Más de 400 sacerdotes y diáconos de la Iglesia católica en Cataluña han remitido una carta al papa en la que le hacen llegar el manifiesto a favor del referéndum catalán que hicieron público el pasado viernes y le piden además que medie ante el Gobierno para que la consulta se pueda celebrar con garantías.
En la carta, a la que ha tenido acceso Efe, los firmantes señalan que han decidido dirigirse al papa Francisco porque “se ha hecho pública la protesta del Gobierno español ante la Santa Sede” por el manifiesto a favor del referéndum.
Seguidamente le solicitan, “fraternalmente, que pida al Gobierno de España, públicamente o mediante vías diplomáticas, que revise su visceralidad oposición a este referéndum reclamado por el 80 % de la población y cese sus actuaciones represivas, y así permita al Govern de Cataluña, legitimado por el Parlament, a proceder con garantías a la realización de esta consulta el próximo domingo 1 de octubre”.
En la misiva incluyen el contenido del manifiesto que hicieron público el pasado viernes 390 sacerdotes y 30 diáconos, entre los que figuran clérigos de todas las diócesis y capellanes jesuitas, claretianos, salesianos, escolapios, cistercienses, capuchinos, dominicos, carmelitas, monjes benedictinos de Montserrat y de otras órdenes religiosas.
En el manifiesto explican que apoyan la celebración del referéndum del 1-O “movidos por los valores evangélicos y humanísticos que representamos y empujados por el amor sincero al pueblo que queremos servir”.
Tras recordar que los obispos de Cataluña siempre han considerado que “conviene que sean escuchadas las legítimas aspiraciones del pueblo catalán”, los sacerdotes apoyan la celebración del referéndum el 1-O “ante la imposibilidad de pactar las condiciones para llevarlo a cabo de forma acordada”.
Los capellanes invitan “a católicos y todos los ciudadanos de Cataluña a reflexionar sobre la importancia de los actuales acontecimientos y votar en conciencia en ejercicio del derecho fundamental que tiene cualquier persona a expresar libremente sus posiciones”.
“Vista la dificultad existente de un diálogo sereno y constructivo entre todas las partes, nos hemos sentido moralmente obligados a hacer oír nuestra voz en esta hora decisiva para el futuro inmediato de Cataluña y España”, concluyen los religiosos.