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El choque entre Podemos y Yolanda Díaz dificulta la unidad a un año de las elecciones

Los ministros del Gobierno en el acto del día de la Constitución en el Congreso, este martes.

José Enrique Monrosi

6 de diciembre de 2022 22:38 h

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La unidad del espacio político que se sitúa a la izquierda del PSOE de cara a las elecciones generales del año que viene es, a día de hoy, una quimera. Nadie que escuchara este martes las reflexiones de Irene Montero y de Yolanda Díaz tras los actos de conmemoración del 44º aniversario de la Constitución puede concluir algo diferente. La situación en el espacio conocido hasta ahora como Unidas Podemos es de absoluta ruptura entre la dirección del partido que fundó Pablo Iglesias y la vicepresidenta segunda. Y ninguna de las dos partes esconde a estas alturas que ya trabajan en escenarios que no contemplan esa hipótesis del acuerdo. El reproche mutuo es el mismo: que es al de enfrente a quien le falta voluntad política para alcanzarlo. 

Díaz y Montero no intercambiaron saludo o interacción alguna de forma pública durante la recepción ofrecida por el Congreso con motivo de la festividad del 6 de diciembre, aunque fuentes de la vicepresidencia segunda explicaron tras publicarse la primera versión de esta noticia que sí se saludaron en la sala del Gobierno, sin que lo pudieran captar las cámaras o las miradas de los periodistas.

Hace tiempo que el desencuentro entre ambas dirigentes dejó de ser noticia porque entre ambas la comunicación directamente no existe. En conversación informal con los periodistas tras la ceremonia oficial, desde el equipo de Igualdad reconocieron que esa relación hace “prácticamente un año” que se rompió. En el equipo de Yolanda Díaz no esconden su dolor con el comportamiento de Pablo Iglesias en los últimos tiempos. “No parece el camino más adecuado insultar casi a diario a la vicepresidenta del Gobierno”. 

De las fuentes consultadas en el entorno de ambas dirigentes se concluye que el distanciamiento político viene precedido de una ruptura personal que lo complica todo aún más y de la que brotan rencores cruzados. “Algunas actitudes de las últimas tres semanas han dejado claro lo que hay”, apuntaron en el equipo de Montero, que echan en falta que Díaz no haya cerrado filas con ella y con la ley del 'solo sí es sí', tras las reducciones de penas aplicadas por algunos jueces a delincuentes sexuales. “Lo que no se puede decir es que o eres mía o te mato. Ella no es de nadie. Así no se puede construir”, lamentaron fuentes próximas a la líder de Sumar en alusión a las intervenciones públicas de Iglesias en el último mes. 

Y sobre esos rencores se empiezan a construir planteamientos y relatos políticos. En ninguno de ellos se atisba por ahora horizonte alguno en el que Yolanda Díaz e Irene Montero puedan compartir proyecto. En Podemos están convencidos de que hay “gente susurrándole a Yolanda” para convencerla de que les excluya de su hoja de ruta. Y exigen un “acuerdo justo” en forma de coalición “con el nuevo partido” de la vicepresidenta. Ese acuerdo justo pasa para los de Belarra y Montero por que “se respete” a su formación como “motor” del espacio. Es decir, que Podemos mantenga el rol predominante respecto a formaciones como Izquierda Unida, los 'comuns' o el propio proyecto de Sumar igual que lo ostentó durante el liderazgo de Iglesias. El planteamiento choca frontalmente con los planes ya esbozados por Yolanda Díaz.

Fuentes de la vicepresidencia segunda explican que en los actos de escucha de Sumar “están todos los partidos”, incluyendo a los líderes territoriales y a los militantes de Podemos, “a pesar de que han recibido algunas advertencias”. Y subrayan que Díaz habla “todos los días” con la secretaria general de ese partido, Ione Belarra. Sobre la demanda de Podemos aclararon que en Sumar “todos los partidos decidirán por igual y todo se decidirá entre todos”. 

Cuestionados por el ruido interno de su espacio político en las últimas semanas, el equipo de Díaz reconoció que “es verdad que ha habido ruido”, pero que ella se ha “callado” porque es “responsable” y porque por su país no va a “hacer ruido”. “Pero no observamos más que insultos hacia la gente progresista. Pareciera que hay gente en la izquierda que desea que gobiernen PP y Vox porque piensan que eso les hace más fuertes. Y ella sabe para quién trabaja”, defendieron.

En Podemos, mientras tanto, apremian a que la vicepresidenta aclare “cuanto antes” cuáles son sus planes y “de quién quiere ser la candidata”. Y ponen en valor que es precisamente su formación política “la que más se curró” el Gobierno de coalición contra la opinión de “mucha gente” y dando siempre “un ejemplo de generosidad con otras formaciones”. Aunque formalmente insisten en que el acuerdo con Yolanda Díaz “todavía es posible”, sí remarcan que, por lo que pueda pasar, ya están “preparadas para cualquier escenario”. 

En la vicepresidencia segunda interpretan los movimientos de las últimas semanas de Podemos como la preparación de la candidatura de Irene Montero. Y aunque rehúyen cualquier demanda de acelerar su proyecto por parte de los partidos, sí admiten que trabajan con la posibilidad de adelantar a enero la oficialidad de su candidatura para evitar “incertidumbres”. “La gente no quiere ruido, quiere que le solucionemos los problemas. No quiere que le hablemos de fórmulas jurídicas sino de proyectos políticos. Solo estamos en eso y en Sumar cabe todo el mundo”, insistieron en el entorno de la vicepresidenta.

Una de las ministras con más peso político de la parte socialista del Ejecutivo vaticinó antes de abandonar el salón de pasos perdidos que, finalmente, la izquierda del PSOE sí será capaz de llegar a un acuerdo. “Es que no les queda otra”, razonó. Todas las encuestas señalan que la reedición de un Gobierno progresista de coalición solo sería viable si se concreta esa unidad. La última, la publicada este mismo martes por 40Db en El País y la Cadena Ser. La suerte para el conjunto de la izquierda es que, salvo sorpresa, falta justo un año para las elecciones. Tiempo más que suficiente en política para hacer realidad cualquier quimera.

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