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Ciudadanos claman por una UE sin fronteras y que tienda la mano a inmigrantes
Estrasburgo (Francia), 16 oct (EFE).- “Las fronteras no deberían existir”. Así de tajante se muestra Clara García (60 años, Valencia), una de las 200 personas que componen los paneles ciudadanos de la Conferencia sobre el Futuro de Europa que este fin de semana pone el foco en la migración y en el papel de la Unión Europea en el mundo.
“Quien decide hacer ese esfuerzo, que en muchas ocasiones le cuesta la vida, es porque su situación no es buena, ya sea por hambre o guerra. Si hubiéramos nacido 2.000 kilómetros más abajo, pues estaríamos en una situación horrorosa”, lamenta García, quien ha llegado a la sede del Parlamento Europeo de Estrasburgo (Francia) para clamar por una Unión Europea más solidaria con los inmigrantes en el día del mañana.
Puede que en los próximos meses García se convierta también en migrante, aunque por voluntad propia. Ahora jubilada y sin ataduras en Valencia, como ella misma reconoce, su sueño es poder trasladarse un tiempo a Francia para poder perfeccionar el francés trabajando como au pair. “En una página vi que au pair es solo hasta los 30 así que sería abuelita au pair”, comenta entre risas a Efe.
Pero esta valenciana es consciente de que la inmigración solo supone un problema para muchos cuando quien cruza la frontera es pobre. “Si me fuera a Dinamarca y tuviera un poder adquisitivo importante no sería un problema. Cuando hablan del problema de la inmigración hablan del pobre, que es lo que les fastidia”, afirma.
En la Unión Europea del futuro, en la que debería hablarse más de los problemas “terrenales”, dice, se deberían tomar medidas “dentro de la solidaridad y la coordinación” para la acogida de los inmigrantes.
“Tenemos que aceptar que la gente venga porque no están bien y deberían tener los mismos derechos que tenemos todos los ciudadanos europeos”, defiende.
García no es la única que comparte esta visión sobre cómo el club comunitario debería afrontar el flujo migratorio. Varios de sus compañeros se expresan en la misma línea y ponen sobre la mesa del debate con el resto de ciudadanos su preocupación porque la UE sea un puerto de acogida, frente a otros que han dejado claro que prefieren imponer restricciones más severas para la llegada de personas, asegura José Luis Granjel (59 años, Barcelona)
“Los países mediterráneos, que somos los que estamos sufriendo la inmigración de cierta manera, queremos soluciones, no poner trabas”, explica Granjel, otro de los españoles que este fin de semana lleva su visión de la UE a la Eurocámara.
Entre esos dos extremos de cómo afrontar la migración, este barcelonés dice posicionarse en el bando de la gente que piensa que se “tiene que transitar por el mundo sin ningún problema” y que apuesta por una UE “con fronteras más laxas que permita a venir a gente y formarla”.
Y lograr que esa gente se integre en la sociedad, a través de “incentivos” para que se reúnan con otra gente local“ y estos le transmitan ”lo rica que es su cultura“, opina por su parte Elena Rodríguez (19 años, Madrid).
En su ciudad natal se añade otro problema para la inmigración: la segregación urbana.
Una segregación que se da por varios factores, pero el económico suele ser más determinante, lo que favorece, sobre todo en grandes metrópolis como Madrid, la aparición de guetos que segregan a los inmigrantes del resto de la población.
“Así solo fomentas que haya ricos y pobres. Los políticos deberían limitar el precio del alquiler para que la gente, jóvenes e inmigrantes, puedan acceder a una vivienda”, sostiene.
Para Clara García (18 años, Cáceres), es “muy fuerte” que en pleno siglo XXI haya gente que sea vea obligada a saltar vallas y muros “cuando lo que están intentando es sobrevivir”, por lo que aboga por abrir “canales legales” para el traslado de los inmigrantes a Europa.
“Hay que ser un poquito más humanos”, zanja.
El debate sobre la migración es el último de los cuatro paneles de ciudadanos en Estrasburgo.
Sus conclusiones se presentarán en la sesión plenaria de la Conferencia, que se celebra en un contexto en el que el pacto europeo sobre Migración y Asilo continúa bloqueado por los Veintisiete y sin visos de un acuerdo a corto plazo.
Pôr Jorge Ocaña
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