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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La crisis de Ciudadanos se agrava con dimisiones en Baleares y Galicia

La crisis que vive Ciudadanos se está extendiendo como una mancha de aceite por otras comunidades y se agrava ahora con nuevas dimisiones, esta vez en Baleares, en donde uno de los históricos fundadores del partido, Xavier Pericay, acaba de anunciar que deja sus cargos. Pero también en Galicia, donde la tensión interna ha desembocado en la destitución de la Junta Directiva de Ourense y en las dimisiones de la portavoz del partido, Olga Louzao, y de la asesora y secretaria de Programas, María Ángeles Fernández- Ramil. Las razones son las mismas por las que abandonó la formación hace unos días Toni Roldán: discrepancias profundas con la política de pactos de Rivera y su estrategia de vetar al PSOE y malestar por el trato interno que han recibido. Pericay, en cambio, ha desligado su decisión de la postura con la investidura, pero ha dicho que el final del Comité Ejecutivo del lunes de la semana pasada le causó “desazón”.

La noticia de que Pericay ha decidido dejar todos sus cargos como miembro del Comité Ejecutivo de Ciudadanos, en donde se ocupaba del área de Educación, ha sido comunicada a Rivera en una carta de despedida en la que el ya exdirigente de Cs le explica sus motivos. Su dimisión ha caído como una bomba en el partido, en donde sabían del malestar del dirigente balear. Pericay había sido marginado por la dirección nacional y fue derrotado en las primarias para ser el candidato autonómico por el empresario Marc Pérez-Ribas.

El desenlace del Comité Ejecutivo le causó “desazón”

En su carta de despedida, Pericay explica que su renuncia no se debe al veto a la investidura del PSOE -“que nadie se llame a engaño: soy de los que consideran que la posición mayoritaria adoptada en esa reunión en relación con la próxima investidura del presidente del Gobierno es la correcta”, escribe- pero reconoce que el desenlace del Comité Ejecutivo le causó “incluso a distancia, cierta desazón”.

“No me voy, pues, por las mismas razones que han llevado a mi excompañero Toni Roldán a abandonar la Secretaría de Programas y el partido, aunque no negaré que su marcha –ni que sea porque mi labor en el campo educativo dependía, en último término, de su secretaría– también ha influido”, afirma el hasta ahora dirigente de Ciudadanos. Añade que los motivos “son varios y de índole personal”: “Una empresa como la de formar parte del comité ejecutivo de un partido que aspira a gobernar España en un futuro no muy lejano requiere una motivación y una ilusión muy superiores a las que yo pueda tener hoy en día”.

Pese a su malestar, larvado desde hace tiempo, el fundador de Ciudadanos ha guardado un discreto y elegante silencio y cuando se le llamaba declinaba criticar a la formación que ahora abandona. El eurodiputado Luis Garicano expresaba su tristeza en Twitter por su marcha calificándolo como “una de las mejores personas” que ha conocido en Ciudadanos y deseándole “lo mejor”. Lo mismo hacía el propio Roldán en esta red.

Fuentes del partido dicen que su renuncia se le comunicó a la dirección hace dos meses, tras la celebración de las primarias en Baleares. Entonces informó a la formación de que su deseo era volver a la actividad profesional previa a su paso por la política. Desde el partido agradecen a Pericay “el trabajo realizado” y le desean “mucha suerte en sus próximos proyectos profesionales”.

Galicia, otro foco de rebelión

Pero la crisis también ha afectado ahora a Galicia, una comunidad donde el partido de Rivera no acaba de encontrar asiento. A principios de esta semana era destituida la Junta Directiva de Ourense y poco después renunciaba a su cargo la portavoz del partido, Olga Louzao. A esta dimisión se ha sumado la marcha de María Ángeles Fernández- Ramil, secretaria de Programas de Galicia, cuyo responsable a nivel nacional era Toni Roldán.

Roldán también despedía esta mañana en su cuenta de Twitter a la asesora gallega con tristeza deseándole suerte en el futuro.

