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Ciudadanos vuelve a demostrar en Andalucía su habilidad para cambiar de criterio

El acuerdo cerrado por Ciudadanos con el PP en Andalucía y su enfrentamiento con Vox a cuenta de las medidas que los de Pablo Casado han pactado en paralelo con ambos partidos, ha vuelto a poner de manifiesto la antología de cambios que ha ido acumulando Ciudadanos a lo largo de su trayectoria como partido de ámbito nacional.

Precisamente, uno de esos virajes lo ha sacado a relucir la propia formación de extrema derecha y se refiere a su cambio de postura sobre la ley de Violencia de Género, un asunto que en el partido de Rivera escuece mucho que se les recuerde pero que se ha convertido a lo largo de las negociaciones tras el 2D en el centro de todas las polémicas.

Porque lo cierto es que hace apenas tres años en Ciudadanos defendían algo muy parecido a lo que ahora postulan los de Abascal: que la violencia machista había que equipararla a la “intrafamiliar” y era necesario modificar la ley para acabar con la asimetría penal por cuestión de sexo. Aunque después rectificaron, en las hemerotecas siguen guardados algunos episodios que a los dirigentes naranjas les encantaría poder borrar.

En 2015, cuando Rivera concurría por primera vez a una elecciones generales, el partido levantó una gran polvareda al incluir en su programa electoral una reforma de la Ley Integral contra la Violencia de Género para acabar “con la asimetría penal por cuestión de sexo”.

Según confirmó en aquel momento a eldiario.es -que adelantó la noticia-, el secretario de Acción Política de la formación naranja, Antonio Espinosa, la idea era acabar con la agravante que la ley introdujo en el Código Penal cuando es el hombre el que agrede a su pareja o expareja femenina. Uno de los argumentos que mantenían para justificar los cambios era que había que respetar el artículo 14 de la Constitución Española, que “garantiza la igualdad ante la ley de todos los españoles sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición”. Otro, que era una discriminación hacia el varón y las demás víctimas de violencia “intrafamiliar”. Vox sostiene ahora lo mismo.

La postura inicial sobre Violencia de Género dañó a Rivera

Esa postura inicial de Ciudadanos ante un asunto de tanta sensibilidad social le pasó factura a Rivera en aquella campaña. Su valoración ante la ciudadanía empezó a caer tras conocerse la controvertida medida que proponía su partido. Especialmente después de una intervención de la candidata y ahora diputada de su partido, Marta Rivera, que en un debate organizado por TVE con representantes de todos los partidos volvió a negar que la violencia del hombre sobre la mujer fuera diferente a la de una mujer sobre un hombre.

La representante de Ciudadanos se encaró con el entonces portavoz del PSOE, Antonio Hernando, que calificó como “lamentable” su discurso. “Lo que usted no ha entendido es que es tan grave que un niño vea cómo su padre mata a su madre a que vea cómo su madre mata a su padre”, le espetó, sin aportar datos de cuántos casos hay sobre ese último supuesto.

Otros candidatos del partido insistieron en campaña sobre este mismo asunto, resbalando aún más al desconocer el terreno en el que se movían. Como Carlos Pracht, número uno de Ciudadanos al Congreso por Cantabria en aquellas elecciones del 20D. En una entrevista de radio utilizó el término “violencia doméstica” para poder englobar otras violencias que se producen en el seno del hogar, como la de los hijos hacia los padres. Prach, médico de profesión, llegó a afirmar que los datos sobre “violencia doméstica” reflejan que “mueren más hombres que mujeres”. El diputado cántabro no volvió a repetir en las listas.

Unos meses después, de cara a la siguiente convocatoria con las urnas del 26J de 2016, Ciudadanos decidió rectificar y eliminó la polémica propuesta del programa. “Hemos reflexionado sobre el tema y creemos que es lo más adecuado”, explicó de nuevo Espinosa a eldiario.es.

La decisión de abandonar ese discurso fue bien recibida por muchas diputadas de la formación naranja que ya empezaban a darse cuenta de la importancia de los términos al hablar de violencia de género, un drama que mereció el esfuerzo de todos los grupos para finalmente alcanzar en el Congreso un pacto de Estado, el mismo que ahora Vox quiere tirar por tierra.

Los de Rivera, sin embargo, ahora se muestran firmes y han advertido a Vox de que no darán un paso atrás y defenderán la ley desde la macrocartera que han pactado con el PP, que incluye las políticas de Igualdad, Servicios Sociales pero también de Familia, un área que los de Abascal querían que se convirtiera en una consejería exclusiva.

Los bandazos con Vox en Andalucía

Lo de cambiar de criterio no es algo nuevo en el partido de Rivera. Lo han vuelto a demostrar en Andalucía, en donde dejaron de reivindicar que gobernase la lista más votada como reclamaron en Catalunya tras el triunfo de Inés Arrimadas. Además, pasaron de asegurar una y otra vez que no iban a renunciar a que Juan Marín presidiera la Junta a aceptar que ese cargo fuera para el candidato del PP, Juanma Moreno. “Ni los de los ERE ni de la Gürtel”! Afirmaron.

