Ciudadanos dirigirá su estrategia a conquistar el voto de centro que considera abandonado por PP y PSOE

Ciudadanos se prepara para afrontar en septiembre una nueva etapa tras dar por finalizada la renovación de su estructura territorial con el nombramiento de sus comités  autonómicos y provinciales.  A partir de ahora los de Rivera, aparentemente contentos con las encuestas, dirigirán todos sus esfuerzos en conquistar el reñido espacio de centro que consideran que el PP y el PSOE han abandonado. Su objetivo es entrar en aquellos parlamentos en donde no lo consiguieron en 2015. 

Aunque en muchas comunidades la continuidad de sus cuadros dirigentes ha sido la tónica, en otras Albert Rivera ha decidido sustituir a todos aquellos que se han mostrado críticos con el giro ideológico que dio el partido en su última Asamblea General, o que han discrepado con algunas decisiones tomadas por la dirección nacional.

Los dirigentes naranjas, además, creen que ha llegado la hora de pasar página de los episodios de deserciones que se han venido sucediendo en los últimos meses y que ha supuesto para el partido una importante merma de cargos públicos y también de militantes. Unas deserciones que se han traducido en que decenas de concejales y algunos diputados provinciales y autonómicos hayan abandonado Ciudadanos pero no las actas que obtuvieron bajo el paraguas naranja, pasando a conformar un nutrido grupo de ‘no adscritos’.

La cifra que ofrece la organización y la que ha contabilizado ese sector de disidentes no coinciden. La dirección estima que son poco más de un centenar, mientras los críticos la sitúan en más de 230 fugas, de un total de 1.527 ediles y 93 representantes autonómicos que consiguió Ciudadanos en 2015.

Unas deserciones que no les preocupa

Sea como sea, en la Ejecutiva de Rivera este fenómeno no parece preocuparles demasiado. Están convencido de que cuando se acerquen las elecciones “mucha gente se animará a sumarse al proyecto”.

Incluso más de uno cree que estos abandonos les han venido bien. “Nos hemos quitado el lastre de encima. La gente que no se identifica con el proyecto es mejor que se haya ido ahora”, manifestaba el dirigente andaluz Juan Marín a eldiario.es al termino de una de las últimas Ejecutivas del partido. Además, piensa que han servido de advertencia para “extremar los controles” de futuras incorporaciones.    

Marín asegura que a pesar de que su comunidad ha sufrido un número importante de bajas, la afiliación está subiendo ahora considerablemente, al igual que la de Madrid.

El secretario de Organización, Fran Hervías, y el número dos de Rivera, José Manuel Villegas, viajarán en septiembre a aquellos lugares donde ha habido cambios para respaldar a los nuevos dirigentes y reunirse con la militancia. La idea de la dirección nacional es comenzar una nueva etapa encaminada a reforzar al partido en  los territorios donde no lograron representación en las anteriores elecciones municipales y autonómicas, de cuya celebración se acaba de cumplir dos años. 

En aquellos dobles comicios Ciudadanos consiguió representación  en 12 parlamentos autonómicos, pero se quedó sin ella  en Castilla-La Mancha, Canarias, Navarra, Galicia y País Vasco. Estas dos últimas, al ser comunidades históricas, celebraron las elecciones en septiembre de 2016. 

El partido reconoce que tanto en Navarra, como en Galicia y el País Vasco los resultados de Ciudadanos fueron “ciertamente pobres”, pues en ninguno de estos territorios alcanzó siquiera 3,5% de los votos. Pero su ausencia en los Parlamentos de las otras dos comunidades, como Castilla-La Mancha y Canarias, se debió a “unos sistemas electorales con unas barreras de acceso verdaderamente exigentes”.

En Navarra estuvieron al borde de lograr representación. Les faltaron 135 votos. Pero se quedaron en el  2,96% cuando la barrea en la comunidad foral está establecida en un mínimo del 3%.

