Como salida de una canción de Def con Dos, la imagen presenta a un hombre de mediana edad, vestido de negro, con los brazos tatuados, explicando ante un tribunal de justicia el sentido y la ironía de algunos de sus chistes. El tribunal no juzga si esos comentarios hacen gracia o son poco afortunados. Lo que dirime es si merecen que su autor vaya a la cárcel 20 meses, como pretende el fiscal. La escena, sin embargo, no pertenece a una canción de Def con Dos, al menos por ahora. Es la declaración este martes, acusado de un delito de enaltecimiento del terrorismo, de César Strawberry, el líder del grupo de rap-metal, que ante el tribunal de la Audiencia Nacional ha tenido que repetir: “No defiendo el terrorismo, jamás en la vida lo he hecho, ni lo haré”.
Después de explicar que César Strawberry es el nombre artístico que César Montaña Lehman lleva utilizando 26 años, el artista ha trasladado que lleva todo ese tiempo practicando “un nihilismo surrealista que cuestiona todo el entorno en el que he vivido desde pequeño”. “He utilizado el humor, el sarcasmo, la ironía para tratar de desconcertar y hacer pensar más allá de los dogmas políticos y religiosos que se nos inculcan desde pequeño (…) contra el centro comercial cultural que nos quiere inculcar el sistema”, ha proclamado.
El juicio por enaltecimiento del terrorismo y humillación contra Strawberry se ha celebrado al día siguiente de que el mismo tribunal envíe a juicio al concejal de Ahora Madrid Guillermo Zapata, también por un tuit. También escrito hace años y, de la misma forma, en un contexto de humor negro e ironía. A la salida, el cantante de Def con Dos ha dicho que el proceso ha constituido “un juicio a la libertad de expresión”. Por si faltaba contexto, ha añadido: “Hoy he comparecido aquí buscando el amparo de la justicia ante una persecución injustificada de un Ministerio del Interior, que ya está dando demasiadas muestras de un sesgo absolutista que lo que busca es criminalizar la disidencia política”.
Dentro, el fiscal Carlos Bautista limitó su interrogatorio a preguntar al acusado si admitía la autoría de los seis tuits y el retuit por los que se ha sentado en el banquillo. Su abogado, Gonzalo Boye, le ha interrogado por el sentido de cada uno de ellos. Y es entonces cuando el tribunal de la Audiencia Nacional, el mismo que ha juzgado el mayor acto criminal desde la Guerra Civil, los atentados del 11-M; o las acciones terroristas más sangrientas de ETA, ha presenciado la explicación que un artista hace de sus comentarios en una red social.
A saber: “El fascismo sin complejos de Esperanza Aguirre me hace añorar hasta a los GRAPO”. Responde Strawberry: “Sería una fanfarronería dialéctica irónica ante declaraciones suyas de claro sesgo ultraderechista, como Podemos es ETA. Una ironía comparando dos ideologías extremas, igual de reprobables”.
O “A Ortega Lara habría que secuestrarlo ahora”. Explicación del autor del tuit: “Nunca habría que haberlo secuestrado. Afortunadamente, en el momento del tuit, no existían bandas terroristas en activo que secuestraran a nadie. No es más que una crítica a los presupuestos ideológicos de un partido ultraderechista, Vox. Ortega Lara ha acusado a dos presidentes del Gobierno de seguir la hoja de ruta de ETA, a Zapatero y después a Rajoy”.
Y más: “Street Fighter edición post ETA: Ortega Lara versus Eduardo Madina”. Explicación del acusado: “Es una alegoría casi gráfica, muy semejante a las que se publican en la prensa diaria, en la cual se representarían dos formas de entender cómo conciliar la condición de víctima y político. Ortega Lara hace gala como principal capital político del dolor que padeció y todos lamentamos. Y Madina nunca lo hace”.
“Quitarle hierro a cosas con estigma lastimero”
Al terminar el interrogatorio al acusado han desfilado ante el tribunal ocho testigos, personas del entorno de Strawberry con los que la defensa ha intentado demostrar que el cantante es todo lo contrario a un apologeta del terrorismo. Entre ellos, Antonio García Tejerina, el guionista de El Hormiguero al que una discapacidad le obliga a moverse en silla de ruedas. Ante el tribunal, presidido por Fernando Grande-Marlaska, García Tejerina ha reconocido ser amigo de Strawberry desde hace más de veinte años y ha dicho que les une la misma “visión de los asuntos sociales” y el “humor negro”. “Es la mejor manera de quitarle hierro a muchas cosas que tienen un estigma lastimero. Usamos el humor negro para intentar darle la vuelta”, ha expresado.