Fenández-Ramil no ha ocultado que su marcha es consecuencia de sus discrepancias por la política de pactos de Rivera, aunque la versión del partido es que se vio obligada a dejar su cargo porque “no se adecuaba a los ritmos de trabajo que necesitaba ahora el partido”, según señaló ayer la diputada pontevedresa y exresponsable de comunicación, Beatriz Pino. Un versión que niega Fernández-Ramil desvelando que su renuncia data del 1 de julio y recordando que además su trabajo era “totalmente altruista” ya que además, nunca ha cobrado nada por ello.

Según explica la propia exdirigente de Ciudadanos Galicia a eldiario.es, envió una carta a la dirección en la que explicaba sus razones. Según cuenta, dimite “por falta de apoyo y de comunicación”. “Hace meses vengo siendo sometida a una especie de mobbing partidario por la que era jefa de prensa, Beatriz Pino, y hoy diputada por Pontevedra. Sus exigencias sobrepasaban a la dedicación altruista y ad honorem que se puede tener con el partido, cuando no hay remuneración de por medio”, dice. “No pueden tratar a las personas desde la explotación, casi peor que a los becarios”, añade.

“Quien conduce Ciudadanos Galicia lo hace desde el temor y el fomento de la atomización y yo me creí lo de la búsqueda de talento y el trabajo colaborativo. A esa razón, de enfoque gerencial que nada tiene que ver con lo que se espera de la ”nueva política“, se suma que me interpretan totalmente las razones político-estratégicas por las que se ha ido mi ex jefe, Toni Roldán. Todo se juntó y decidí dar un paso al costado al cargo”, afirma Mari Ángeles, que aclara que seguirán como afiliada, “por ahora”.

La carta de despedida de Xavier Pericay

A mediados de la semana pasada comuniqué a Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, mi decisión de abandonar el Comité Ejecutivo del partido y, en consecuencia, mi responsabilidad en el área de Educación. Lo hice, sobra añadirlo, agradeciéndole la confianza que depositó en mí hace cuatro años al proponerme como cabeza de lista al Parlamento balear y al incluirme meses más tarde en la ejecutiva recién ampliada. Han sido cuatro años apasionantes, de los que he sacado provechosas lecciones sobre el ejercicio del poder y el valor de la amistad, y en los que he conocido a gente estupenda, dentro y fuera del partido, empezando por muchos de mis compañeros de ejecutiva.

Pero todo llega a su fin y ese fin, en mi caso, arrancó con mi derrota en las primarias de Baleares del pasado mes de marzo y terminó de concretarse el lunes de la semana pasada con la reunión del Comité Ejecutivo a la que no pude asistir por encontrarme de viaje fuera del país. Para que nadie se llame a engaño: soy de los que consideran que la posición mayoritaria adoptada en esa reunión en relación con la próxima investidura del presidente del Gobierno es la correcta. Las promesas están para cumplirlas, y Ciudadanos, en las elecciones generales del mes de abril, suscribió ese contrato con sus electores. Lo que no quita, claro, que el desenlace de ese Comité Ejecutivo causara en mí, incluso a distancia, cierta desazón.

No me voy, pues, por las mismas razones que han llevado a mi excompañero Toni Roldán a abandonar la Secretaría de Programas y el partido, aunque no negaré que su marcha –ni que sea porque mi labor en el campo educativo dependía, en último término, de su secretaría– también ha influido. No; los motivos por los que dejo la ejecutiva del partido y, por ende, la portavocía del Comité Autonómico de Baleares y el cargo de consejero en el Consejo General, son varios y de índole personal –como todos, al cabo– . En cualquier caso, no es este el lugar ni el momento para exponerlos. Baste decir, a manera de síntesis, que una empresa como la de formar parte del comité ejecutivo de un partido que aspira a gobernar España en un futuro no muy lejano requiere una motivación y una ilusión muy superiores a las que yo pueda tener hoy en día.

Así las cosas, sólo me queda desear al despedirme que ese futuro, lo mismo para Ciudadanos que para España, resulte navegable.