Con todo, lo que más ha llamado la atención han sido los cambios experimentados frente a Vox y las piruetas que han hecho para no salir en la foto con los de Abascal. En campaña, cuando nadie imaginaba ni por asomo el abrumador éxito que iban a cosechar, los dirigentes de Ciudadanos optaron por ponerse de perfil y se negaron a etiquetar a Vox como una formación de “extrema derecha”.

Tres días después de las elecciones andaluzas, con los 12 diputados de Vox encima de la mesa, Rivera llegó a afirmar que no descartaba un pacto a tres en Andalucía, Cs, PP y Vox. “Ahora mismo sería irresponsable descartar cualquier solución”, señaló. La puerta a la formación de extrema derecha la mantuvieron entreabierta durante días.

Ante las presiones de Manuel Valls y de sus socios de ALDE, que le han estado advirtiendo de que “con la extrema derecha no se puede pactar nada”, Rivera cambió de estrategia y comenzó a mover sus fichas con cautela, nadando y guardando la ropa. Ciudadanos entonces se instaló en el discurso de que con Vox no iban a pactar nada y no se sentían vinculados al pacto que ese partido había cerrado paralelamente al suyo con el PP.

Solo hasta que han tenido amarrado el pacto de gobierno con el PP en Andalucía, que conlleva la vicepresidencia para Juan Marín y la macrocartera de Igualdad, se han decidido a declarar la 'guerra' al partido de Abascal. Y ahora sí se atreven a tildarlos al menos de “populistas” cuando antes rechazaban etiquetarlos.

De “socialdemócratas”, a “liberales”, de “centro” y “progresistas”

Y es que rectificar -o más bien olvidarse de lo dicho- , es un verbo que conjugan muy bien en el partido de Rivera. El propio líder de Ciudadanos ha sido el primero en demostrarlo, tanto en las generales de 2015 como en los siguiente comicios de 2016. En esas dos citas con las urnas ha ido adaptando su discurso político a las coyunturas de cada momento, incluso si eso le llevaba a decir una cosa y hacer luego la contraria. Entonces, el líder de Ciudadanos aseguraba una y otra vez en todos sus mítines y entrevistas que no apoyaría ni la investidura de Mariano Rajoy ni la de Pedro Sánchez. El tiempo y los hechos le desmintieron.

También el tiempo ha ido diluyendo o haciendo olvidar otros cambios de criterio de su partido, algunos tan importantes como el que experimentó Ciudadanos en febrero de 2017 en su IV Asamblea General, en la que se consumó un giro en el ideario.

En aquel cónclave se eliminaron las referencias a la socialdemocracia, ideología con la que había nacido Ciudadanos en 2006, para pasar a definirse como una formación “liberal, progresista, demócrata y constitucionalista”. Los de Rivera ahora hacen además mucho hincapié en que son un partido “centrista” para recalcar su equidistancia entre Vox y el PP.

La prisión permanente revisable: primero no, luego puede que sí

Otros ejemplos de la metamorfosis que ha experimentado el partido ha sido ante el debate de la prisión permanente revisable. La figura fue introducida en 2015 por el PP en una reforma del Código Penal. Ciudadanos la rechazó y llegó a equipararla con una “cadena perpetua” encubierta.

Después cambiaron de criterio. El proceso de transformación comenzó pocas semanas después del hallazgo del cadáver de la joven Diana Quer, a finales de enero del año pasado. Los de Rivera presentaron una enmienda a la totalidad a una proposición de ley del PNV que pedía la derogación de la norma. Las dudas les asaltaron sobre si debía eliminarse o no esa figura. Hasta el punto de que cambiaron también de portavoz en aquel debate para no dejar en mal lugar a la diputada Patricia Reyes, que fue la que anteriormente había defendido con énfasis la necesidad de derogarla.

La razón principal que alegaron para no apoyar al PNV fue que preferían esperar a la decisión del Tribunal Constitucional, que tiene pendiente el recurso contra la prisión permanente que seis grupos parlamentarios interpusieron en 2015. Entretanto, se limitaron a pedir el cumplimiento íntegro de las penas en este tipo de delitos y el endurecimiento de los requisitos para poder acogerse al tercer grado.

El debate se ha vuelto a reabrir hace bien poco tras el asesinato en Huelva de la joven Laura Luelmo. Los de Rivera se lanzaron a atacar al PP por volver a utilizar un caso tan dramático en una sesión de control al Gobierno para exigir que se mantenga la prisión permanente revisable. “Me ha parecido lamentable. Eso de utilizar un dolor muy reciente para hacer reivindicaciones políticas me repugna”, declaró en los pasillos del Congreso el portavoz del partido, Juan Carlos Girauta.

Sin embargo, días antes del debate de la propuesta del PNV, Rivera recibió en el Congreso al padre de Diana Quer y al de Mari Luz Cortés con los que se hizo la foto antes de hacer declaraciones sobre la campaña que habían emprendido para mantener la prisión permanente revisable.

Tampoco le pareció mal sentar en 2014 al padre de Marta del Castillo en primera fila, junto a él, durante la presentación en Sevilla del Movimiento Ciudadano, la plataforma con la que impulsó el partido. La foto la recogió el diario El Mundo. También el PP ha contado con su presencia en algunos actos y ahora es Vox la formación con la que el padre de la joven parece sentirse más identificado.