Una conversación sobre transporte urbano en México fue el germen de un proyecto que aspira a impulsar la movilidad sostenible y a abrir las puertas al gran consumo de los coches eléctricos. ¿Cómo? Convirtiendo vehículos de combustión en eléctricos bajo un modelo basado en la reutilización. Es en lo que trabaja Ecoche, una empresa extremeña que en marzo presentará su primer prototipo y que además pretende dinamizar el entorno rural con un proyecto de educación e innovación.
“Hablando con unos amigo de la red de transportes de Colima [México] uno comentó lo bien que estaría que fueran coches eléctricos y yo les dije que lo verdaderamente bueno sería que pudiéramos transformar los coches de combustión en eléctricos, aprovechar así los que ya existían, y, cuando estuviera generalizado su uso, empezar a fabricar los nuevos”, cuenta José Milara, arquitecto del colectivo Multihabitar y principal impulsor de lo que luego se convertiría en Ecoche. Todo lo que se queda viejo en EEUU acaba en México y qué me mejor forma que evitar el residuo que reutilizarlo, pensó el arquitecto.
La conversación se producía en 2012 mientras Milara daba clases en la Universidad. A su regreso a España siguió dándole vueltas al asunto, le comentó la idea a un amigo ingeniero aeronáutico y comenzaron a preparar un proyecto para presentar al Ayuntamiento de su pueblo, Castuera. El objetivo era transformar la flota de vehículos municipales y que sirviera como ejemplo al resto de vecinos en la importancia de una movilidad sostenible.
Kits personalizados de transformación
El proyecto, sin embargo, no acababa de salir rentable. Hasta que a la vuelta de un viaje a Taiwan, donde el arquitecto habló del proyecto a una empresa con la que colaboraba y que había fabricado coches eléctricos, dieron con la fórmula: había que crear un kit de transformación en función de los modelos de vehículos en lugar de su marca y las necesidades de cada usuario.
Y así nació el equipo de Ecoche, formado ya por Milara, el coordinador de Proyectos, Mario Fernández, y el de Diseño, Manuel Gallardo. Durante todo el año pasado han estado trabajando en dos prototipos elegidos sobre los modelos más vendidos: la furgoneta Renault Kangoo y el Toyota Tata, un modelo de furgoneta pick-up, cuyo uso está muy extendido en la región. Con ellos también colaboran, Enrique Romero-Cadaval, director del departamento de Sistemas Eléctricos y Electrónicos de Potencia de la Escuela de Ingenieros Industriales de la Universidad de Extremadura y la empresa Soluciones Energéticas Renovables.
El primer prototipo estará lista en marzo y lo que han hecho ha sido sacar del vehículo todo lo que tiene que ver con la combustión: desde el motor, el tubo de escape al filtro del aire y del aceite. A lo que queda le instalan un motor eléctrico, las baterías y los controladores. Calculan que un coche nuevo de un modelo utilitario, el más extendido en la ciudad, puede costar entre 5.000 y 9.000 euros. Pero si se reutilizan todas las piezas, como por ejemplo, emplear el motor de un ascensor, el precio de convertir un vehículo de combustión en uno eléctrico puede rondar los 2.000 euros.
Vehículos limpios con el medio ambiente
“Supone un gran ahorro en gasolina o diésel, y en el mantenimiento interior, además de supone adquirir un vehículo que es limpio con el medio ambiente”, señala Milara. Su intención es fabricar kits de transformación en función de los modelos o de las necesidades de cada usuario. “No es lo mismo la autonomía que necesita un coche de una empresa de transporte que alguien que solo usa el vehículo para los desplazamientos de ciudad”, subraya. En cualquier caso, su objetivo es garantizar una autonomía mínima de 150 kilómetros.
La segunda pata de la empresa es la vertiente social por lo que ya están hablando con diferentes administraciones para plantear colaboraciones en el ámbito educativo y que, por ejemplo, los módulos de formación incluyan la enseñanza del mantenimiento de coches eléctricos. Quieren que esa formación también se extienda a los actuales profesionales para que estén capacitados en el mantenimiento y la transformación de los vehículos de combustión en unos más limpios.
“Para nosotros la colaboración es fundamental porque así ha nacido Ecoche”, subraya Milara. La idea es que la conversión de los vehículos se realice en talleres asociados lo más cerca posible a la localidad de los usuarios.