En Galicia el partido naranja obtuvo el 3,38% de los votos en toda la comunidad. En Pontevedra y Coruña se quedó lejos de alcanzar la barrera electoral del 5%. En Pontevedra les faltaron 215 votos para obtener diputados y en A Coruña a 568 votos. La distancia fue mucho mayor en Ourense -5.523 votos- y en Lugo - 6.583-.

En Castilla-La Mancha el partido cree que les perjudicó la reforma estatutaria y del sistema electoral que llevó a cabo en 2014 María Dolores de Cospedal, por la que se redujo drásticamente el tamaño de las Cortes regionales hasta los 33 escaños.  Eso se tradujo en un aumento de las “barreras naturales” necesarias  para tener opciones de acceder al reparto de escaños.

Ciudadanos pone como ejemplo Guadalajara, en donde la formación obtuvo más del 12% de los votos en las elecciones autonómicas pero, sin embargo, no pudo conseguir ningún escaño. Se quedó a 3.248 votos. En Toledo, aun cosechando un porcentaje inferior, estuvo  más cerca de obtenerlo, a 1.274 votos. En Albacete le faltaron 3.560; en Ciudad Real,  4.994; y en Cuenca,  8.608.

En Canarias, el partido de Rivera  también achaca no haber sacado representación al “problemático” sistema electoral insular que exige el 6% de votos. La formación naranja se quedó en el archipiélago en el 5,84%. Les faltaron tan solo 532 votos para entrar al reparto de escaños en las distintas circunscripciones insulares. “Si hubiéramos alcanzado ese 6% autonómico, habríamos conseguido 2 diputados, uno en la isla de Gran Canaria y otro en la de Tenerife”, lamentan.

Una situación que se puede revertir

El partido de Rivera considera que esta situación se puede revertir. Es más, creen que el rodaje de estos dos años les ha preparado para poder gobernar en 2019, bien entrando en gobiernos de coalición o solo, con el apoyo de otras fuerzas políticas.

En estos momentos influyen con sus pactos en cinco gobiernos: el nacional (PP); el de Andalucía (PSOE); el de Madrid (PP); el de Castilla-León (PP), y el de La Rioja (PP). En Murcia rompieron el acuerdo al ver que Pedro Antonio Sánchez se enrocaba, aunque finalmente se viera obligado a dejar la presidencia regional en manos de otro dirigente del PP.  Ahora también le exigen que abandone el escaño al estar a punto de sentarse en el banquillo por los casos Auditorio y Púnica.

La disputa por el voto de centro va a ser dura pese a que consideren que los dos principales partidos se han escorado cada vez más a la derecha y la izquierda. Principalmente con el PP, aunque también con ese electorado moderado del PSOE que puede sentirse alejado de la nueva etapa de Pedro Sánchez, al que ven “podemizado”.

Los de Rivera están más que satisfechos con su estrategia de ‘el palo y la zanahoria’ que emplean con el Gobierno de Rajoy. Están convencidos de que acabará dándoles buenos resultados y réditos electorales.  De hecho, varias encuestas les vaticinan una subida, no solo a nivel nacional, sino también en algunas comunidades, como Madrid o Andalucía.

El último sondeo del CIS, ratifica esta subida con respecto a junio de 2016 aunque el anterior sondeo les otorgaba casi dos puntos más, hasta rozar casi el 15%, porcentaje del que ahora pierden cuatro décimas.

Este resultado ha sido valorado por el secretario general del grupo en el Congreso, Miguel Gutiérrez, como muy “positivo” porque a su juicio “consolida el crecimiento de Ciudadanos”.

“Nos sentimos orgullosos de la confianza que los ciudadanos depositan en el trabajo que estamos haciendo, orientado en tres ejes; el de la lucha contra la corrupción, en dar la estabilidad que estamos dando a la política nacional con la posibilidad de que haya unos presupuestos”, ha dicho Gutiérrez.  

Lo que no comentó Gutiérrez es que, según el barómetro, solo el 1% de los encuestados votaría con toda seguridad a Ciudadanos. Una escasa fidelidad de voto que podría darles un nuevo disgusto a los de Rivera.