En la sesión de ayer, el ex director general de Deportes, José Luis 'Pepote' Ballester, aseguró que fue Matas, quien “dio la instrucción” de contratar, sin publicidad y sin concurso, al arquitecto Ralph Schürmann para construir el velódromo Palma Arena y que, posteriormente, dio la “orden” de contratar, a los hermanos García-Ruíz.
En este juicio, derivado de las piezas 8 y 9 del Palma Arena, la Fiscalía y la Abogacía de la Comunidad tratan de averiguar si la contratación de los arquitectos encargados del velódromo fue irregular. A Schürmann se le contrató por 9,4 millones y al despacho de los García-Ruíz por nueve millones.
Por su lado, Matas aseguró que en su momento nadie le dijo que “el proceso fuera ilegal” y solo admitió la “responsabilidad política”. Así, se desligó de los trámites administrativos para la ejecución de la infraestructura.
De esta manera, negó ser él quien pidiese a la fundación Illesport, dirigida por Ballester, la elaboración del proyecto y que la elección de Schürmann, como primer arquitecto se llevó a cabo tras un informe presentado por el propio Ballester.
Matas se enfrenta a una pena de cárcel total de cuatro años -le piden dos años por cada pieza- por los delitos de prevaricación, fraude y falsedad documental.
A Ballester, que tiene un atenuante de colaboración con la justicia, se le imputan los mismos delitos aunque la pena es de seis meses de cárcel (sustituible por una multa de 1.000 euros)
Esta es la cuarta vez que Matas se sienta en el banquillo tras el juicio por el caso Nóos, el de los discursos escritos por el periodista Antoni Alemany y por la contratación ficticia de su mujer, Maite Areal, en el hotel Valparaiso.