El rey convoca de nuevo a consultas a los representantes de los partidos. La nueva ronda será los próximos 25 y 26 de abril. Felipe VI ya se lo ha trasladado al presidente del Congreso, Patxi López, según un comunicado de Zarzuela. López le hará llegar el listado de representantes que volverán a reunirse con el monarca y el día 22 se les comunicará oficialmente cuándo tienen que acudir a Zarzuela.
En esta ocasión, la intención del rey es “constatar”, a través de su conversación con los representantes de las fuerzas parlamentarias, si algún candidato ha conseguido aglutinar los apoyos suficientes para sacar adelante la investidura tras el fracaso de Pedro Sánchez a principios de marzo o si, por el contrario, no ha habido avances y tiene que proceder a disolver las Cortes.
Será la tercera ronda de consultas de Felipe VI con los portavoces parlamentarios. En la primera realizó el encargo de intentar formar Gobierno a Mariano Rajoy pero el presidente en funciones renunció. Zarzuela convocó de nuevo a los portavoces una semana después y, entonces, Pedro Sánchez aceptó el encargo.
Después de la primera votación fallida para el candidato socialista -el 2 de marzo- el tiempo comenzó a correr: se abrió el plazo de dos meses que establece la Constitución para que algún aspirante logre la mayoría suficiente para formar Gobierno. Ese plazo termina el 3 de mayo con la disolución de las Cortes.
Por el momento, las fuerzas políticas han constatado el fracaso de las conversaciones para sacar adelante la investidura de alguno de los aspirantes a la Moncloa. El rey ha puesto una fecha concreta para que los partidos puedan alcanzar un acuerdo in extremis antes de que se repitan las elecciones: si el 25 y el 26 de abril no le trasladan los apoyos suficientes para un candidato procederá a disolver las Cortes.
En el caso de que se produjera un acuerdo que, a día de hoy, las fuerzas políticas reconocen como “imposible”, el rey designará de nuevo a un candidato que se someta a la confianza de la Cámara. El presidente del Congreso deberá convocar un nuevo Pleno de investidura con 48 horas de margen en el que se produciría la primera votación. Si el hipotético candidato no lograra la mayoría absoluta, 48 horas después tendría lugar la segunda, en la que debería obtener mayoría simple, es decir, más síes que noes.