Otros amigos de Strawberry han contado pasajes de su relación y han trasladado al tribunal que tienen familiares de las Fuerzas de Seguridad, algunos víctimas de atentados terroristas que el cantante siempre ha condenado. “¡Qué hijos de puta!”, ha relatado uno de ellos que exclamó el cantante cuando volvían de un concierto en la furgoneta y la radio anunció la muerte de varios guardias civiles en un atentado de ETA. En las declaraciones de los testigos también ha surgido el concierto de Def con Dos presidido por un gran lazo azul el fin de semana que Miguel Ángel Blanco fue secuestrado y asesinado por ETA.
Por su parte, el fiscal Bautista ha defendido que alguien, por ser artista, no tiene patente de corso y puede librarse de la acción penal. “Siempre tuvimos la sensación durante el transcurso de esta causa –en referencia al archivo que dictó en su momento el juez de instrucción José de la Mata- de que estábamos ante una especie de derecho penal de autor, por el que solo pueden ser aquellas personas que tienen una asocialidad, las merecedoras del castigo y la respuesta penal”, ha expuesto Bautista.
En las cuestiones previas, el abogado de la defensa había pedido que el juicio no se celebrara y la causa fuera enviada a la Audiencia de Madrid, al considerar el tribunal especial de la Audiencia Nacional no competente para juzgar un delito de enaltecimiento. El abogado Gonzalo Boye recordó que son “normas preconstitucionales” las que otorgan la competencia a la Audiencia Nacional, luego ratificada por una disposición transitoria de una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal de 1988. En esa misma línea se pronunció ayer el magistrado de la Audiencia Nacional, José Ricardo de Prada, en el voto particular contra la decisión de enviar a juicio al concejal Zapata. Grande-Marlaska ni ha valorado la petición y se ha limitado a expresar que tenía “un sesgo ideológico”.
El fiscal: “el enaltecimiento lo comete gente corriente”
El abogado Boye defendía que un tribunal especial debe juzgar a personas vinculadas a organizaciones terroristas y que el hecho de que venga haciendo lo contrario no era suficiente para que también juzgara este martes a Strawberry. Frente a ello, Bautista ha replicado: “El delito de enaltecimiento es de gente corriente, no vinculada con organizaciones terroristas. Salvo Otegi, los acusados y condenados no tienen nada que ver con organizaciones terroristas”.
Bautista ha retirado de su acusación el retuit que incluyó originalmente porque ha considerado que la defensa ha podido demostrar que Strawberry no se mofaba en él de Miguel Ángel Blanco. No lo ha hecho, sin embargo, porque la regla no escrita de Twitter que siguen sus más de 300 millones de seguidores en el mundo diga que hacer RT no significa respaldar o hacer propio un comentario.
El fiscal ha insistido durante su exposición final en comparar el caso de Strawberry con el del rapero Pablo Hassel, condenado en firme por el Tribunal Supremo, a pesar de que éste último prescinde de cualquier ironía o muestra de humor negro cuando desea en sus letras la muerte de políticos y miembros de las Fuerzas de Seguridad. “Busca una condena por comparación”, se ha quejado el abogado de la defensa.
El juicio ha dejado un debate jurídico más. Strawberry ha explicado que pudo coincidir con Eduardo Madina y pedirle disculpas por si le había ofendido su tuit. El político socialista le negó haberse ofendido, le trasladó que le parecía “un chiste malísimo” y siguió hablando con el artista, mientras tomaban una cerveza, de su disco preferido de Def con Dos, ‘Alzheimer’. Frente a ello, el fiscal ha replicado: “Da igual lo que diga el señor Madina porque los comentarios suponen una humillación para el colectivo de víctimas del terrorismo”.
En su intervención final, el letrado Boye ha presentado el juicio como un intento de “atemorizar a la gente”, un paso anterior a la decisión del presidente turco, Tayyip Erdogan, de “cortar Internet”