que Sánchez apunta para evitar ser objetivo de los cacos.
La UCES ha querido también sumarse a la lucha contra la violencia machista y ayudar a las víctimas. Sus cerrajeros cambian gratis la cerradura de las casas de las víctimas cuando el auto judicial recomienda que se sustituya.
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