Ciudadanos se resiste a desaparecer del mapa político. A pesar de los sucesivos y contundentes batacazos electorales que ha sufrido a lo largo de los últimos años –el más reciente, en las autonómicas y municipales, que llevó a la nueva dirección a decidir no concurrir a las generales de 23J–, y de encontrarse en estos momentos descabezada tras la retirada de la política de la portavoz nacional, Patricia Guasp, la formación, que ahora se presenta como “partido liberal”, está dispuesta a resurgir de sus cenizas.
El partido perdió el 28M todo su poder autonómico, pero aún conserva 570 cargos municipales en España. Y a eso se aferran sus cargos. De hecho, quieren rearmarse de cara a las próximas citas electorales: en principio, las europeas de mayo de 2024 y las catalanas, que teóricamente se deben celebrar en 2025. Aunque lo más novedoso es que tampoco descartan concurrir a unas nuevas generales en el caso de que se tengan que convocar si Pedro Sánchez no logra sacar adelante la investidura a la que ya ha anunciado que se presentará en cuanto se constate el fracaso de la de Alberto Núñez Feijóo.
“Tenemos ganas y tenemos dinero. Somos los únicos que podemos impedir los pactos con los extremos”, aseguran fuentes de la Ejecutiva, que lleva varios meses en hibernación y prácticamente inactiva, como el resto de los órganos de dirección.
Pese a esas buenas intenciones con las que quieren afrontar la nueva etapa política, los problemas con los que se enfrenta son muchos. Para empezar, su propia desaparición de la esfera política. A esto hay que unir que, aunque digan lo contrario, no hay 'banquillo' y se han quedado sin referentes de peso después de que los principales dirigentes se hayan ido marchando con cuentagotas dejando “huérfanos” a los pocos afiliados y votantes que les quedan.
Al inicio del verano anunció su retirada de la política Inés Arrimadas. La sucesora de Albert Rivera tomó esa decisión justo un día después de que el Comité Nacional del partido aprobara por amplia mayoría no presentar candidaturas al 23J. Los mismos pasos dieron luego algunos de los pocos diputados que Ciudadanos tenía en el Congreso, como Guillermo Díaz o Edmundo Bal, al que el partido acababa de abrir un expediente de expulsión precisamente por sus ácidas críticas a la cúpula por no querer concurrir a las generales. Casi un año antes se había producido la renuncia como jefe de la delegación del partido en Europa de Luis Garicano, que abandonó el escaño en Bruselas y luego la afiliación.
Además, el fracaso electoral cosechado el 28 de mayo ha obligado también a destacadas figuras del partido a buscarse la vida de nuevo en el sector privado. El último caso conocido ha sido el de Begoña Villacís, que acaba de ser fichada por una empresa de ciberseguridad. La exvicealcaldesa de Madrid aseguró que su futuro no estaba en el PP, pese a los coqueteos que había realizado antes de las elecciones con los de Feijóo, y ha recalado de nuevo en el sector privado.
Otros compañeros no cumplieron su palabra tras fracasar igualmente en las urnas, como el exvicepresidente andaluz, Juan Marín, que ahora trabaja para un organismo de la Junta colocado por su amigo y dirigente del PP Juanma Moreno. Por si fuera poco, una de las pocas caras reconocibles que le quedan a Ciudadanos, la del exvicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, ha corrido la misma suerte de Bal y está suspendido de militancia por el mismo motivo que el exportavoz parlamentario: criticar a la dirección por su errática gestión.
El colofón a toda esa desbandada de cargos lo puso hace apenas unas semanas la propia Patricia Guasp, sucesora de Arrimadas en la dirección. La portavoz nacional de Ciudadanos y coordinadora autonómica en Baleares renunció a finales de agosto a todos sus cargos orgánicos, dejando al secretario general, Adrián Vázquez, solo y al partido, más descabezado aún. Guasp, que no llevaba ni un año en el cargo, aceptó la oferta de una importante firma de consultoría, auditoría y asesoramiento fiscal para dirigir su filial en las islas. Tras su marcha, el comité autonómico en Baleares tenía que haber nombrado allí una Junta Gestora, de la que de momento no se sabe nada.
