Pablo Casado ha montado una carnicería en el Congreso. Es cierto que esta es la semana en que el Gobierno se fue de viaje a Barcelona, pero se ha dicho tanto sobre el tema de Catalunya que ya casi no queda nada nuevo por contar. Cómo entonces desaprovechar el cadáver de una mujer asesinada de 26 años que aún no ha sido enterrada para insistir en la defensa de una ley aprobada con el Gobierno anterior y que el actual Gobierno ha preferido no tocar de momento.
Con el traje manchado de sangre y el cuchillo carnicero en la mano, Casado procedió a despiezar la pregunta con la que comenzó la sesión de control en el Congreso. Dio el pésame a la familia de Laura Luelmo y rápidamente se puso en faena. En política no se desperdicia nada cuando estás metido ya en la autopista que te llevará a las siguientes elecciones. Cuanto mayor es el impacto dramático de la noticia, piensa un político como el líder del PP, mayores son las posibilidades de obtener beneficios electorales. Cuanto más se escandalicen tus adversarios por tu conducta, mayores posibilidades de llamarles cómplices de hechos terribles. Lo importante es ser rápido en el manejo del cuchillo.
“Hacemos un llamamiento a todos los grupos para que no deroguen la prisión permanente revisable”, anunció el carnicero Casado al vender su oferta de cortes de vacuno. “Es la mejor fórmula para evitar la reincidencia y para que los asesinos y violadores sigan en la cárcel”. No se trataba de recordar sólo lo que ya existe legalmente, sino de hacer una venta de nuevos productos a gusto del consumidor, por la intención del PP de que se aprueben nuevos supuestos como “el asesinato con ocultación de cadáver y el asesinato después de un secuestro”. Ningún negocio puede renunciar a la innovación, tampoco en el sector del pequeño comercio.
No importa que la investigación policial del crimen de Laura Luelmo acabe de comenzar y de que el presunto asesino sólo haya declarado una vez ante la Guardia Civil, según algunas informaciones, para reconocer la autoría. Para ciertas cosas, no es necesario esperar a que la policía y la justicia realicen su trabajo. La estrategia de marketing de la carnicería de Pablo Casado tiene una trayectoria comprobada en el Partido Popular. Incluso cuenta entre sus logros haber fichado al padre de una joven asesinada cuando supo que otra persona que pasó por la misma tragedia había sido reclutada por Vox.
No hay ninguna evidencia científica que demuestre en los países donde existe la cadena perpetua que ha contribuido a reducir el número de delitos violentos. No vale el argumento de que una medida de este tipo estaría justificada si al menos permitiera salvar la vida de una sola persona. Pero los partidos tienen evidencias más que sobradas de que infundir miedo y tachar de blandos ante el crimen a los rivales políticos cuenta con numerosas ventajas potenciales.
En el tono frío que le caracteriza en el Congreso, Pedro Sánchez se limitó a decir que acabar con la cadena perpetua aprobada por el PP no está entre sus prioridades. Confirmó que no presentará ninguna iniciativa parlamentaria hasta que se pronuncie el Tribunal Constitucional, la misma táctica que empleó en su momento el PP al llegar al poder con la legalización del aborto.
Traducción: yo no lo habría aprobado, pero no tengo valor para anular esa reforma a menos que el Constitucional me eche una mano.
Para escuchar una reacción airada hubo que esperar a Ione Belarra, de Podemos, que calificó de “absolutamente infame” la publicidad de la carnicería Pablo Casado: “Es como si los vendedores de armas recomendaran vender armas cada vez que hay un asesinato. No necesitamos ni pistoleros ni prisión permanente revisable, sino políticas públicas que nos protejan antes de que nos maten”.
Sánchez sí recordó que la prisión permanente está en vigor y que por tanto no tuvo ninguna influencia –ni por tanto capacidad disuasoria– para impedir el crimen machista ocurrido en Huelva.
Como si eso importara mucho a Pablo Casado. Sus habilidades como carnicero no están pensadas para llegar al raciocinio de sus clientes, sino a las vísceras. Y en su negocio no se desperdicia nada.
El universo, según Dolors Montserrat
La portavoz parlamentaria del PP no deja de sorprender a la gente que sigue las noticias. En esta sesión de control, tuvo la oportunidad de contar dos cosas que se acomodan malamente a la realidad. Dijo que en política económica el Gobierno “abraza al comunismo y a Iglesias”. Lo que uno recuerda del comunismo en la época de la Unión Soviética no tiene mucho que ver con la gestión de las carteras de Nadia Calviño y María Jesús Montero. Por la propiedad privada y todo eso.
Montserrat ya estaba lanzada en su intento de meter veinte temas diferentes en poco más de dos minutos de intervención. Denunció que “España salió perdiendo (por Gibraltar) con el Brexit, y británicos e irlandeses salieron ganando”. Cualquiera que haya leído algún medio de comunicación británico en las últimas semanas sabrá que en el fenomenal caos que está suponiendo el proceso del Brexit los británicos no tienen la sensación de que estén ganando nada y que los irlandeses como mínimo están bastante preocupados.
La realidad tiene un aspecto muy diferente en el universo en que vive Dolors Montserrat.