Rivera aguanta el pulso interno mientras se mantiene fuera de los focos

Ciudadanos trata de apagar el fuego interno que se está propagando en el partido tras las dimisiones de dos destacados dirigentes de la Ejecutiva -Toni Roldán y Javier Nart- y la de algunos cargos regionales por discrepancias sobre la política de pactos y la negativa a negociar una abstención de cara a la investidura. Las presiones a Albert Rivera para que cambie de criterio no cesan pero el líder de Ciudadanos y su núcleo duro siguen firmes en el 'no' a Pedro Sánchez.

Este viernes se reunirá el Consejo General de Ciudadanos, máximo órgano entre Asambleas del partido. La reunión ya estaba prevista hace tiempo pero ahora coincide con la crisis interna abierta y la tormenta desatada por los pactos con el PP y Vox por lo que cobra más interés. Como es habitual, Rivera hará una intervención en abierto sobre “actualidad política”, que en las circunstancias actuales es también muy esperada, porque Rivera aún no se ha pronunciado tras las dimisiones de Roldán y Nart.

Como ya ocurrió cuando Ciudadanos se rompió en el Ayuntamiento de Barcelona y Manuel Valls hizo una ronda por los medios de comunicación criticando al partido, Rivera se ha mantenido fuera de los focos. En aquella ocasión solo hizo una breve intervención ante los periodistas en Bruselas que acabó con polémica con el Gobierno francés.

De nuevo, han sido Inés Arrimadas y José Manuel Villegas quienes han asumido el papel de dar la cara por el partido. Ayer le tocó a la portavoz nacional y este martes ha contado con el apoyo del secretario general, que ha invitado a quien no esté de acuerdo con la línea impuesta por la dirección a abandonar Ciudadanos.

Según el orden del día, en la reunión del viernes se aprobarán las cuentas de 2018 y se presentará también el Informe de Gestión de la Ejecutiva. Además, se dará el visto bueno al nombramiento de Marcos de Quinto en sustitución de Roldán como nuevo miembro de la Ejecutiva Nacional, que cuenta ahora con 35 miembros, aunque el diputado -que se acaba de afiliar a Ciudadanos-, no formará parte de la Permanente, es decir, del núcleo duro de Rivera de 13 miembros. El puesto de Nart, de momento, queda vacante.

El Consejo General debería también sustituir al exportavoz de Pozuelo, Miguel Ángel Berzal, que hace tan solo unas semanas dimitió como miembro de este órgano a través de una durísima carta publicada en el diario local en la que acusaba a Ciudadanos de ser “un timo político”. “Me voy con viento fresco”, se despidió.

Que Rivera vaya a ratificar el viernes su inamovible postura de 'no' a Sánchez no es ningún secreto. El lunes pasado volvió a quedar claro durante la tensa reunión de la Ejecutiva que vivió el partido, que empezó con la dimisión de Roldán y terminó con la de Nart tras fracasar el intento de que se aprobara la propuesta de Luis Garicano de “abrir negociaciones” con el líder del PSOE. Además de los cuatro cargos que votaron a favor, otros tres dirigentes se abstuvieron: la diputada alicantina Marta Martín, la castellano manchega Orlena de Miguel y el dirigente asturiano, Ignacio Prendes. Los 24 restantes apoyaron la tesis oficial.

Esto dio pie a que este martes Arrimadas cargara contra los disidentes a los que encuadró en un grupo aislado y en “minoría”. “No es ninguna novedad que hay miembros de la Ejecutiva que quieren hacer a Pedro Sánchez presidente, pero nosotros no vamos a cambiar de criterio porque ha sido una mayoría la que ha votado a favor de mantenerlo y solo han sido esos cuatro los que han discrepado. En nuestro partido hay libertad para discrepar”, se jactó en una comparecencia en el Congreso en la que se desentendió de los pactos sellados en el PP y Vox.

Igea, ajeno a estos dardos, ha vuelto a sugerir a su partido una abstención en la investidura que vaya acompañada por una oferta programática y para dar “estabilidad al país” y no quedarse “en la trinchera”.

Firmas para que se convoque la Asamblea General

El partido, además, deberá afrontar otro foco de 'rebelión'. Un grupo de afiliados de Madrid, descontentos con la deriva de la Ejecutiva de Ciudadanos y capitaneados por Juan Carlos Bermejo, el exrival de Rivera en primarias, quiere que se consulte a las bases del partido la postura que prefieren ante la investidura de Sánchez. La idea ha sido desechada por Arrimadas. Pero Bermejo advierte de que de persistir en la negativa promoverán una recogida de firmas para que se convoque la Asamblea General -que en teoría no toca hasta 2021- para lo que, según los Estatutos, se necesita un tercio de firmas del total del censo. “Es inaudito que ante una situación tan crucial para España y ante una crisis sin precedentes en el partido no se quiera contar con la opinión de los afiliados”, afirma Bermejo a eldiario.es

Pese a todo, los fieles al líder están convencidos de que superarán el bache como lo superaron después de la IV Asamblea General, celebrada en febrero de 2017, en la que Rivera decidió cambiar el ideario del partido eliminando las referencias a la socialdemocracia y pasando a definirse como una formación “liberal, progresista, demócrata y constitucionalista”. El malestar por este giro provocó un importante goteo de bajas y varias expulsiones. Según el recuento hecho por el sector crítico que surgió en esa etapa, desde las elecciones de 2015, el partido de Rivera sufrió en dos años la fuga de 213 concejales y ocho diputados que pasaron a ser 'no adscritos'.

Poco después, las encuestas comenzaron a favorecerles y a vaticinar una importante subida de cara a las elecciones tanto generales como municipales y autonómicas, un pronóstico que terminó cumpliéndose aunque no lograran materializar su deseo de liderar gobiernos frente a un PP en declive. El censo volvió a crecer.

Rivera aguantó entonces el pulso de algunos de los dirigentes más críticos, como Carolina Punset o Alexis Marí, la pareja de exdirigentes valencianos que acusaron al líder de haber convertido a Ciudadanos en “la marca blanca del PP”. Punset se dio de baja del partido un año después con una dura carta contra Rivera.

Los constantes cambios de Rivera siempre han llevado a ser tildado de “veleta”. Ahora en el partido se sorprenden de que se les critique por mantener su palabra y despachan las acusaciones de que han girado “a la derecha” asegurando que el único cambio que ha dado Ciudadanos ha sido “pasar de 32 diputados a tener 57”, de ser ahora un partido de gobierno cuando nunca lo habían sido antes, o de pasar de estar muy por debajo en votos del bipartidismo a haberse quedado en las generales “a tan solo 0,8 puntos del PP”.