Según marcan los estatutos, con la salida de Guasp de la dirección nacional el partido debería proceder a la convocatoria de primarias ya que no pueden convocar una nueva asamblea en fechas pegadas a un ciclo electoral. Así que será el Comité Nacional del partido el que decidirá cuándo se celebra ese proceso interno. Este lunes habrá reunión del Comité Permanente y del Comité Ejecutivo y posteriormente comparecerán en rueda de prensa Vázquez y Carlos Carrizosa, la cabeza visible del partido en Catalunya. Ambos podrían desvelar la fecha del citado proceso interno.
De momento, nadie se ha postulado para presentar candidatura a la portavocía nacional. Pero muchas miradas se han dirigido hacia el propio Carrizosa, una de las pocas caras que quedan reconocibles en el partido. Además, es el único dirigente que conserva representación en un parlamento autonómico. No obstante, con su candidatura el partido bajó a seis diputados tras los 36 que Ciudadanos logró como hito histórico en 2017 con Arrimadas como cabeza de cartel.
En la dirección, a la que pertenece Carrizosa, creen que la 'remontada' de la formación debe partir de su antiguo feudo. La intención del partido es competir allí con el PP –que lucha por sacar cabeza con Alejando Fernández– y con Vox e ir recuperando el terreno perdido para volver a tener la hegemonía del “frente constitucionalista” en Catalunya.
A finales de julio Carrizosa se mostró muy preocupado por los resultados del 23J e insistió en la necesidad de que haya “una gran opción de centro liberal” que evite el bloqueo por parte de los “extremos”. “Los catalanes que se sienten también españoles solo tienen a Ciudadanos para que les defiendan”, sentenció. Hace unos días mostró su indignación por que Carles Puigdemont tenga la llave de un futuro Gobierno cuando “lo que debería es estar él bajo llave”. “Con cuatro diputados de Ciudadanos se habría evitado esta situación”, afirma en conversación con elDiario.es.
El portavoz en el Parlament confirma que Ciudadanos se presentará a las próximas elecciones catalanas, previstas para 2025. “Eso está fuera de toda discusión y de toda duda”, insiste. Además, asegura que él está “volcado en Catalunya” y no se plantea “ahora” optar a las primarias para el puesto de portavoz nacional. “Pero en absoluto estoy ajeno al devenir del partido. ”Tendremos que hablar y estudiar si hay alguna candidatura recomentable para sustituir a Guasp“, comenta.
¿Un nuevo cambio estatuario?
En el partido tampoco se descarta otra solución: que no sean necesarias las primarias si la dirección eleva al Consejo General –máximo órgano entre asambleas– una propuesta de cambio estatutario para unificar ese cargo vacante con el de secretario general, que ahora ostenta el eurodiputado Adrián Vázquez, acabando así con la bicefalia instaurada en la última Asamblea Extraordinaria celebrada en enero de este año. Esa hipotética propuesta, según aclaran fuentes de la dirección a esta redacción, no está de momento sobre la mesa y “se tendría que afinar y solo prosperaría si hay mayoría absoluta en el Consejo General”.
Mientras tanto, Vázquez es la única cabeza visible de la dirección del partido. El eurodiputado, no obstante, no ha ofrecido ninguna rueda de prensa en todos estos meses y se ha limitado a postear en las redes sociales sus opiniones y quejas sobre lo que está pasando en torno a las negociaciones tanto de Feijóo como de Sánchez de cara a sus respectivas investiduras y las exigencias de Puigdemont.
Que Vázquez se prepara para ser el candidato de Ciudadanos en las próximas europeas también está fuera de toda duda. Su actividad está centrada en Bruselas. Recientemente ha elogiado que la Eurocámara haya retirado a petición de Ciudadanos una fotografía “reivindicando el referéndum ilegal del 1-O” de una exposición instalada en su sede de Bruselas por Puigdemont y su compañero de filas Toni Comín.
Precisamente, Bal y el sector crítico le acusaron –a él y a otros miembros de Comité Permanente– de querer “apropiarse del dinero de la caja” para la promoción de su figura y de viajar a todo trapo durante la llamada “refundación” del partido. Ciudadanos ha reconocido que le quedan cuatro millones de remanente para afrontar nuevos retos electorales de los once que tenía a principios de año.