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Un correo de la pareja de Ayuso en la Moncloa: la zona gris en la que ha puesto el foco Lobato y va a entrar el Supremo

El líder del PSOE de Madrid, Juan Lobato.

Marcos Pinheiro

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La justicia lleva desde el 7 de mayo investigando la filtración denunciada por Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, que confesó haber defraudado 350.000 euros tras una comisión de dos millones de euros por la compraventa de mascarillas. La causa, centrada hasta el momento en el intercambio de mensajes entre los fiscales del caso y sus superiores, pondrá el foco ahora en la Moncloa. Un juez del Tribunal Supremo interrogará este viernes al líder de los socialistas madrileños, Juan Lobato, para saber cómo llegó a sus manos el correo con la confesión de González Amador.

Lobato tendrá que sentarse ese día delante del magistrado Ángel Hurtado y aclarar cuál de las versiones sobre la obtención de ese correo es la verdadera. Además, Lobato tendrá que aportar el acta notarial con los mensajes que se intercambió con Pilar Sánchez Acera, jefa de Gabinete de Óscar López, ahora ministro de Función Pública y antes el asesor principal de Pedro Sánchez en la Moncloa, y que son el origen de esta derivada del caso.

El Supremo, que cogió la causa procedente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid y abrió una investigación contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, y contra la fiscal jefa provincial de Madrid, hasta ahora solo había seguido el rastro de la filtración dentro del propio Ministerio Público. Un informe de la UCO deduce que fue la Fiscalía quien filtró la confesión de González Amador redactada por su abogado (aunque no aporta por ahora pruebas de esa conclusión) a los medios de comunicación y pide seguir investigando a García Ortiz. Pero una noticia de ABC publicada la noche del domingo ha abierto una nueva vía en la causa.

El periódico afirma que ese correo con la confesión acabó en Moncloa y se filtró desde ahí. Según la información, ese email llega desde la Fiscalía, aunque el texto no indica en qué se apoya a esa afirmación. El periódico relata que la entonces jefa de Gabinete de Óscar López en la Moncloa, Pilar Sánchez Acera, le hizo llegar el correo a Lobato para que lo exhibiera ese día en la sesión de la Asamblea de Madrid. Todo está reflejado en un intercambio de mensajes entre Lobato y Sánchez Acera de los que el líder del PSOE de Madrid hizo captura y llevó a una notaría para que levantara acta, y a los que alude ABC.

Hasta aquí, la versión del diario de Vocento y la que ha dado el propio Lobato son iguales, pero se bifurcan en este punto: el periódico asegura que Lobato expresó sus dudas sobre el origen de ese correo y se mostró reticente a usarlo. Según la información, Sánchez Acera le dijo que si él no usaba el correo, se lo iba a enviar a El Plural para que lo publicase. La conversación se produjo a primera hora del jueves 14 de marzo. A las 9.06 horas, El Plural publicó un pantallazo del correo, cuyo contenido ya había sido publicado por varios medios, como la Cadena Ser y elDiario.es.

La versión de Lobato es distinta. El líder de los socialistas madrileños asegura que mantuvo “la conversación normal antes de cada Pleno” con Sánchez Acera que, además, forma parte de la dirección regional del PSOE de Madrid. Lobato afirma que preguntó de dónde salía ese correo y que Sánchez Acera contestó que lo tenían los medios. “Cuando veo que eso viene de los medios y que está publicado, es cuando lo utilizo con normalidad”, dice Lobato. En su intervención de ese día, efectivamente, Lobato exhibe el correo en la Asamblea.

En una comparecencia este lunes Lobato fue preguntado por qué acudió al notario con los mensajes: “El objetivo era tener acreditado un seguro que nos garantizara que si nos atacaban porque nos acusaban de que la Fiscalía nos dio información, que quedara claramente acreditado, como así está, que a nosotros no nos da la Fiscalía ninguna información de nada en absoluto y que todo nos llega tanto a Pilar [Sánchez Acera] como a mí por vía de los medios de comunicación”.

Ese relato deja una zona gris con dos versiones incompatibles. Por un lado, la de ABC, que indica que Sánchez Acera, una alto cargo de Moncloa, tenía ese correo por vía de la Fiscalía y lo compartió con Lobato con la advertencia de que si no lo usaba, lo filtraría a los medios. Por otro, la de Lobato, que dijo que ese correo llegó desde los medios, que ya estaba publicado y que mantuvo una conversación normal con Sánchez Acera.

Esa discrepancia solo puede aclararla la conversación que Lobato llevó al notario: las horas de los mensajes y el contenido, en especial las alusiones a la publicación del correo en medios –si fue antes o después de que Lobato lo recibiera–. Por eso se la ha reclamado el juez Ángel Hurtado.

Este medio se ha puesto en contacto con el equipo de Lobato para pedir esos mensajes y el acta notarial que los contiene. Su equipo primero se negó a compartirlos y Lobato dijo luego en la comparecencia del lunes que no se había quedado con copia del acta notarial.

Una sospecha en medio de una guerra

La citación de Lobato como testigo para que declare en el Supremo provocó este lunes un terremoto en el PSOE de Madrid. Algunos de sus miembros piensan que acudió al notario “pensando que así tendría un blindaje” para un proceso de primarias en el que puede acabar compitiendo con el propio Óscar López. La posición de buena parte del PSM este lunes era que Lobato debía dimitir por la polémica que había generado y no tenía que acudir al Congreso Federal de Sevilla que se celebra el fin de semana.

Ese conflicto político, hasta ahora medianamente soterrado, llevó este martes por la mañana a Lobato a hacer su siguiente movimiento. Convocó de urgencia a los medios en la Asamblea de Madrid a primera hora para fijar su posición en esa guerra y contestar a quienes le reclaman un paso a un lado: “Estoy preocupado por el linchamiento de algunos dirigentes de mi partido. Si lo que se me dijo esa mañana era verdad, no veo cuál es el problema en acreditar el origen lícito de esa documentación”.

Y es aquí cuando Lobato ha sembrado hoy una sospecha donde ayer había una defensa cerrada de Moncloa: “Vista la reacción, parece como si de alguna manera se dudara de la veracidad de lo que ahí se me dijo. Yo no contemplo que sea falso, porque sería bastante grave”. Es decir: Lobato desliza que quizá ese email no llegó a Sánchez Acera desde los medios y que pudo tener otro origen “posiblemente irregular”. Lobato se ha negado a contestar preguntas tras su comparecencia.

La guerra ya es total. Lobato ha escuchado las peticiones de dimisión y ha contestado que no lo va a hacer. Este mismo martes, la portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, la exministra de Industria Reyes Maroto, reclamaba a Lobato que convocara de manera urgente una reunión extraordinaria de la ejecutiva regional de su partido y se sometiera a una cuestión de confianza. El delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, le ha reclamado explicaciones “más sólidas” sobre las “delicadas y graves” decisiones que ha adoptado en las últimas semanas y que se convoque cuanto antes la comisión de la Ejecutiva regional del PSOE.

La dirección del PSOE no se pronuncia públicamente sobre la salida de Lobato, al que en privado, sin embargo, dar por acabado políticamente. “No podemos entender que una persona se plante en un notario a registrar una conversación con un compañero. Nadie lo puede entender”, sostienen fuentes de Ferraz, que añaden que la cúpula del partido no se enfrentará abiertamente con él.

“La dirección federal no puede ni debe hacer nada. A tres días de un Congreso no tiene sentido montar una guerra, esa es mi opinión. Otra cosa es lo que digan los militantes. La dirección federal no va a hacer nada. El PSM no lo sé”, añade un alto cargo del partido.

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