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Siete claves para entender qué pasa en el PSOE

Pedro Sánchez durante su intervención ante el Comité Federal del PSOE / Foto: Flicker PSOE

Irene Castro

El PSOE atraviesa su mayor crisis desde que Pedro Sánchez se hizo con la Secretaría General del partido hace 17 meses. Desde la derrota electoral en las europeas de 2014, el PSOE ha seguido perdiendo apoyos -cerca de un millón y medio en las municipales respecto a 2011- aunque ha ganado poder institucional por el hundimiento del PP. Pero los resultados de las generales han situado al PSOE al borde del precipicio, con tan solo 5,3 millones de votos y solo dos puntos por encima de Podemos y las candidaturas de la confluencia. La posibilidad de un adelanto electoral está cada vez más asumida en distintos sectores del PSOE, que plantean relevar a Sánchez y presentar una cara distinta. Todas las miradas están sobre Susana Díaz, que aún no se ha pronunciado.

Alegría postelectoral

Sonrisas. Fue la consigna que recibieron los dirigentes presentes en Ferraz la noche del 20D, en la que el PSOE obtuvo sus peores resultados. “Hemos hecho historia, hemos hecho presente y el futuro es nuestro”. Fue una de las frases que utilizó el candidato socialista en su corta valoración de los resultados. En las federaciones más críticas, entre ellas la andaluza, la asturiana o la extremeña, miraban atónitos la situación. En la sede nacional del partido algunos daban por hecho que Sánchez podía llegar a la Moncloa con 90 diputados, una posibilidad que en su entorno aún no descartan al 100%, y desde luego pensaban que haber mejorado los pronósticos de las encuestas alejaba el fuego amigo.

Freno a la euforia

Nada más lejos de la realidad. Mientras que Ferraz consideraba que los resultados eran “aceptables”, los principales barones y dirigentes críticos destacaban la debacle. La rapidez de Pablo Iglesias en imponer el referéndum en Cataluña como condición para facilitar la investidura de Sánchez fue la excusa perfecta para poner freno al “aventurismo” de Sánchez, que pretendía explorar todas las opciones de cambio” para formar un “Gobierno progresista”. El no de los poderes territoriales del partido no tardó en llegar: ni pactos “pastiches” y ni hablar de llegar a acuerdos con independentistas. Los barones frenaron la euforia de Ferraz.

El blindaje de Sánchez

Doce horas después de cosechar el peor resultado electoral del PSOE, Sánchez anunció a los miembros de su Ejecutiva su intención de presentarse para revalidar su liderazgo. Lo hará en un congreso que ese mismo día él y su número dos, César Luena, decidieron aplazar por “sentido común”. La explicación de Ferraz es que los socialistas no pueden dedicarse a los asuntos internos mientras se dirime la gobernabilidad del país. Desde los sectores más críticos recuerdan que la decisión no depende de Ferraz, sino del Comité Federal -un órgano al que pertenecen unas 300 personas- y consideran que con esa maniobra Sánchez persigue blindarse ante una posible repetición de los comicios. Esa idea cada vez está más instalada en las filas del PSOE.

Acabar con el 'soldado Sánchez'

El anuncio del aplazamiento del congreso fue el detonante para que estallara la guerra entre Ferraz y los dirigentes autonómicos más potentes del partido. El enfrentamiento se ha gestado desde hace meses pero se ha mantenido congelado para evitar males mayores en las elecciones. La posibilidad de que se repitan ha acelerado los planes de los sectores más críticos de poner fin al mandado del secretario general. Sostienen, además, que no pueden presentar la misma oferta a unos nuevos comicios porque aventuran una caída aún mayor. “Podemos nos adelantaría”, reflexionaba un destacado dirigente este lunes.

Un pacto imposible

En el sector más crítico piensan, además, que no tiene sentido dar más tiempo a Sánchez al frente del PSOE porque entienden que las líneas rojas que han marcado los dirigentes socialistas para llegar a acuerdos con Podemos hacen imposible su llegada a la Moncloa. El pacto que alcanzó la dirección con los dirigentes territoriales impide a Sánchez sentarse a negociar con formaciones que planteen un referéndum en Cataluña. El texto pactado en una tensa reunión este domingo es más duro que el planteamiento inicial de Ferraz, según fuentes conocedoras de todos los documentos que se negociaron.

“El gran problema para formar un gobierno es aritmético”, ha declarado el presidente aragonés, Javier Lambán, que pese a su “lealtad” a Sánchez, está ahora del lado de Díaz y los barones que quieren acelerar el proceso para acabar con su etapa al frente del partido. Estos son los cálculos de Lambán, que comparten los demás dirigentes que están en sus postulados: PSOE-Podemos-IU 161. PP-Cs 163. Para llegar a 176, hacen falta independentistas“. La línea roja para el PSOE.

La primera batalla explícita

La división entre quienes quieren que el congreso para decidir el liderazgo del PSOE sea de inmediato y quienes quieren posponerlo se hizo más explícita que nunca en el tenso Comité Federal que se celebró este lunes. Hablaron los partidarios de una y otra postura. Los representantes de los poderes territoriales de Andalucía, Asturias, Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha -a los que se suman Aragón y Canarias- pidieron que el congreso se celebre “cuando toca”, es decir, en febrero. No obstante, a esa fecha, por los plazos que marcan las normas del partido, es imposible llegar. En el lado de la dirección están los barones de Madrid, Galicia, Euskadi, Baleares, Murcia, La Rioja y Castilla y León.

César Luena ha lanzado un mensaje este martes a sus contrincantes recordando que “los órganos intermedios del partido” están con Ferraz en una alusión velada a la fractura que existe en las federaciones que dirigen algunos de los barones críticos. No obstante, esa misma idea es aplicable en el sentido contrario. Por ejemplo, el sector más crítico de Madrid consiguió un 46% de apoyo este verano.

¿Y ahora qué?

En Ferraz creen que este martes han cerrado por vacaciones y que se podrán tomar las uvas sin sobresaltos. El número dos del PSOE, César Luena, ha reconocido que “en unas semanas” convocará el Comité Federal para abordar el asunto del congreso. La dirección piensa que logrará el apoyo mayoritario para aplazarlo hasta una fecha que convenga según la situación política. Aunque no ha determinado una fecha, en algunas de las federaciones más críticas entienden que ha sido una cesión o han acercado posturas.

No obstante, nadie cierra la puerta a que recopilen las firmas de un tercio de los miembros del Comité Federal para forzar una convocatoria del congreso. Un dirigente asturiano explica que es posible que se proponga una fecha alternativa y más temprana a la primavera, que es la aspiración inicial de Ferraz. Está todo abierto. Ahora todos cuentan los soldados que tendrían en su bando.

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