La ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal ha solicitado a la Audiencia Nacional que avale la decisión del juez Manuel García-Castellón de poner fin a la investigación sobre la Operación Kitchen y de dejarla a ella y a su marido, el empresario Ignacio López del Hierro, fuera del caso, argumentando que las pesquisas en torno a la supuesta trama política están “agotadas” sin “indicios sólidos”, lo que conduciría a la conclusión de que solo fue una “operación policial”.
En un escrito, al que ha tenido acceso Europa Press, Cospedal se ha opuesto a los recursos de apelación presentados por la Fiscalía Anticorrupción, el PSOE y Podemos, que buscan que la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional revoque el auto dictado el pasado 29 de julio por el titular del Juzgado Central de Instrucción Número 6 que puso fin a la investigación sobre esta pieza separada 7 de la macrocausa Tándem.
Cospedal reclama a la Sala que confirme la decisión de García-Castellón de archivar el asunto para ella y para su marido, que llegaron a estar imputados porque el juez sospechó que pudieron haber tenido una participación “decisiva” en la captación del chofer de los Bárcenas, Sergio Ríos, como espía del operativo parapolicial con el que habrían vigilado entre 2013 y 2015 a la familia para robarle la documentación comprometedora que pudiera tener sobre el PP y sus dirigentes.
Por su parte, la Fiscalía cree que el magistrado debe seguir investigando la llamada “conexión política”, que habría dado la cobertura necesaria para que el Ministerio de Interior y la cúpula policial pudieran poner en marcha la Operación Kitchen. En este paraguas político, Anticorrupción incluía a Cospedal y apuntaba también al ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy.
Sin embargo, el abogado de Cospedal sostiene que la investigación sobre su cliente, López del Hierro y “la supuesta 'conexión política' de la presunta operación policial” está “agotada”, incidiendo en que la participación del matrimonio en el espionaje a Bárcenas es “inexistente”. Y ello porque entiende que, de las diligencias practicadas en estos años de instrucción, no se han extraído “indicios sólidos” contra la pareja. En este sentido, subraya que los únicos elementos que podrían apuntar a Cospedal y López del Hierro son los aportados por el comisario jubilado José Manuel Villarejo, que califica de “meras sospechas”.
Así, responde a los fiscales anticorrupción, que acusaron a García-Castellón de dibujar una “línea roja” para no avanzar hacia la trama política, que “no es que el juzgado 'no quiera' continuar con la investigación sobre el supuesto 'patrocinio político' de la presunta operación policial, es que no debe hacerlo, pues no hay razones jurídicas de peso para ello”.
La palabra de Villarejo
En consecuencia, la ex secretaria general del PP considera improcedente la petición del Ministerio Fiscal de seguir indagando en los cinco números de teléfono que Villarejo aportó asegurando que a través de ellos mantenía a Rajoy al corriente de Kitchen. En su escrito, Cospedal destaca que “no constan comunicaciones” entre los teléfonos que habría usado el comisario y el que pertenecería a Rajoy, razonando que el hecho de que esta última línea telefónica pertenezca al PP, o que incluso realmente fuera la del ex presidente, no demuestra “en absoluto” que ambos se comunicaran.
La ex jefa de los 'populares' esgrime que ni en este punto, ni tampoco en sus declaraciones judiciales, en las conversaciones que grababa y en los apuntes de sus agendas personales, se puede dar credibilidad a la palabra de Villarejo. “Sabido es que la declaración incriminatoria de un imputado -en este caso, del señor Villarejo- por sí sola no puede constituir prueba de cargo suficiente para enervar la presunción de inocencia”, sino que debe ser corroborada por “datos objetivos”, recalca apostillando que no es el caso.
Contactos “sociales”
Por otro lado, Cospedal coincide con el juez en definir Kitchen como una “operación policial”, es decir, restringida al ámbito del Ministerio de Interior de Jorge Fernández Díaz, de la que asegura que no tuvo conocimiento alguno. Sobre su supuesta intervención para fichar a Ríos, indica que fue el chofer quien “por propia iniciativa” acudió a Andrés Gómez Gordo -ex jefe de seguridad de Cospedal-, a quien conocía de una etapa anterior, después de que alguien de la Policía contactara con él. A partir de ahí, relata, los comisarios se comunicaron entre ellos. “¿Qué necesidad había de que López de Hierro o Cospedal estuviesen por medio? No tiene ningún sentido”, expone el escrito.
En cuanto a la relación del matrimonio con Villarejo, el escrito habla de simples contactos “sociales”. El primero en conocerle, relata, fue López del Hierro en los años 90, aunque retomaron la relación en el año 2000 tras un encuentro casual. “A partir de ese momento comenzó una relación de quedar de vez en cuando a tomar un café y ponerse al día (...). Hablaban de política, de anécdotas del mundo policial y judicial”, explica.
Villarejo, continúa, pidió a López del Hierro reunirse con Cospedal en 2009 porque tenía “información interesante sobre determinadas personas del partido político”. Ella aceptó porque en ese momento estaba “preocupada” por si el entonces Gobierno socialista estaba grabando al PP en Génova y por las filtraciones a la prensa sobre temas judiciales que afectaban al PP. Después se reunieron 3 o 4 veces más pero solo hablaron de “actualidad política y judicial”, asevera.
De esta forma, Cospedal niega que esos encuentros tuvieran como finalidad que Villarejo le diera información sobre las investigaciones judiciales de Gürtel, al tiempo que plantea “qué necesidad podría tener el Partido Popular para patrocinar o idear una supuesta operación policial (Kitchen) con el fin de sustraer una supuesta documentación del señor Bárcenas, cuando dicha documentación estuvo en la sede del propio partido durante años”.