La configuración de las listas de la coalición acordada el miércoles por las direcciones estatales de Partido Popular y Ciudadanos para las próximas elecciones vascas del 5 de abril provocaba este jueves una nueva tormenta interna en las filas populares al dejar una vez más en evidencia las diferencias estratégicas entre el equipo de Pablo Casado y el PP vasco que encabeza el candidato a lehendakari, Alfonso Alonso. El máximo dirigente de los populares en Euskadi es uno de los barones más críticos con la deriva derechista emprendida por Casado tras ganar las primarias de 2018, lo que le ha llevado a protagonizar distintos enfrentamientos con la dirección nacional de su partido en los últimos meses.
La última fricción se producía menos de 24 horas después de que los equipos negociadores de PP y Ciudadanos anunciaran su acuerdo para presentarse en coalición a los comicios vascos con el propio Alonso como candidato. Las que generaron el enfrentamiento fueron las declaraciones realizadas en la mañana del jueves por el el secretario general del grupo parlamentario de Ciudadanos, José María Espejo Saavedra, que en una declaración en el Congreso presumía del acuerdo alcanzado para las elecciones en Euskadi asegurando haber logrado para miembros de su partido “los puestos números dos” en las listas de Álava y Bizkaia y otros “proporcionales” a su peso territorial en la de Gipuzkoa.
Al mediodía, el PP vasco publicaba un contundente tuit rechazando ese reparto que desde Ciudadanos insistieron haber acordado con el equipo negociador de los populares –que en ningún momento lo negó– encabezado por el secretario general del PP, Teodoro García Egea. “La propuesta anunciada por Ciudadanos sobre las candidaturas para una posible coalición electoral en el País Vasco es inasumible, no guarda relación con la realidad de cada partido aquí y no forma parte de ningún acuerdo con el PP”, señalaban los populares vascos en un mensaje Twitter.
Tras conocer el tuit, el partido de Inés Arrimadas enviaba otro breve comunicado reafirmando las palabras de Espejo Saavedra y explicando que sus declaraciones se enmarcaban “en los términos concretos en que se ha cerrado el acuerdo con el equipo negociador del PP”. Fuentes del PP vasco mostraban entonces su sorpresa y molestia, aseguraban haberse enterado del reparto por el anuncio realizado por Ciudadanos e insistían en considerarlo “inaceptable”.
Génova pide “tranquilidad”
Desde la dirección nacional del PP que encabeza Casado no negaron en ningún momento haber concedido a Ciudadanos esos números dos en Bizkaia y Álava, pero explicaron que la negociación entre las dos formaciones aún no había concluido pese a haber acordado la coalición, que debe registrarse antes de las doce de la noche de este viernes. Esas fuentes recordaban que el plazo para cerrar las listas concluye el 1 de marzo y pedían a todas las partes, incluidos los populares vascos, “tranquilidad” hasta que se conozcan todos los flecos del pacto.
La falta de sintonía entre Génova 13 y el PP vasco ya se evidenció en las últimas semanas, cuando distintos sectores de la dirección popular manifestaron su deseo de encontrar un candidato alternativo a Alonso para la lehendakaritza. Especialmente contrario a su designación como candidato se manifestó en privado el sector aznarista del partido, el más conservador, del que forma parte la portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo.
Su entorno reconocía en las últimas semanas que el dirigente vasco, con quien mantuvo enfrentamientos sonados en el pasado, no era de su agrado y que ella abogaba por buscar otro aspirante que le sustituyera y sirviera como “revulsivo” a un PP vasco hundido. Se llegó a hablar entonces –y siempre por parte de dirigentes populares– de posibles cabezas de lista tan dispares como la joven diputada por Bizkaia, Beatriz Fanjul, muy cercana a Casado, o incluso la fundadora de UPyD Rosa Díez, que en la campaña de las generales del 10N llegó a pedir el voto para el líder del PP.
Pero finalmente, el anuncio oficial que hizo el lehendakari, Iñigo Urkullu, el pasado 10 de febrero convocando las elecciones para menos de dos meses después, el 5 de abril, y la falta de otra cabeza visible en el PP vasco, forzaron a Casado a elegir in extremis a Alonso, uno de los pocos barones que en las primarias apostó decididamente por la rival del hoy líder popular en el proceso interno, la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría.
Enfrentados por Vox
También apoyó a Sáenz de Santamaría el actual presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, pero a diferencia de este último, que para llegar al frente de la Junta andaluza aceptó la nueva estrategia de Casado de girar hacia la derecha abriéndose a pactar con Vox –cuyos votos fueron necesarios tanto para la investidura como para la aprobación de los Presupuestos en Andalucía– y asumiendo parte del discurso de la extrema derecha, Alonso se manifestó en todo momento en contra de mimetizarse con el partido de Santiago Abascal y exigió al líder del PP una y otra vez que volviera a la moderación. El PP vasco llegó a celebrar una convención en septiembre para tratar de marcar “perfil propio” frente a la deriva de la dirección nacional de los populares.
Pese a las evidentes discrepancias, el equipo de Casado se ha esforzado en los últimos días en tratar de restarles importancia y han asegurado una y otra vez que Alonso cuenta con “toda la confianza” de Génova 13. La gestión de la negociación con Ciudadanos para la coalición en Euskadi, en cambio, volvía a sacar a la luz los problemas de comunicación entre ambas ejecutivas.