Después de gastarse más de 4,5 millones de euros en las obras de rehabilitación del Congreso, pagados por Patrimonio Nacional y adjudicadas a la empresa Dragados, la vicepresidenta primera de la Cámara, Celia Villalobos, se ha descolgado ahora diciendo que se va a realizar un inventariado con las joyas histórico-artísticas que alberga el Palacio, que data de 1843, porque no existía. Según comentó a un grupo de periodistas, hay piezas, cuadros y “tesoros” –algunos descubiertos estos días con motivo de los trabajos de rehabilitación del edificio– que nunca han sido catalogados.
Las revelaciones de Villalobos causan cuanto menos sorpresa por la antigüedad del edifico. Además, la Mesa del Congreso, presidida entonces por el socialista José Bono, encargó a mediados de 2011 la tarea de realizar un inventario digitalizado del patrimonio histórico-artístico de la Cámara a la empresa de Manuel Francisco Álvarez de Velasco. El gasto derivado del expediente de tramitación se elevó a 70.800 euros.
La adjudicación se hizo por un procedimiento negociado sin publicidad y se adjudicó a Álvarez de Velasco por un importe de 35.400 euros al ser la oferta más ventajosa de las tres que se presentaron. Según se notificó entonces, la idea era editar un libro en el que se incluirían fotografías con las piezas más importantes de la colección artística parlamentaria. El libro se publicó ese mismo año y está en el archivo de publicaciones del Congreso.
No obstante, durante una conversación informal con un grupo de periodistas, Villalobos desveló que la Cámara no cuenta con un listado real completo de todo lo que alberga y que esa tarea se va a hacer ahora por primera vez. Según comentó, las obras que se están llevando a cabo estos meses han sacado a la luz algunos de los tesoros ocultos del Palacio, como la estructura de la cubierta, de una gran belleza artística, o piezas muy antiguas del mobiliario que estaban depositadas en un lamentable estado en un almacén, propiedad del Congreso, y que ella ha mandado restaurar. Pero también hay cuadros y obras de arte que adornan las salas y pasillos que nunca han sido debidamente catalogadas. Según dio a entender, esta labor la realizará la propia Cámara.
Pero durante su encuentro con los periodistas, Villalobos también adelantó que la investigación para averiguar el origen de la gotera que el pasado miércoles inundó parte del hemiciclo apunta a que se debió a la obstrucción de la bajante de una cañería a consecuencia de la acumulación de material de las obras. Pero también contó qué las pesquisas que se están llevando a cabo para saber por qué han desaparecido algunos de los orificios que dejaron los tiros de Tejero, va a llevar aparejada otra investigación de mayor calado: conocer con detalle cuantos disparos realizaron los guardias civiles aquel fatídico 23 de febrero de 1981, desde dónde se realizaron, la trayectoria que siguieron y qué ha sido de los casquillos de bala que cayeron al suelo.
Para desvelar estos misterios que según parece la historia aún no ha resuelto, Villalobos quiere que den testimonio ujieres, policías, funcionarios, periodistas y antiguos diputados, entre los que se encuentra el expresidente del Congreso, José Bono. También está dispuesta a que se visione por enésima vez las grabaciones del momento en el que la cuadrilla de Tejero comenzó a disparar en el hemiciclo.
Villalobos también ha informado que se licitará una nueva obra para restaurar la segunda planta, donde antes se encontraba el Registro del Congreso y la Secretaría General de la Cámara, que fue cerrada por completo ante el riesgo de derrumbe, desvelando que el estado semiruinoso en el que estaba pudo haber puesto en riesgo la vida de las personas. La idea es que estas nuevas obras estén acabadas para la celebración del próximo aniversario de la Constitución, el 6 de diciembre. No obstante, el Congreso no estará definitivamente libre de andamios hasta entrado el año 2014.
La guinda a sus declaraciones ante el grupo de periodistas fue saber que durante los trabajos de desescombro, los obreros se han llevado alguna que otra sorpresa, como el hallazgo de restos de animales momificados entre los techos falsos de escayola, como un gato y un perro, que debieron colarse en el histórico edificio.
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